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¿Se han acostado con alguien por caridad?

pero se murió la pelá o se va a morir?

No leí tu papiro :emotidance:
 



Fui hacia el vehiculo y puse una suave música ambiental. Ayude a Clo a incorporarse, tome sus manos y atraje hacia mi a esta hermosa y delicada muñeca. La estreche fuertemente entre mis brazos y sin aviso, la besé larga, húmeda y apasionadamente. Recuerdo que podía notar su suave cuerpo convulsionar y apretarse al mío, notaba sus pechos excitados y como a cada segundo podía entrar en contacto cada vez más íntimo con su grácil, jovial y delgada figura, este acercamiento hacia que ella levantara su cara y echara la cabeza hacia atrás y con un ahogado gemido dejo expuesto un hermoso y largo cuello, sin dudas, la delicia de cualquier vampirito, pero este era solo mío. Inicie un lujurioso y escandaloso beso, mientras recorría su boca, descendía con mis labios por su cuello, ella se mantenía de pie inmóvil, emitiendo desbocados y pequeños gemidos. Con cada arremetida de mis gruesos labios, ella se aferraba cada vez más fuerte a mí. Sin aviso y con violencia la solté e hice girar su cuerpo hasta que ella quedo de espaldas a mi y de nuevo, la volví a abrazar y de pie la apoye sobre el capot del jeep rodeando su breve cintura con mis manos mientras la besaba de espaldas podía sentir la presión de mi miembro recorrer su cuerpo y yo podía notar como lentamente ella se frotaba contra el, con un movimiento rítmico. Continúe con más fuerza apretándola, cargándola, cincelándola y la hice inclinar hacia adelante, para luego estirarle los brazos hacia atrás, como si fueran riendas, manteniendo en todo momento esas increíbles y pronunciadas nalgas en contacto continuo con mi protomagna protuberancia masculina de proporciones bíblicas sin que ella opusiera la menor resistencia o emitiera la más mínima protesta. Al escucha como sus quejidos aumentaban en intensidad, deslice mis lujuriosas manos bajo su polera y con una gracia felina acaricie sus senos, haciéndola enroscarse, como una serpiente al fuego de placer, pude comprobar cómo lentamente sus pezones se iban endureciendo, provocados sin dudas por la excitación de todas estas intemperantes acciones.

Rápidamente levante el cuerpo de mi amada y la lleve sobre la frazada en el que estuvimos sentados hacia pocos momentos, la coloque acostada de espaldas y con prisa le quité la ropa, como si ver su cuerpo desnudo fuera un regalo que me urge ver en la mañana de navidad. Cuando su ropa estuvo fuera, la contemple plenamente, sentía como la luz de la luna y el fuego resaltaba su increíble cuerpo, era una combinación de frágil y virginal adolecente con la radiante estampa de una amazonas, pude admirar la perfección de sus senos, su exquisita cintura y el inmaculado, imberbe, blanco y plano vientre, eran en conjunto una invitación para el banquete del placer. Aquella vista me dejo maravillado, estaba absorto con la contemplación de ese cuerpo precioso, que ahora estaba totalmente en mi poder.

Con un apetitito sexual de marinero, la recosté de espaldas e incline mi cara hasta tocar su abdomen. Comencé succionando la base de sus seños y recorrí hacia abajo cada una de sus costillas, como un meticuloso explorador que no deja superficie sin investigar. Tal agasajo provocaba contracciones y espasmos en ella, quien sin control suspiraba de placer, al tiempo que tiraba de mi pelo y me pedía parar por el amor de Dios, de lo contrario, temía explotar. Sus suplicas no fueron escuchadas, porque lentamente me dirigí, lenta e inexorablemente hacia su excitada vagina y antes de llegar ahí, pude notar su fresco aroma, lo que me obligo a deslizar lentamente mi lengua por los bordes de su húmeda vulva. Podía notar las contracciones de su vaina al contacto de mi lengua, esto me motivo a hundirme en ella para que al finalizar pudiera sorber su turgente clítoris, que al ser succionado por mi boca provocaba en ella incontrolables arrebatos de éxtasis pasional. Estas espasmódicas contracciones de goce hacían que ella comenzara a gritar previniéndome que estaría a punto de irse, luego de esto, un sinfín de sacudidas y convulsiones hicieron que de su vagina explotara como una avalancha y sus fluidos femeninos salieron a borbotones, era como un manjar de dioses, un exquisito néctar arrancado de su cuerpo el cual, me anime a degustar.

