La masacre de Mariupol de Putin es uno de los peores crímenes de guerra del siglo XXI
La Batalla de Mariupol ha terminado y Rusia está ocupada proclamando la liberación de la ciudad. En realidad, Mariupol ha sido asesinado. Esta antigua metrópolis bulliciosa de casi medio millón de personas ahora se encuentra al borde de la extinción, golpeada hasta la sumisión por una feroz campaña de aniquilación rusa. Los aproximadamente 100.000 residentes restantes de Mariupol se ven reducidos a vivir entre los escombros sin medicinas, agua corriente ni electricidad.
Con Rusia en control de la ciudad, no hay forma de conocer el número final de muertos o evaluar la verdadera magnitud de la catástrofe que ha caído sobre Mariupol. Durante las últimas semanas de los combates, el alcalde de Mariupol, Vadim Boychenko, estimó que habían muerto más de 20.000 civiles y señaló que esto era el doble de la cantidad de muertes registradas en los dos años de ocupación nazi de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. “Putin es un mal mayor que Hitler y debemos detenerlo”, comentó Boychenko.
Las audiencias globales se han acostumbrado a las escenas apocalípticas en Mariupol y ya no se sorprenden por la destrucción de una ciudad entera. Para comprender el alcance total del crimen de Putin, es vital recordar a Mariupol como era antes del estallido de la guerra.
Mariupol siempre fue una ciudad especial con una población diversa que incluía una gran comunidad étnica griega. Situado en el mar de Azov, en el sur de Ucrania, era cálido y soleado la mayor parte del año. Aunque el aire estaba denso debido a la industria pesada ubicada en el corazón de Mariupol, los residentes locales tendían a estar orgullosos de su ciudad y eran ferozmente leales.
La guerra llegó por primera vez a Mariupol en la primavera de 2014 cuando Moscú intentó tomar el control de la región circundante de Donbas durante las etapas iniciales del conflicto en curso de ocho años entre Rusia y Ucrania. La ciudad fue tomada por las fuerzas rusas, pero esta ocupación resultó afortunadamente breve.
Después de la liberación, Mariupol ganó importancia como la ciudad más grande de Donbas que aún estaba bajo control ucraniano. Ubicada a solo unos kilómetros de la línea del frente del conflicto latente con Rusia, se convirtió en un foco administrativo y económico, así como en un escaparate de los niveles de vida más altos y las mayores libertades personales que ofrece Ucrania.
Mientras las regiones del este de Ucrania bajo la ocupación rusa se marchitaban y estancaban, Mariupol florecía. Esta ciudad era un espejo que contrastaba con la atrofia de las partes del Donbás controladas por los rusos. Después de 2014, Mariupol dio la bienvenida a una nueva y brillante oficina de interacción gubernamental donde las personas podían ir a casarse y registrar nacimientos sin la sofocante y corrupta burocracia al viejo estilo por la que Ucrania solía ser famosa. Aparecieron cafeterías y bares hipster por toda la ciudad, junto con elegantes espacios de trabajo conjunto y centros de TI. Una nueva carretera unía la ciudad con las regiones vecinas del sur de Ucrania.
Mariupol también se benefició de las exitosas reformas de descentralización de Ucrania. El movimiento para dar a las comunidades locales más voz sobre cómo viven sus vidas y gastan sus presupuestos creó una competencia política genuina entre las personas que querían servir a sus comunidades y no solo saquearlas. Esto fue sorprendentemente diferente al modelo autoritario de paternalismo promovido en Rusia y el este de Ucrania ocupado por Rusia.
Aunque casi todos los edificios de Mariupol han sido demolidos hasta los cimientos, son las personas las que realmente importan. Las historias personales de los residentes de Mariupol merecen ser escuchadas.
Por casualidad, recientemente conocí a algunos refugiados que lograron salir de la ciudad. Junto con un amigo, ayudamos a una familia de tres durante la última etapa de su viaje de 1200 km hasta un refugio temporal en el oeste de Ucrania. La madre explicó cómo había escapado de Mariupol con su hija de 12 años y su hijo de 11 años. Habían cruzado Ucrania juntos, llevando consigo sus pocas posesiones más preciadas, incluidos íconos religiosos y un osito de peluche favorito.
