Aiako
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Un golazo con el Girondins en el Benito Villamarín ante el Betis en la UEFA de 1995 fue la primera gran obra del astro francés
Aquel día, seis de diciembre de 1995, llovió en Sevilla como si se tratara del diluvio universal. Una lluvia que arrancó en octubre y que acabó con la sequía más larga que se recuerda en Andalucía. Los sevillanos llegaron a beber el agua del Guadalquivir con los pantanos vacíos mientras Manuel Ruiz de Lopera construía, junto a Lorenzo Serra Ferrer, el mejor Betis de su historia. Aquella lluviosa tarde de diciembre el conjunto andaluz, tercero de la temporada 94-95, jugaba la tercera eliminatoria de la Copa de la UEFA ante el Girondins de Burdeos. El Betis de Alfonso, Jarni, Alexis, Vidakovic, Merino (actual entrenador), Pier, Juan Sabas y el meta Pedro Jaro entre otros había eliminado al Fenerbahçe y al Kaiserslautern donde daba sus últimas patadas a un balón el campeón del mundo Andreas Brehme.
Apareció el Girondins, que había ganado 2-0 en la ida. Con él, un futbolista que el técnico Serra ya controlaba en sus informes, fuerte y muy dotado técnicamente. Era Zinedine Zidane un joven de 23 años que rindió a buen nivel en Burdeos y que a los cuatro minutos de la vuelta en el Benito Villamarín se inventó la primera gran obra de arte de majestuosa carrera deportiva. Zidane anotó, con un zurdazo imponente, un gol desde el centro del campo bético después de un saque del portero Huard peinado por su compañero Bancarel. Había dejado de llover en Sevilla.
El hombre encargado de marcar a Zidane era Juan Merino, actual entrenador del Betis, que debutará en Primera en el Benito Villamarín este domingo ante el Madrid. “Serra, nuestro entrenador, ya me había hablado de él. Era un enganche de mucha calidad. Ni me dio tiempo a marcarlo. A los cuatro minutos nos hizo ese golazo”, recuerda Merino. “Entonces no existía la información que hay ahora de los equipos. Pero sí, sabía quién era Zidane. Nos tocó sufrir a ese pedazo de jugador”, asiente Lorenzo Serra, entrenador de ese Betis, espectador privilegiado de la obra de arte de Zidane. “Ese Girondins era muy bueno. Estaban Zidane, Dugarry o Lizarazu, futbolistas que jugaron luego en la Juventus, el Madrid, el Barcelona o el Bayern. Fueron subcampeones de la competición”, añade Serra, quien ya atisbaba en ese Zidane las cualidades que le llevaron a ser uno de los mejores jugadores del mundo. “Ya se le veía que iba a llegar muy lejos. Esa coordinación, esa técnica y esa pegada en un futbolista de cerca de 1,90 metros. Y luego era valiente”, indica Serra, quien desvela la pretensión que tuvo el Betis por intentar fichar al joven Zidane. “Nos deslumbró en la eliminatoria y hablé con don Manuel [Ruiz de Lopera] para intentar ficharlo. Recuerdo que la Juventus pagó 600 millones de pesetas por él, una cantidad que el Betis no se podía permitir. Zidane ya marcaba las diferencias sin duda y la Juventus acertó con su fichaje”, indica Serra.
Aquel día, seis de diciembre de 1995, llovió en Sevilla como si se tratara del diluvio universal. Una lluvia que arrancó en octubre y que acabó con la sequía más larga que se recuerda en Andalucía. Los sevillanos llegaron a beber el agua del Guadalquivir con los pantanos vacíos mientras Manuel Ruiz de Lopera construía, junto a Lorenzo Serra Ferrer, el mejor Betis de su historia. Aquella lluviosa tarde de diciembre el conjunto andaluz, tercero de la temporada 94-95, jugaba la tercera eliminatoria de la Copa de la UEFA ante el Girondins de Burdeos. El Betis de Alfonso, Jarni, Alexis, Vidakovic, Merino (actual entrenador), Pier, Juan Sabas y el meta Pedro Jaro entre otros había eliminado al Fenerbahçe y al Kaiserslautern donde daba sus últimas patadas a un balón el campeón del mundo Andreas Brehme.
Apareció el Girondins, que había ganado 2-0 en la ida. Con él, un futbolista que el técnico Serra ya controlaba en sus informes, fuerte y muy dotado técnicamente. Era Zinedine Zidane un joven de 23 años que rindió a buen nivel en Burdeos y que a los cuatro minutos de la vuelta en el Benito Villamarín se inventó la primera gran obra de arte de majestuosa carrera deportiva. Zidane anotó, con un zurdazo imponente, un gol desde el centro del campo bético después de un saque del portero Huard peinado por su compañero Bancarel. Había dejado de llover en Sevilla.
El hombre encargado de marcar a Zidane era Juan Merino, actual entrenador del Betis, que debutará en Primera en el Benito Villamarín este domingo ante el Madrid. “Serra, nuestro entrenador, ya me había hablado de él. Era un enganche de mucha calidad. Ni me dio tiempo a marcarlo. A los cuatro minutos nos hizo ese golazo”, recuerda Merino. “Entonces no existía la información que hay ahora de los equipos. Pero sí, sabía quién era Zidane. Nos tocó sufrir a ese pedazo de jugador”, asiente Lorenzo Serra, entrenador de ese Betis, espectador privilegiado de la obra de arte de Zidane. “Ese Girondins era muy bueno. Estaban Zidane, Dugarry o Lizarazu, futbolistas que jugaron luego en la Juventus, el Madrid, el Barcelona o el Bayern. Fueron subcampeones de la competición”, añade Serra, quien ya atisbaba en ese Zidane las cualidades que le llevaron a ser uno de los mejores jugadores del mundo. “Ya se le veía que iba a llegar muy lejos. Esa coordinación, esa técnica y esa pegada en un futbolista de cerca de 1,90 metros. Y luego era valiente”, indica Serra, quien desvela la pretensión que tuvo el Betis por intentar fichar al joven Zidane. “Nos deslumbró en la eliminatoria y hablé con don Manuel [Ruiz de Lopera] para intentar ficharlo. Recuerdo que la Juventus pagó 600 millones de pesetas por él, una cantidad que el Betis no se podía permitir. Zidane ya marcaba las diferencias sin duda y la Juventus acertó con su fichaje”, indica Serra.
zidane no fue más que nedved
, y se jura sapiente 
hijos de ESPN.