Una vez terminada su eyaculación, Clo cayó de espaldas, se sentía aturdida, desfallecida y sin fuerzas, mientras que yo sin rendirme seguía camino arriba por su cuerpo hasta posarme sobre ella para regalarle un energético beso. Esto pareció aliviarla, ya que lentamente recobro el conocimiento y mientras reía, se mordía su labio inferior y yo sin tregua, jugaba con mis dedos en su húmeda vagina. Luego de unos minutos de tranquilidad, ella reposaba sobre su espalda, con los brazos extendidos en cruz, en actitud de delicioso agotamiento, tras violentas emociones provocadas por mi lujurioso deseo sexual. Podía notar como su magnífico pecho se agitaba con violencia y sus ojos permanecían cerrados y en reposo. El juego previo que habíamos practicado la había hecho gozar mil veces más de lo que podía imaginar.

Tras ese breve descanso, Clo recobro fuerzas y poniéndose de rodillas, se arrogo a mí y me devoró con caricias y besos. Esto hizo que no pudiera soportar más los gigapascales de presión existente bajo mi pantalón y sin más, deje expuesto al ambiente una HERCÚLEA BESTIA CICLÓPEA DE PROPORCIONES JURASICAS, cuyo grado de rigidez y erección, dignas de una epopeya Helénica, la dejaron babeando boquiabierta. Ella se sintió extasiada, acerco su cara hacia el y me confesó que le era difícil describir todas las emociones que despertaban el avistamiento de tal descomunal arma biológica de destrucción masiva que se blandía juguetona e inpúdicamente a escasos centímetros de su boca. Aprovechando su asombro y valiéndome de las señales que ella inconscientemente emitía, acerque mi titánico instrumento y lo deslice tranquilamente desde sus mejillas pasando por su largo cuello hasta descansar en su blanco pecho. Ella me relataba que tras todas esas emociones que había experimentado, además de sentir el caliente contacto de tamaña y descomunal víbora en su piel, una extraña excitación se apoderaba de ella, tanto la visión como el contacto de tan notable armónium hacían que sintiera en su corazón el cálido cosquilleo de las conmociones lujuriosas que empezaban a despertar y poblar su mente y finalmente, tomando el colosal megamiembro lo mejor que pudo con sus manitos, lo zarandeó sin piedad, sintiendo el desmedido calor que esa parte de mi cuerpo transmitía y quemaba sus frescas y pequeñas manos.

Podía notar como ella gozaba con cada roce sobre su cuello, veía en sus ojos ese brillo de lujuria sensual y deseo incontenible que la parecían ver como una loba nocturna al asecho de su presa. Mientras ella gimoteaba sensualmente y jugaba con mi venoso miembro, pícaramente me pregunto:

- Mystery… que pene tan maravilloso, me encanta, te juro queeeee me encanta ¡¡¡, nunca lo había visto tan magno, soberbio y robusto: ¿tomaste algo?, ¿o la abstinencia te hace demasiado bien?... Dime ¿Qué tengo que hacer para apaciguar y domar esta implacable bestia?-.

Yo estaba tan excitado que no fui capaz de articular palabra, con un gruñido tomé la mano derecha de ella y con la mía le hice sujetar mi ardiente hierro, deslizando su mano suavemente de arriba y hacia abajo por lo basto de tan robusto mástil. Las palabras de Clo me había dejado tan caliente que no era capaz de pensar con claridad, había entrado en modo bestia, mi enorme pitón Birmana crecía y engordaba tanto por sus palabras que por el excitante cosquilleo al que yo estaba sometido. Cada vez fui apuntando mi pene sobre su cara y ella, al captar la idea, levando sus ojos y exclamo:

-¿Quieres que termine el trabajo, que te haga acabar con mi boca?-.


