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Karl Marx, como buen comunista, fue un burgués, alcohólico, putero y no trabajó nunca

La estupidez más grande de marx fue creer que la economía seguiría tal cual el la conoció en su época, mercantilismo y uso intensivo de mano de obra campesina e industrial en el trabajo....
Y mas weones los que aún hoy creen que esta wea es aplicable viendo que el desarrollo económico es algo que ni su super lider visualizó. Estos weones aún creen que el capital es un botín, que simplemente existe para ser saqueado por quien lo robe, no conocen el concepto de valor subjetivo y creación de riqueza, siguen pensando los imbéciles que existe un cofre con oro para saquear en pos de su retrógrada ideología... Por ello fracasan, siempre y sin excepción.
 
Última edición:
Respecto la prensa controlada por zurdos, cuyo fin es desinformar a la sociedad chilena.

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Bastardo hijo de puta! bien suicidado! Ya quiero mi purga comunista! que agradable ver retorcerse a los zurdos mal paridos llorando por su vida jajaja! están pidiéndolo a gritos basuras infrahumanas
 
No. Por qué Marx fallaría si hizo un diagnóstico que se utiliza hasta hoy y se enseña en las universidades del mundo. Fallaron proyectos políticos orientados en Marx, pero la historia aún no termina y me parece demasiado soberbio pensar que el mundo seguirá como en los últimos cien o menos años. Hubo un antes del capitalismo y habrá un después.

lo que hizo marx no es nada nuevo, ni tampoco es el creador...
lo que hace marx no es mas que darle un enfoque cientifico a la rebelion de los debiles, un sentir que ha existido desde la antiguedad, y que incluso tiene su simil en el cristianismo primitivo que prometia un paraiso a los pobres, esclavos, mujeres, miserables, enfermos, etc.

y tienes razon que ese sentir siempre existira en las poblaciones menos favorecidas, pero eso en ningun caso es obra de marx.
 
La estupidez más grande de marx fue creer que la economía seguiría tal cual el la conoció en su época, mercantilismo y uso intensivo de mano de obra campesina e industrial en el trabajo....
Y mas weones los que aún hoy creen que esta wea es aplicable viendo que el desarrollo económico es algo que ni su super lider visualizó. Estos weones aún creen que el capital es un botín, que simplemente existe para ser saqueado por quien lo robe, no conocen el concepto de valor subjetivo y creación de riqueza, siguen pensando los imbéciles que existe un cofre con oro para saquear en pos de su retrógrada ideología... Por ello fracasan, siempre y sin excepción.
Eso es porque el marxismo es una SECTA secular. Parafraseando a los musulmanes los marxistuchos tienen su "shahada": No hay más dios que la materia y Marx es su profeta :awesomehands: El marxismo se las da de analítico, científico y objetivo pero solo es un conjunto de creencias dogmáticas sectarias de carácter igualitarista con panfleterío estatista alrededor.
 
lo que hizo marx no es nada nuevo, ni tampoco es el creador...
lo que hace marx no es mas que darle un enfoque cientifico a la rebelion de los debiles, un sentir que ha existido desde la antiguedad, y que incluso tiene su simil en el cristianismo primitivo que prometia un paraiso a los pobres, esclavos, mujeres, miserables, enfermos, etc.

y tienes razon que ese sentir siempre existira en las poblaciones menos favorecidas, pero eso en ningun caso es obra de marx.
Incluso desde una perspectiva marxista se asume asi.Efectivamente las ideas vienen de alguna parte y pueden ser rastreadas. Marx hizo observaciones sobre el mundo que le tocó vivir y tomó sus influencias para escribir sus obras. Ahora, el marxismo entiende que la creación humana es resultado de todos aquellos que estuvieron antes, de la historia y ahí ya se empiezan a trazar diferencias con otras teorías.
 
No. Por qué Marx fallaría si hizo un diagnóstico que se utiliza hasta hoy y se enseña en las universidades del mundo. Fallaron proyectos políticos orientados en Marx, pero la historia aún no termina y me parece demasiado soberbio pensar que el mundo seguirá como en los últimos cien o menos años. Hubo un antes del capitalismo y habrá un después.
no leiste a marx entonces aweonao. el loco presagiaba un monton de cosas. y la mayoria de las cuales ya no se cumplieron porque el mundo y la economia se fueron para otro lado.
su vision podia ser medianamente defendida hasta los anios 60. pero el tipo de economia que tenemos desde los anios 70 demuestra que fallo miserablemente. te estoy hablando de weas estructurales y tecnicas que posiblemente no comprendas como el peso de la industria en el PIB
 
