Bourknot
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"Tuertos del hestayido" denuncian que médicos postean en el forazo mientras son atendidos.
"Muchos de los oftalmólogos han tenido malos tratos con los chiquillos, culpándolos por haber sufrido esas agresiones", relató Natalia Aravena, líder de la coordinadora que reúne a los víctimas, a Cooperativa.
La agrupación acusó falta de profesionales y despidos injustificados de funcionarios con buena valoración.
La Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular, agrupación que reúne a las centenares de personas que sufrieron daños parciales o totales en sus ojos tras ser impactadas por balines y lacrimógenas disparados por las fuerzas de seguridad durante las protestas desatadas en octubre de 2019 en Chile, denunció negligencias y precarización de las atenciones en salud en el Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO), impulsado por el Ministerio de Salud.
En conversación con Cooperativa, Natalia Aravena, coordinadora de la organización, acusó una falta de expertos, despidos injustificados de profesionales con buena valoración y malos tratos de oftalmólogos de la "UTO" -la sigla con la que se conoce a la Unidad de Trauma Ocular del Hospital Salvador-, volviendo a poner sobre el tapete el "abandono estatal" en el que aseguran estar sumidos.
"Muchos de los oftalmólogos han tenido malos tratos con los chiquillos que se han atendido con ellos, culpándolos por haber sufrido esas agresiones", relató Aravena, joven que en pleno estallido social recibió el impacto de una bomba lacrimógena en su ojo derecho y que actualmente compite por un escaño por el Distrito 13 en la Convención Constitucional.
La coordinadora añadió además que "hay solamente una psicóloga, que no da abasto para todos los casos; hay solo una terapeuta ocupacional, un protesista y había dos tecnólogas médicas que ya no están. Nos prometieron que iban a contratar un psiquiatra, pero no ha ocurrido nada".
En el caso de las dos últimas funcionarias despedidas, Aravena aseguró que ambas habían demostrado una muy buena atención hacia los pacientes del programa y que sus desvinculaciones son injustificadas.
"Nosotros esperamos que se hagan cargo de todo lo que ha sido dañado en nuestras vidas producto del trauma ocular, porque para ellos esto es solamente una lesión física, pero no es solo eso: ha sido un daño mucho mayor, que además lleva todo un estigma social. Muchas personas nos maltratan por haber sufrido un ojo", enfatizó la joven.
"Muchos de los oftalmólogos han tenido malos tratos con los chiquillos, culpándolos por haber sufrido esas agresiones", relató Natalia Aravena, líder de la coordinadora que reúne a los víctimas, a Cooperativa.
La agrupación acusó falta de profesionales y despidos injustificados de funcionarios con buena valoración.
La Coordinadora de Víctimas de Trauma Ocular, agrupación que reúne a las centenares de personas que sufrieron daños parciales o totales en sus ojos tras ser impactadas por balines y lacrimógenas disparados por las fuerzas de seguridad durante las protestas desatadas en octubre de 2019 en Chile, denunció negligencias y precarización de las atenciones en salud en el Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO), impulsado por el Ministerio de Salud.
En conversación con Cooperativa, Natalia Aravena, coordinadora de la organización, acusó una falta de expertos, despidos injustificados de profesionales con buena valoración y malos tratos de oftalmólogos de la "UTO" -la sigla con la que se conoce a la Unidad de Trauma Ocular del Hospital Salvador-, volviendo a poner sobre el tapete el "abandono estatal" en el que aseguran estar sumidos.
"Muchos de los oftalmólogos han tenido malos tratos con los chiquillos que se han atendido con ellos, culpándolos por haber sufrido esas agresiones", relató Aravena, joven que en pleno estallido social recibió el impacto de una bomba lacrimógena en su ojo derecho y que actualmente compite por un escaño por el Distrito 13 en la Convención Constitucional.
La coordinadora añadió además que "hay solamente una psicóloga, que no da abasto para todos los casos; hay solo una terapeuta ocupacional, un protesista y había dos tecnólogas médicas que ya no están. Nos prometieron que iban a contratar un psiquiatra, pero no ha ocurrido nada".
En el caso de las dos últimas funcionarias despedidas, Aravena aseguró que ambas habían demostrado una muy buena atención hacia los pacientes del programa y que sus desvinculaciones son injustificadas.
"Nosotros esperamos que se hagan cargo de todo lo que ha sido dañado en nuestras vidas producto del trauma ocular, porque para ellos esto es solamente una lesión física, pero no es solo eso: ha sido un daño mucho mayor, que además lleva todo un estigma social. Muchas personas nos maltratan por haber sufrido un ojo", enfatizó la joven.
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