fpe_alvarez
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El gastado camino de la protesta callejera
La menor convocatoria de la marcha de ayer, y los desmanes que ocasionó en el centro de Santiago, confirman la futilidad de persistir en una estrategia agotada.
SI LAS 80 mil personas que marcharon hace dos semanas pidiendo cambios en la educación superior fueron la encarnación -como aseguraron los organizadores de esa protesta, entre otros- de un profundo malestar que cruza a la sociedad chilena por distintas causas, entonces debe entenderse que los 30 mil que marcharon ayer en torno a las mismas banderas representaron una sustancial mejoría en esa percepción. Con más probabilidad, reflejaron la pérdida de ímpetu de un movimiento estudiantil que se ha ido agotando en marchas callejeras y en una agenda dispersa en una amplia gama de temas, así como la fragilidad de una lectura del ánimo social hecha a partir de pocas variables.
Pero sobre todo, la menor convocatoria de ayer, y el hecho de que la protesta estudiantil derivara nuevamente en desmanes en el centro de Santiago -con un carabinero gravemente herido-, confirman la futilidad de persistir en una estrategia que confunde la validez de sus reclamos con la solidez de sus argumentos, y que entiende la marcha callejera como principal fuente de legitimidad. De hecho, la protesta fue convocada a pesar de que la Confech aún espera la respuesta del Consejo de Rectores al protocolo de acuerdo que le plantearon este martes. Además, al ignorar el recorrido autorizado para la marcha y optar por otro definido por ellos mismos, los manifestantes mostraron intransigencia y ratificaron que anteponen sus demandas al respeto a las atribuciones legales de la autoridad y los derechos de la mayoría.
Con sus protestas, los estudiantes universitarios han logrado poner a la educación superior en el centro del debate, adelantándose a un gobierno que, pese a haber declarado que éste sería el año de la educación superior, se dejó sorprender. Hoy se discuten con sentido de urgencia asuntos clave en materia de acceso y financiamiento de créditos estudiantiles, entre otros. Sin embargo, los universitarios equivocan el diagnóstico de los principales problemas de la educación, y de las posibles soluciones, en forma muy parecida a lo ocurrido en 2007, cuando los secundarios y otros actores apuntaron al lucro de los sostenedores de colegios como hoy se apunta al lucro en la educación superior. Además, al incorporar a sus demandas exigencias que salen completamente del ámbito estudiantil, como la convocación de una asamblea constituyente o la nacionalización de los recursos naturales, politizan, ideologizan y radicalizan un movimiento con el que se hace cada vez más difícil establecer un diálogo constructivo. Los jóvenes deben entender que, en momentos en que el gobierno ha puesto sobre la mesa una propuesta y los establecimientos de educación superior se integran a grupos de trabajo para discutirlas, mantener una postura intransigente sólo conducirá a su aislamiento.
Ni ese discurso ni esa forma de plantear exigencias están a la altura de lo que Chile tiene derecho a esperar de la actual generación de jóvenes universitarios. Es posible afirmar que el país nunca antes había contado con un contingente humano tan nutrido, tan preparado ni con tanto potencial para enfrentar los desafíos del corto y mediano plazo. Su participación en la discusión y definición de la agenda pública no sólo es bienvenida, sino indispensable. Pero ella debe hacerse por cauces más constructivos y con mejores argumentos que los que han mostrado hasta ahora si espera ser un real aporte en la búsqueda de soluciones y hacer justicia a las aspiraciones de los estudiantes.
FUENTE
Dirigentes estudiantiles se abren a bajar tomas desde próxima semana
Los estudiantes discutirán hoy en Concepción desocupar los recintos, sin suspender las movilizaciones, para evitar un mayor desgaste.
Desgaste. Esa es la palabra que se repite entre los estudiantes movilizados y que refleja parte de la situación que viven por estos días. Así lo reconocen algunos dirigentes de las federaciones estudiantiles, quienes señalaron que las tomas, que en algunos planteles se acercan a los dos meses, han provocado un agotamiento natural entre el estudiantado. "Hay un desgaste importante, pero también hay una convicción mucho más importante de seguir adelante", dijo Camila Vallejo, presidenta de la Fech. Algo similar señaló Camilo Ballesteros, presidente de la Feusach, en Canal 24 Horas: "Es importante reconocer que hay cierto desgaste, porque es parte del movimiento".