Incluso desde una perspectiva marxista se asume asi.Efectivamente las ideas vienen de alguna parte y pueden ser rastreadas. Marx hizo observaciones sobre el mundo que le tocó vivir y tomó sus influencias para escribir sus obras. Ahora, el marxismo entiende que la creación humana es resultado de todos aquellos que estuvieron antes, de la historia y ahí ya se empiezan a trazar diferencias con otras teorías.

eso es mierda y de nuevo digo que no lo leiste. porque marx se las daba de nostradamus y ahi radica la fuerza de sus texts porque estan planteados como verdaderas profesias bibilicas (nada raro considerando la traidicon hebraica de la cual el venia). y fallaron miserablemente.
 
eso es mierda y de nuevo digo que no lo leiste. porque marx se las daba de nostradamus y ahi radica la fuerza de sus texts porque estan planteados como verdaderas profesias bibilicas (nada raro considerando la traidicon hebraica de la cual el venia). y fallaron miserablemente.
Jajajajaja
Veo que tú no leíste, no trates de encubrir tu ignorancia.
 
Jajajajaja
Veo que tú no leíste, no trates de encubrir tu ignorancia.
que no lei idiota reculiao?
el capital entero es una profesia. parte haciendo un analisis historico callampero y luego dice que asi como hubo revoluciones burguesas contra la aristocracia, ahora vendrian las revoluciones obreras contra los burgueses.
y hace un monton de analisis equivocados (aunque creativos) sobre como el mundo iba a ser cada vez mas industrializado y tal y hace predicciones economicas totalmente erroneas en todos los puntos. incluso su misma revolucion socialista estuvo equivocada ya que el presagiaba que estallaria en los paises punteros del capitalismo (alemania o inglaterra) y al final nada de eso sucedio.

era un simple charlatan judio, algo culto y tremendamente egolatra. pero fallo en todo lo que dijo. si quieres te cito pagina por pagina y te explico como fallo estructuralmente en todo partiendo por no entender como la economia se iba a desarrollar hacia los servicios y no hacia la industria. el peso de la industria manufacturera en el PIB de las naciones avanzadas llego a un maximo en los anios 60 y desde inicios de los 70 ha comenzado a caer enormemente. todo eso demostro empiricamente que la teoria marxista estaba equivocada. hay que darle merito a marx que estuvo plenamente vigente al menos como una incognita durante 100 anios, pero ya esta totalmente obsoleta.
 
Un par de artículos sobre el juden hijo de puta de Kissel Mordechay más conocido como Karl Marx:

Por su interés y por el descubrimiento de un Karl Marx que poca gente imagina, me permito incluir el artículo escrito por Fernando Diaz Villanueva en Libertad Digital, de fecha 29/4/2010. Creo que lo que Fernando explica, rompe con la idea angelical que los progresistas tienen de uno de sus mayores héroes. Me resulta inconcebible como pueden tener todavía seguidores y gente fascinada por personajes siniestros como Marx o Engels. No tiene desperdicio ¡A disfrutar!


DERROCHÓN Y MAL PAGADOR
El Marx del que nadie habla


Por Fernando Díaz Villanueva
Libertad Digital 29/4/2010

El padre del socialismo, el hombre que dedicó su vida a liberar a la clase trabajadora de sus cadenas, el abnegado filósofo y economista, autor del ensayo que más ha influido en la historia de la humanidad, nunca tuvo un empleo. Nunca.

Karl Marx, rebautizado Carlos en España por no se sabe bien qué razones, se pasó la vida pidiendo dinero prestado para no devolverlo jamás. Fue el arquetipo elevado al cubo de lo que él denunciaba: un vago, un caradura, un ser irascible, egoísta y desalmado que vivió, literalmente, a costa de los que le rodearon durante sus 64 años de vida.

Tras el célebre retrato que John Mayall le hizo en Londres allá por 1875, algo se atisba: muestra un hombre con barba muy poblada pero anárquica, medio negra medio cana, que sube por los lados de la cara, tapando las orejas, hasta llegar al pelo, con el que se funde en un amasijo greñoso y descuidado. Aunque lleva una levita limpia bajo la que esconde la mano, el retratado no parece un sabio, sino un mendigo al que algún alma caritativa, por alguna razón difícil de explicar, ha decidido inmortalizar.

