Acá la élite se cae. Jura de guata que la postura agresiva, la sacada de chucha, es sinónimo de ganar el debate. No es así. Lo que el candidato quiere es que la gente se ponga del lado de él o ella, que se identifique con su posición. Entonces lo que sucede cuando un candidato impopular, como es el caso de Matthei, ataca al candidato popular es que no sólo no convence a nadie, sino que genera más y más rechazo. Si Matthei quería ganar adeptos, tenía que acercarse amigablemente a Bachelet para robárselos sin que ésta se diera cuenta. El robo con intimidación no funciona.
Quizás sucede lo que dice
garactus, que Matthei, sabiendo que no va a ganar la elección, se dedique a atacar a la Gordis para tratar de dejar peor parado al futuro gobierno de Bachelet. Pero eso sería raro, porque entraría en contradicción con los desesperados intentos de ganar votantes entre los religiosos.
Generación Ballero.
Alo, 