Es una mezcla, creo yo pero de a poco avanzando hacia Orwell, con un poco de Bradbury para sazonar. Entre la Policía del Pensamiento que funa y persigue a cualquiera que no comulgue con los postulados de turno, los intentos de censura y reescritura de la historia para que sea acorde al relato (aló, Taradit?), las hordas que fuerzan lo políticamente correcto en el arte y la prensa que, por un lado te dice que los que están quemando medio Chile son manifestantes pacíficos y por otro lado te hablan sobre como Alexis Sánchez pasea a sus perros durante la cuarentena...