Y no, la suya no fue una pose contestataria precursora del perroflautismo contemporáneo: eso de ir hecho un guarro para hacer méritos revolucionarios no se puso de moda hasta 1968; Marx era tal cual: tenía auténtica fobia al aseo personal. Tanta, que terminaron por salirle purulentos forúnculos por todo el cuerpo: en la cara, en la espalda, en el trasero y hasta en el pene. Se quejaba amargamente de ello en sus cartas, y esperaba –escribió por las mismas fechas en que andaba componiendo la primera parte de El Capital… con el trasero hecho cisco– que la burguesía, mientras existiera, tuviera “motivos” para recordar sus forúnculos.

Su escaso apego por el aseo se juntaba con su desmesurada afición a la bebida, el tabaco y la vida nocturna. Pasaba las noches en vela discutiendo con unos y con otros para luego, ya de amanecida, recostarse sobre un sofá y dormitar todo el día. Luego, si estaba de buenas se metía en la biblioteca, donde consultaba libros y periódicos para ir apuntalando las tesis… que ya traía fabricadas de casa. Con un estilo de vida semejante, lo último que podía hacer era ganarse el pan honradamente.

La pregunta que asalta al curioso es cómo él, un simple filósofo alemán exiliado en Londres sin más patrimonio que su pluma y con una familia que mantener, pudo vivir así tantos años. Simple: pidiendo prestado y procurando, a la vez, no atender los vencimientos de pago. Gracias al inmenso archivo epistolar que se conserva, y que ha sido estudiado en infinidad de ocasiones, se calcula que Marx disfrutó de una renta media de unas 200 libras anuales, es decir, tres o cuatro veces lo que ganaban los obreros ingleses, a la sazón los mejor pagados del mundo. Traducido a las circunstancias de nuestro tiempo y lugar, estaríamos hablando de 80 ó 90.000 euros brutos al año. Y todo por no hacer casi nada. Jamás hubo de enfrentarse al mercado y satisfacer las necesidades de otros mediante el trabajo, que es lo que exige el sistema capitalista. ¿Explotación? Nada: esa es una vaina que aireó Marx tras birlar la idea a Jean-Pierre Proudhon y a Johann Rodbertus. Este último le acusó de plagio, y Engels hubo de acudir en socorro de su amo. Con éxito: de Marx se sabe mucho y del infeliz de Rodbertus, nada.

Su primera fuente de ingresos fue su propia familia, que vivía holgadamente en la ciudad alemana de Tréveris. El padre, Herschel, un competente abogado judío, se había convertido al protestantismo para prosperar en la vida e integrarse en la sociedad prusiana. La madre, Henrietta Pressburg, era holandesa, hija de un rabino y buena paridora de 8 vástagos, a los que no les faltó de nada. Por esa razón el joven Karl pudo estudiar en la universidad y convertirse luego en el perfecto ejemplar de revolucionario de salón. Nunca visitó una fábrica, un taller, ni siquiera una imprenta. En una ocasión su amigo Engels, magnate del textil con intereses mercantiles en Inglaterra, le invitó a visitar un telar de algodón, pero él, hecho a las comodidades de la ciudad y a pasar la tarde en la taberna, declinó la invitación. Parece mentira, pero es así: el emancipador del proletariado muy pocas veces vio a un proletario con sus propios ojos.

Durante años, hasta bien entrado en la edad adulta, vivió de sus padres. Recibía un estipendio periódico, que reclamaba ofuscado por carta si no le llegaba a tiempo. Al morir su padre, en 1838, tomó su parte de la herencia –la respetable cantidad de 6.000 francos de oro– y se la gastó íntegra. Lo mismo haría al fallecer Henrietta, aunque ahí tuvo que conformarse con menos, ya que había ido pidiendo anticipos a la parentela holandesa.

Finiquitada la ubre paterna, y ya de romería política por Europa, se especializó en desvalijar a los amigos y a los militantes con que iba topando por los clubes de exiliados alemanes, de donde procuraba no salir sino lo imprescindible, no fuese a ser que tuviera que aprender un nuevo idioma o integrarse en un país distinto al suyo. Por lo general, lo que pedía no lo devolvía. Buscaba las excusas más insospechadas para escaquearse; algunas de ellas ciertas, como el argumento de la numerosa prole que trajo al mundo junto a su esposa, Jenny von Westphalen.

