Tengo tanto por escribir, pero un papiro por celular es lento.
Por ahora solo decir algunas cosas.
Vivir el evento en vivo es otra wea. No puedes pasarla mal, es prácticamente imposible a pesar de la calidad de algunas peleas. Ver y escuchar como cerca de 40 mil personas se vinieron abajo tras el ingreso de Becky y más aun cuando ganó, es indescriptible.
Además, por un segundo tomé conciencia de que pude ver en el ring a Angle en vivo, a pocos metros de mí. Notar que estaba frente al mismo weón que yo veía hace casi veinte años atrás en una tele chica mientras este tiraba leche desde un camión, tampoco tiene precio.
Por último, estuve en ringside, pero al final. Eso me permitió dos cosas: poder correr a la entrada para ver a Daniel Bryan a dos metros de distancia y poder "robarme" una silla conmemorativa del evento.
Digan lo que digan, el mal sabor de un evento casi ni se siente si estás en él.