Respecto de la posibilidad de bajar las tomas, petición realizada por el Consejo de Rectores, Ballesteros señaló que "eso lo tendrá que discutir cada espacio (plantel). Es una de las cosas que ellos plantean (Cruch), que la toma también les afecta y me parece correcto que en cada casa de estudio en que se esté utilizando, se discuta y se vea la posibilidad de bajarla".
En ese sentido, el secretario general de la Federación de Estudiantes de la U. de Valparaíso, sede Santiago, Juan Carlos Godoy expresó que "es evidente que la toma de una universidad desgasta energía y desgasta la participación. Entonces, uno tiene que comenzar a evaluar lo que significa mantenerla". El dirigente fue más allá y agregó que "las tomas lo que hacen es cerrar los espacios a la comunidad universitaria, cierran los espacios, incluso hacia sus propios compañeros, entonces, progresivamente, la toma va alejando al estudiante y, finalmente, permite la desconexión y la descoordinación". .......
FUENTE
Marcha reduce convocatoria y tiene su jornada más violenta
La cuarta manifestación estudiantil por la Alameda concluyó con 70 detenidos, según Carabineros. Policía quedó con quemaduras graves por artefacto incendiario.
FUENTE
Este movimiento se cae a pedazos.
Arruinaron justas demandas con otras absurdas, por culpa de la mala influencia comunista.
Fue cuestión de que el gobierno nunca los tomara en serio y tratar como correspondía el tema (con los rectores de universidades) y la ciudadanía comenzó a ver cómo la violencia generaba cientos de millones en destrucción, para rematar finalmente con un carabinero quemado. Para los que saben un poco de historia, es el epílogo anunciado cuando se tiene a comunistas al mando, Vallejo y -sobre todo- JAIME GAJARDO, que maneja el movimiento a su antojo y tratando de cumplir sus propios fines partidistas, incitando a la violencia y negando descaradamente las consecuencias de las marchas que él mismo convoca. Ha sido esa misma intransigencia y sus demandas irreales (no existe ninguna posibilidad de tomarlas en serio) lo que ha estancado el avance de las soluciones, y como ya sucedió en el pasado, los comunistas empiezan a cavar su propia tumba. Quizás el partido comunista vio la posibilidad de resurgir, de manejar la mente débil del estudiante, olvidando que su doctrina está muerta, que a fin de cuentas terminará cayendo por su propio peso, como sucedió en los gobiernos de Gonzalez Videla y nuevamente con Allende.
La menor convocatoria de la marcha de ayer, y los desmanes que ocasionó en el centro de Santiago, confirman la futilidad de persistir en una estrategia agotada.
SI LAS 80 mil personas que marcharon hace dos semanas pidiendo cambios en la educación superior fueron la encarnación -como aseguraron los organizadores de esa protesta, entre otros- de un profundo malestar que cruza a la sociedad chilena por distintas causas, entonces debe entenderse que los 30 mil que marcharon ayer en torno a las mismas banderas representaron una sustancial mejoría en esa percepción. Con más probabilidad, reflejaron la pérdida de ímpetu de un movimiento estudiantil que se ha ido agotando en marchas callejeras y en una agenda dispersa en una amplia gama de temas, así como la fragilidad de una lectura del ánimo social hecha a partir de pocas variables.
Pero sobre todo, la menor convocatoria de ayer, y el hecho de que la protesta estudiantil derivara nuevamente en desmanes en el centro de Santiago -con un carabinero gravemente herido-, confirman la futilidad de persistir en una estrategia que confunde la validez de sus reclamos con la solidez de sus argumentos, y que entiende la marcha callejera como principal fuente de legitimidad. De hecho, la protesta fue convocada a pesar de que la Confech aún espera la respuesta del Consejo de Rectores al protocolo de acuerdo que le plantearon este martes. Además, al ignorar el recorrido autorizado para la marcha y optar por otro definido por ellos mismos, los manifestantes mostraron intransigencia y ratificaron que anteponen sus demandas al respeto a las atribuciones legales de la autoridad y los derechos de la mayoría.
Con sus protestas, los estudiantes universitarios han logrado poner a la educación superior en el centro del debate, adelantándose a un gobierno que, pese a haber declarado que éste sería el año de la educación superior, se dejó sorprender. Hoy se discuten con sentido de urgencia asuntos clave en materia de acceso y financiamiento de créditos estudiantiles, entre otros. Sin embargo, los universitarios equivocan el diagnóstico de los principales problemas de la educación, y de las posibles soluciones, en forma muy parecida a lo ocurrido en 2007, cuando los secundarios y otros actores apuntaron al lucro de los sostenedores de colegios como hoy se apunta al lucro en la educación superior. Además, al incorporar a sus demandas exigencias que salen completamente del ámbito estudiantil, como la convocación de una asamblea constituyente o la nacionalización de los recursos naturales, politizan, ideologizan y radicalizan un movimiento con el que se hace cada vez más difícil establecer un diálogo constructivo. Los jóvenes deben entender que, en momentos en que el gobierno ha puesto sobre la mesa una propuesta y los establecimientos de educación superior se integran a grupos de trabajo para discutirlas, mantener una postura intransigente sólo conducirá a su aislamiento.