Económicamente hablando, Jenny tampoco era manca. Hija de un barón prusiano –de ahí el von del apellido–, recibió una generosa dote al casarse y, luego, continuos préstamos de su familia. Pero los Westphalen se iban muriendo, y la fuente, consecuentemente, secándose…

Cuando en casa no había ni para comer ni forma de recurrir a los prestamistas de confianza, los Marx recurrían al mercado crediticio ordinario, es decir, al usurero de la esquina, que siempre han existido porque siempre ha habido manirrotos como el autor de El Capital. Pero incluso los auténticos profesionales del riesgo evitaban al matrimonio en los peores momentos de éste. En 1850, el casero les puso en la calle con cuatro niños y todos los muebles, que tuvieron que empeñar para liquidar las cuentas de la carnicería y la panadería. Entonces se acogieron a la beneficencia. Su pequeño hijo Guido murió aquel invierno de frío siendo un bebé.

A pesar de los contratiempos, Marx no tenía intención de cambiar. “Lleva una vida de intelectual bohemio –se lee en un informe redactado por aquellos días por la policía prusiana, que le seguía los pasos–. Pocas veces se lava, se acicala o se cambia de ropa, y a menudo está borracho. No tiene una hora estipulada para irse a la cama o levantarse por la mañana. A menudo se pasa la noche en vela y al mediodía se tumba en el sofá con la ropa puesta, donde duerme hasta la tarde. Cuando entras en la habitación de Marx, el humo y las emanaciones del tabaco hacen llorar los ojos… Todo está sucio y cubierto de polvo, y sentarse se convierte en una tarea peligrosa”. Una joya de hombre.

A Marx le salvó su amistad con el ricacho Engels, al que sangró a modo. Durante cuarenta años, el multimillonario del textil estuvo dando dinero a Marx, al principio como apoyo para que se dedicase a escribir libros y luego, a partir de 1869, ya de modo formal: le hizo beneficiario de una asignación vitalicia.

Teniendo en cuenta que, por aquellas mismas fechas, Engels se había retirado del negocio, asegurándose antes una buena pensión de jubilación, su amigo Marx se convirtió en el rentista de un rentista. Las dos mentes más preclaras del socialismo, los padres de El Capital, fueron unos rematados rentistas, figura que sólo fue posible en el siglo XIX gracias a la extraordinaria prosperidad que había forjado el capitalismo. Una paradoja y una verdad ligeramente incómoda… que no todos están dispuestos a reconocer.

https://felipebotaya.wordpress.com/2011/01/10/un-articulo-muy-interesante/


De nuevo os traigo un artículo externo muy interesante sobre Karl Marx (el personaje me puede por su desfachatez), que apareció en LIbertad Digital el pasado año, 29/4/2010, escrito por Fernando Díaz Villanueva (de nuevo y excelente). Espero que también sea una sorpresa y nos muestre un Karl Marx que los medios de comunicación nos quieren ocultar y que explica muy bien el régimen totalitario y despiadado que sus ideas ayudaron a construir para pesadilla de la humanidad. ¡A disfrutar!

MARX, INVERSOR A CORTO

Marx fue un implacable especulador en Bolsa
Lo último que los seguidores de Marx, entre los que se encuentra Jaume Roures, se esperaban es que su admirado revolucionario fuese un despiadado especulador de los que invierten a corto y se aprovechan de las alzas repentinas. Y no es una invención, lo confiesa por carta.

Marx, retrato de un burgués

2010-04-29
Libertad Digital
FERNANDO DÍAZ VILLANUEVA

Se sabe que grandes estadistas del pasado fueron aficionados a invertir en Bolsa. Algunos con muy mala fortuna como Benjamin Disraeli, primer ministro de la reina Victoria, que se arruinó durante sus años mozos cuando invirtió demasiado dinero en la burbuja de la minería de 1825. Otros, en lugar de fiarse del siempre traicionero instinto, se dejaron asesorar por especialistas. Delano Roosevelt, Wilson o Churchill tuvieron a su lado a Bernard Baruch, uno de los especuladores más famosos del siglo XX.

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BERNARD MANNES BARUCH

Pero que los presidentes de EEUU o el Reino Unido invirtiesen en Bolsa no es ninguna sorpresa. En los países anglosajones la cultura bursátil está muy consolidada desde hace siglos y no es ninguna mancha dedicar un dinerillo a las acciones. Lo que sí que es una sorpresa es saber que el padre del socialismo, el mismísimo Karl Marx, hizo sus pinitos especulativos en la Bolsa de Londres allá por la década de 1860. Y no, no es una patraña inventada por sus enemigos, sino una confesión de parte realizada en una carta que el propio Marx escribió a su patrocinador Friedrich Engels en junio de 1864.

“Vuelven a presentarse oportunidades, con ingenio y muy poco dinero es posible hacer dinero en Londres”.

