Los virus SIEMPRE MUTAN. No entiendo la manía de la prensa de presentar esto como si fuera una anomalía alienígena.
Precisamente se trata de eso. La ignorancia del vulgo respecto de lo que dices parece asombroso a un letrado, pero eso no implica no abordar por qué de produce; por qué nos sorprendemos de la imprecisión de ciertas ciencias donde habíamos depositado nuestras esperanzas de estabilidad en el mundo.
No, no es una anomalía, es cotidiano que lo virus muten. Sin embargo, nos sorprende y nos abisma lo enclenque que es nuestro pseudo control de la naturaleza.
Y es que la cotidianeidad de la ciencia (su premisa de metodos provisorios, verdades provisorias), no es precisamente lo que esperabamos de ella (que nos ordenara el mundo y lo hiciese lo más previsible posible).
Por qué llegamos a centrar esas esperanzas en la ciencia; por qué no nos conformamos con su muy humilde espectro. La respuesta está en la tecnología y su inmediatez. Es la tecnología la que creó la fatamorgana del control de la naturaleza.
Hoy muchas ciencias aparecen como lo que son y no queríamos que fueran: métodos que como mucho nos alejan del error, pero no nos acercan a la verdad en absoluto.
El mensaje es dejar de poner, especialmente, en la ciencia médica (y en los médicos) las esperanza de un cosmos, porque nos muestran todo lo contrario: la falta de orden en sí y la aleatoriedad como norma cotidiana.
Entonces por qué el vulgo no sabe que los virus mutan permanentemente. Es simple ignorancia? No, el mundo está narcotizado por la tecnologia, por una constante (y aparente) disminución del dolor en la vida. La pregunta verdadera pregunta es por qué no se quiere aceptar que la previsión del mundo que creíamos tener no es tal, que es falsa. La respuesta es obvia: somos adictos a la ausencia de dolor.
Al menos la pandemia ha hecho algo positivo con muchas ciencias: las ha puesto en su lugar, en su humilde lugar, pues pese a que deseemos que nos prediga el mundo, no sucederá.