Ni ese discurso ni esa forma de plantear exigencias están a la altura de lo que Chile tiene derecho a esperar de la actual generación de jóvenes universitarios. Es posible afirmar que el país nunca antes había contado con un contingente humano tan nutrido, tan preparado ni con tanto potencial para enfrentar los desafíos del corto y mediano plazo. Su participación en la discusión y definición de la agenda pública no sólo es bienvenida, sino indispensable. Pero ella debe hacerse por cauces más constructivos y con mejores argumentos que los que han mostrado hasta ahora si espera ser un real aporte en la búsqueda de soluciones y hacer justicia a las aspiraciones de los estudiantes.
FUENTE
Dirigentes estudiantiles se abren a bajar tomas desde próxima semana
Los estudiantes discutirán hoy en Concepción desocupar los recintos, sin suspender las movilizaciones, para evitar un mayor desgaste.
Desgaste. Esa es la palabra que se repite entre los estudiantes movilizados y que refleja parte de la situación que viven por estos días. Así lo reconocen algunos dirigentes de las federaciones estudiantiles, quienes señalaron que las tomas, que en algunos planteles se acercan a los dos meses, han provocado un agotamiento natural entre el estudiantado. "Hay un desgaste importante, pero también hay una convicción mucho más importante de seguir adelante", dijo Camila Vallejo, presidenta de la Fech. Algo similar señaló Camilo Ballesteros, presidente de la Feusach, en Canal 24 Horas: "Es importante reconocer que hay cierto desgaste, porque es parte del movimiento".
Respecto de la posibilidad de bajar las tomas, petición realizada por el Consejo de Rectores, Ballesteros señaló que "eso lo tendrá que discutir cada espacio (plantel). Es una de las cosas que ellos plantean (Cruch), que la toma también les afecta y me parece correcto que en cada casa de estudio en que se esté utilizando, se discuta y se vea la posibilidad de bajarla".
En ese sentido, el secretario general de la Federación de Estudiantes de la U. de Valparaíso, sede Santiago, Juan Carlos Godoy expresó que "es evidente que la toma de una universidad desgasta energía y desgasta la participación. Entonces, uno tiene que comenzar a evaluar lo que significa mantenerla". El dirigente fue más allá y agregó que "las tomas lo que hacen es cerrar los espacios a la comunidad universitaria, cierran los espacios, incluso hacia sus propios compañeros, entonces, progresivamente, la toma va alejando al estudiante y, finalmente, permite la desconexión y la descoordinación". .......
FUENTE
Marcha reduce convocatoria y tiene su jornada más violenta
La cuarta manifestación estudiantil por la Alameda concluyó con 70 detenidos, según Carabineros. Policía quedó con quemaduras graves por artefacto incendiario.
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Este movimiento se cae a pedazos.
Arruinaron justas demandas con otras absurdas, por culpa de la mala influencia comunista.
Fue cuestión de que el gobierno nunca los tomara en serio y tratar como correspondía el tema (con los rectores de universidades) y la ciudadanía comenzó a ver cómo la violencia generaba cientos de millones en destrucción, para rematar finalmente con un carabinero quemado. Para los que saben un poco de historia, es el epílogo anunciado cuando se tiene a comunistas al mando, Vallejo y -sobre todo- JAIME GAJARDO, que maneja el movimiento a su antojo y tratando de cumplir sus propios fines partidistas, incitando a la violencia y negando descaradamente las consecuencias de las marchas que él mismo convoca. Ha sido esa misma intransigencia y sus demandas irreales (no existe ninguna posibilidad de tomarlas en serio) lo que ha estancado el avance de las soluciones, y como ya sucedió en el pasado, los comunistas empiezan a cavar su propia tumba. Quizás el partido comunista vio la posibilidad de resurgir, de manejar la mente débil del estudiante, olvidando que su doctrina está muerta, que a fin de cuentas terminará cayendo por su propio peso, como sucedió en los gobiernos de Gonzalez Videla y nuevamente con Allende.