No bastaron palabras y frases de consentimiento, Clo como una artista circense traga sables introdujo mi sensual y croqueta víbora en su pequeña boca hasta que la base de esta y los testículos la interrumpió. Mientras engullía como una anaconda a esta excepcional presa, tomaba aire y me comentaba que el aroma que ella exhalaba tenía un perfume difícil de describir, pero la excitaba sobre manera. Podía ver como sus sensuales labios se depositaban sobre la parte superior de mi pene y lentamente se abrían para darle espacio al resto, el cual entraba y salía reluciente mientras pequeñas gotas de saliva salían de su boca y se pegaban a mi pene, formando pequeños hilos de plata como riendas romanas, que a medida avanzaba el tiempo se volvían cada vez más gruesas y viscosas. Ella, totalmente excitada, comenzó a frotar con sus dedos su hermosa vagina, mientras que con su mano derecha se ayudaba para introducir cada vez más dentro de si mi pene por su lujuriosa boca. Tal vista y el mismo contexto era notable, sin dudas el acto más erótico y sensual que había vivido hasta ahora y recién estaba empezando. Clo se dedicó a absorber, refregar y estrujar con sus labios mi enorme y tieso miembro, de manera podía sentir el mayor de los goces de que podrías imaginar. Clo al notar mi despreocupación y no contenta con restregarlo con sus delicados labios, lengua y dientes, intermitentemente dejaba escapar borbotones de saliva, acompañados de suspiros de fervor y satisfacción, podía notar como llevaba mi espumeante pene tan adentro que lo encajó hasta donde le fue viable, con la esperanza segura de provocar con sus manoseo y con las suaves caricias de su lengua, tráquea y epiglotis de su garganta la deliciosa eyaculación que no tardaría en sobrevenir y que ella tanto deseaba degustar, pero tan solo consiguió casi ahogarse.

Al comenzar a sentir ese inconfundible cosquilleo que precede a tan maravillosa eyaculación, trate de contenerme con todas mis fuerzas, estaba siendo objeto de la mejor mamada de mi vida y no quería terminar. Resistí lo más que pude todos los embates que mi amada me proporcionaba, mis instintos animales habían sido despertados y al igual que mis deseos lujuriosos, al explotar sobre la boca de mi chica, la cantidad de semen expulsado fue tan grande como mi apetito sexual contenido. Podía ver la esperma derramarse a borbotones por las comisuras de los labios de Clo, estas bajaban por sus mejillas y recorrieron viscosos su cuello hasta alcanzar sus senos. Alejando su boca de mi tallo, su lengua se agitaba placenteramente, pasándola por sus labios en un gesto tan obsceno y sensual que casi volví a eyacular. Sin perder tiempo, ella volvió a atacar e introdujo mi pene en su boca, con una clara demostración de que necesitaba extraer de mí hasta la última gota de mi sagrada leche de guerrero. Esta nueva Clo pareció abrirse como una nueva mujer ante mis ojos, nunca la había visto tan atrevida y me gusto. Comencé a entender lo que Nancy Friday escribió en su libro “Mi Jardín Secreto” y es que cuando una mujer se somete a sus fantasías hasta el punto de caer de rodillas, es presa de esa extraña mezcla de placer y dudas que es llevada gradualmente a un estado de excitación tal, que pronto se da cuenta de que lo que realmente la tiene atrapada es su propia naturaleza femenina, que la hace disfrutar hasta lo inexpresable cuando se siente dominada por el placer carnal.