Estos sobrevivientes usaron la sola palabra “infierno” cuando intentaban describir lo que habían vivido en Mariupol. Una vez que llegaron a su alojamiento y completaron el proceso de registro, la madre se dio cuenta de que finalmente había puesto a salvo a sus hijos. Superada por la emoción, dejó escapar algunas lágrimas antes de recuperar la compostura. Escenas similares se han repetido innumerables veces en los últimos meses. Esto está sucediendo en Europa en 2022.
Aquellos que lograron salir de Mariupol a salvo derramaron lágrimas de alivio por su supervivencia y lágrimas de dolor por aquellos que dejaron atrás. También están de luto por la muerte de su ciudad natal. El Mariupol que ahora ven en sus pantallas de televisión es una escena del crimen donde se han extinguido decenas de miles de vidas civiles.
Este no es el Mariupol que recuerdan los sobrevivientes. Sus recuerdos son de un lugar hermoso y vibrante con un fuerte sentido de comunidad donde las familias trabajaron duro para construir sus sueños. Como ubicación de una de las acerías más grandes de Europa, la ciudad era el hogar de algunas personas muy duras que habitualmente realizaban trabajos peligrosos y merecían ser respetadas. Esta dureza tradicional fue una de las razones por las que Mariupol se defendió con tanta valentía, a pesar del terror ruso desatado sobre ella.
La máquina de propaganda del Kremlin ahora está intentando retratar la destrucción de Mariupol como una victoria rusa. En cambio, la larga defensa de Mariupol contra las abrumadoras probabilidades debe recordarse como un poderoso ejemplo del heroísmo ucraniano que ha capturado la imaginación del mundo.
Las tropas ucranianas que controlaron el vasto complejo industrial de Azovstal durante meses lo hicieron sabiendo que se enfrentaban a una muerte o cautiverio casi seguro. Siguieron luchando de todos modos, con la seguridad de saber que su posición estaba inmovilizando a unidades enteras del ejército ruso que, de lo contrario, se desatarían en otras partes de Ucrania.
Mariupol también debe ser recordado como uno de los peores crímenes contra la humanidad del siglo XXI. Las atrocidades cometidas por las tropas rusas en toda Ucrania han horrorizado al público mundial y han provocado una investigación internacional de crímenes de guerra junto con acusaciones de genocidio. Incluso en este sombrío contexto, Mariupol se destaca. Putin ordenó la destrucción de la ciudad a pesar de saber que cientos de miles de civiles no podían huir.
La naturaleza calculada del ataque se hizo más evidente de inmediato en el bombardeo selectivo del Teatro Dramático Mariupol, que estaba siendo utilizado como refugio improvisado por más de 1.000 civiles. A pesar de las grandes letras colocadas en el suelo fuera del teatro que deletreaban la palabra "NIÑOS", Rusia golpeó el edificio con una explosión devastadora y deliberada. Las estimaciones actuales indican que alrededor de 600 civiles murieron solo en ese ataque.
Mariupol fue destruido para enviar un mensaje escalofriante a todos los ucranianos sobre el destino que le espera a cualquiera que rechace la invitación de Putin para unirse al llamado “Mundo Ruso”. El hecho de que Mariupol fuera una ciudad mayoritariamente de habla rusa que tradicionalmente había respaldado a las fuerzas políticas pro-Kremlin solo parece haber endurecido la determinación de Putin de castigar a la ciudad por su desafío.
Después de Mariupol, no puede haber más ilusiones sobre la posibilidad de un compromiso de paz con Putin. Una ciudad que alguna vez estuvo marcada por los olores de la industria pesada y la brisa marina ahora está envuelta en el hedor de los cuerpos en descomposición atrapados bajo los escombros. A menos que Putin sea derrotado de manera decisiva, más pueblos y ciudades de Ucrania sufrirán el mismo destino. La próxima ciudad en línea para tal devastación es Severodonetsk en el Óblast de Luhansk. Otros seguramente seguirán. Después de Mariupol, ningún líder europeo puede afirmar que no fue advertido.
Paul Niland es el fundador de Lifeline Ucrania.
The Russian destruction of Mariupol ranks among the gravest crimes against humanity of the twenty-first century and sends a clear message to the international community that can be no compromise peace with Putin.
www.atlanticcouncil.org
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