Hace casi dos semanas murió mi amiga, compañera y cuidadora de mis niños, mi perrita Chiripa, era una Labrador, muy leal una compañera de juegos de mis hijos. Dejó solo hermosos recuerdos como cuando cuidaba que nadie se acercara a mi hijo menor aún cuando el, como niño de 3 años le había dejado a ella un ojito irrtado por meterle el dedo, ella no le hizo nada. Ella lo acompañaba a dormirse ya que mi hijo tenía miedo a la oscuridad, cuando els e dormía ella se iba a su cama. En cada cumpleaños, en cada asado ella tenía su pedazo de torta o carne, en navidad su regalo. Como se daba cuenta de cada acontecimiento que en una navidad olvidé comprarle algo y cuando llegó el momento de abrir los regalos y como ella no tenía nada inmediatamente se fué a un rincón, así como si se hubiese sentido, al día siguiente le compré un jugete y ella feliz.
Sería largo de contar las habilidades y anécdotas que ella protagonizó, por eso es difícil superar la muerte de una mascota, es más si esta se consideraba más que una mascota. Ella murió debido a un tumor, la veterinario le había dado sólo unos días de vida, pero en base a alimentos sanos ella vivió tres meses más y una madrugada de domingo murió, yo la tenía al lado de mi cama ya que cuando uno estaba enfermo ella siempre nos acompañaba al lado por lo que me pareció que en su estado lo mínimo era cuidar de ella en lo máximo. Cada vez que la recuerdo se me hace un nudo en la garganta.
salio toda mi familia a ver que pasaba peo mi perrito se me murio alli dejo dejo de agonizar, me sentia re mal con culpa hasta el dia de hoy de no haberle dado una muerte digna