Sí, es el autor de El Capital y no un desalmado tiburón de Wall Street obsesionado con hacer dinero rápido. Según parece la idea de invertir en Bolsa se la proporcionó a Marx otro socialista, su compatriota Ferdinand Lassalle, que sólo dos meses después de la correspondencia entre Marx y Engels murió tras un duelo a pistola contra un conde rumano en Ginebra por un asunto de faldas.

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FERDINAND LASALLE

Pero Engels no era el único partícipe de las cuitas bursátiles de Karl Marx. En una carta a su tío Lion Phillips ese mismo verano reconoce que ha “estado especulando, parte en fondos americanos, pero más en acciones inglesas, que están surgiendo como hongos este año (cumpliendo todo lo imaginable e inimaginable de la empresa bursátil) suben hasta un nivel poco razonable y luego, en su mayor parte, colapsan. De este modo he hecho más de 400 libras, ahora que la complejidad de la situación política invita a un mayor desafío, empezaré de nuevo. Es un tipo de operación que requiere tiempo y merece la pena asumir ciertos riesgos para aliviar al enemigo de su dinero”.

Así que lo que de verdad le gustaba al entonces cuarentón Marx era “aliviar al enemigo de su dinero” e invertir a corto aprovechándose de los títulos que suben y luego colapsan. Si, en lugar de ser un perezoso, hubiese tenido éxito en sus incursiones bursátiles quizá el mundo se hubiese librado de El Capital y, especialmente, de su subproducto más perdurable: el marxismo.

La afición de la revolucionaria pareja por las cosas de la Bolsa no era nueva. En 1852, doce años antes del verano de las 400 libras fáciles en el parqué londinense, Engels envió una carta a Marx dándole unas cuantas lecciones de cómo funcionan los mercados financieros:

“El pánico en el mercado del dinero parece haber terminado, los bonos británicos y las acciones ferroviarias están subiendo alegremente otra vez, el dinero está más fácil, la especulación está aún muy repartida en el maíz, los barcos de vapor, las minas… etc. El algodón se ha convertido en una opción muy arriesgada; a pesar de que hay una cosecha muy prometedora, los precios suben continuamente, producto de un consumo alto y de la posibilidad de una breve escasez de algodón antes de que lleguen las nuevas importaciones. De cualquier modo, no creo que esta vez la crisis venga precedida por un la clásica ola especuladora; si las circunstancias son favorables en otros aspectos, unos correos que traen malas noticias de la India, un pánico en Nueva York… pronto se podrá demostrar que muchos virtuosos ciudadanos han estado realizando todo tipo de prácticas desleales en silencio. Las malas noticias sobre los mercados copados deberían llegar pronto. Envíos masivos por barco siguen saliendo de China y la India, sin embargo los avisos no son nada fuera de lo normal. Calcuta está decididamente saturada y por aquí y por allá los vendedores nativos están quebrando. No creo que esta prosperidad se prolongue más allá de octubre o noviembre, incluso Peter Ermen se está preocupando”.

Peter Ermen era un socio de los Engels en el negocio textil que ambos compartían en Manchester. Como no podía ser de otro modo, Engels le despreciaba, refiriéndose a él en las cartas con el apodo “little bullfrog” (ranita toro), para su hermano, Godfrey Ermen, reservaba un interminable rosario de motes como “El cerdo”, “El perro” o “El pantalones cagados”. La animadversión personal no impedía que, al menos en el negocio bursátil, Peter Ermen (sin mote) se preocupase.

Marx no perseveró en la sanísima afición a invertir en Bolsa, probablemente porque carecía de olfato y prefería gastarse los fondos que le enviaban los amigos en cerveza. Pero no deja de ser chocante como el hombre que declaró la guerra al capitalismo inventándose un nuevo sistema que, según decía, habría de superarle por no se sabe bien qué inexorables leyes históricas, participase y tratase de sacar provecho de la Bolsa de Comercio, una de las instituciones que definen al capitalismo, y que sus seguidores prohibirían por ley en cuanto se hicieron con el poder. Choca aún más que, en lugar de invertir en valor, apostando por una empresa o formando una cartera estable que le reportase dividendos, se dejó llevar por la inversión a corto, quintaesencia del capitalismo piratesco que los marxistas de ayer, hoy y siempre aborrecen, o dicen aborrecer.

https://felipebotaya.wordpress.com/2011/02/21/marx-inversor-a-corto/

En resumen: Marx era un conchesumarxdre :hands:
 
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