Hoy en día prácticamente CUALQUIERA que desde ya comience a perfilar una campaña con los totems mano-dura-delincuencia, cierre de fronteras, expulsión de inmigrantes irregulares y devolución de asistencia estatal al chileno gris tiene el voto ASEGURADO, y da lo mismo la tienda política a excepción de un comunista de mierda.
EL estallido fecal debe usarse como paradigma de la destrucción institucionalizada de los valores y símbolos nacionales llevados adelante por un puñado de pendejos acomodados y engrupidos con Gramsci, un grupo político que se sirvió de la violencia para llegar al poder, a caballo de las demandas sociales. La delincuencia desatada de hoy, los múltiples hechos de sangre, la corruptela espantosa existente en la adminstración pública, la estupidez de muchos ministros y subsecretarios, la ineptitud en escenarios de catástrofe..., una enorme batería comunicacional que ya da por pavimentada la carrera presidencial a cualquiera que sepa usarla. El voto es emocional, la razón sólo existe en los maquinadores polìticos detrás de las candidaturas, los "viejos macucos" de siempre que se saben al dedillo todos los intrìgulis de la chuchoca política.
Ser presidente de Chile significa representar a un papá protector ante desastres y ante los matones del barrio, cuidar el cerco e imponer orden y austeridad fiscal, como los papás o mamás grises que ahorraban peso a peso para ampliar la casa o para una buena Navidad. Ser presidente de Chile significa saber que durante tu gobierno vas a tener que asumir (al menos dos de estos hechos) un terremoto, una inundación, incendios masivos, porrazos económicos, mojadas de oreja de paises del barrio, y algunos conatos revolucionarios.
No veo al Jamones en esta parada, al menos no ahora. Le falta barro a este cabro.