Mi pene ya comenzaba a sentir los efectos de la succión, sentía como este se hinchaba y se enardecía cada vez más a medida que los apasionantes labios de Clo capturaban su amplia cabeza y su lengua jugaba en torno y trataba de introducirse al pequeño orificio, provocando en el amplificado miembro una excitación que se traducía en una continua eyaculación que Clo conducía diligentemente hacía su garganta, hasta que colmándola era derramado por las comisuras de la boca y el resto era tragado mientras apretaba sus divinos parpados con fuerza, expresando con su hermosísimo y congestionado rostro el arrojo que le significaba cumplir con esta titánica tarea. Ella seguía en tan afanada labor y yo volvía a experimentar otro enorme cosquilleo que subía por mis testículos hasta la base de mi cuello, esta era una sensación aun más grande que la anterior, Como poseído por el demonio, comencé a rugir como un tigre, disfrutando al máximo los efectos que Clo me proporcionaba. Ella continúo sorbiendo y oprimiendo mi mástil hasta que no me pude contener más, aparte su cara de mí y lance sin querer a su rostro, como una botella de Champagne mi descarga espumosa, fue como un fusilamiento porque ella quedo bañada y semi asfixiada por tal sustancia, se vio forzada a soltar aquel cañón humano que continuaba eyaculando a chorros sobre su semblante. Pensé que se enojaría, porque por primera vez la escuche decir un garabato – ¡Conchesumare! — Exclamó Clo, tosiendo y escupiendo varias veces. Tenía la cabeza y la cara inundadas de mi esperma. Ella comenzó a reír como una loca, me confesó que nunca se le había pasado por la cabeza ser regada de semen, pero le encanto, me lo dijo mientras tosía y hacia arcadas. Una vez compuesta, acerco nuevamente su boca a mi pene y como una gata que recién da a luz y acicala a sus pequeños, tiernamente deslizo sus labio y lengua a lo largo de mi endurecido pene, lamiendo y re lamiendo diligentemente mi humeante elixir que aun brotaba de la punta de tal magnánima y tuerta bestia. Ya compuesto, la levante lentamente y en brazos la lleve hacia el agua, a pesar que la amo, me daría un poco de repelús tragar mi propia esencia. Ingresando al agua note como las algas del fondo se enredaban en mis tobillos, el pánico se apodero de mi y de inmediato pensé que se trababa de un cuero o el monstruo de la laguna, pero fue Clo quien riendo capto mi temor y sacado un poco de semen acumulado en su seno me chantajeo para llegar a lo hondo, antes de lanzarme ese moco a la cara.

En el medio del tranque, limpios y libres de cualquier secreción Clo se abrazo con sus piernas en mi cintura, dejando su vagina a escasos milímetros de aquel monstruo marino. Mientras jugaba acercando mi punta a su fogosa entrada, notaba como la cima del pene rozaba su clítoris y con cada contacto Clo encorvaba su espalda hacia atrás en un gesto cargado de placer, mientras luchaba infructuosamente por capturar con su capullo, como cual barracuda aquel apetitoso pez. Mientras nos besábamos a la luz de la luna, aproveche la ocasión de jugar con sus pezones, estos rosados botones rosas se encontraban durísimos y con cada libidinosa caricia ella me susurraba tiernamente el amor que sentía. Fue su delicadeza, sensualidad y elegancia lo que conspiraba al máximo para despertar en mí mis más libertinos instintos y mis degenerados deseos. Clo era mía, mía para gozarla a hasta el final de nuestras vidas, mía para satisfacer cualquier deseo de mi desquiciada lujuria. Mientras la tenía en el agua, pude notar sus rasgos destacar por la luminosidad de la luz de la luna reflejada en el agua, era su amplitud de caderas, los botones rosados que coronaban sus senos, la nevada blancura de su piel, suave como el raso, la redondez de sus apetitosas nalgas y lo rotundo de sus muslos, el blanco y plano vientre con su adorable y despoblado monte y por sobre todo, la encantadora hendidura rosada que destacaba debajo del mismo, asomándose modestamente entre los muslos los que hicieron de mi un hombre lobo tras su presa.

Mientras admiraba sus cualidades, la tome entre mis brazos y situándome en tras su espalda la oprimí lentamente. Sentía su cuerpo suave y deslumbrante contra el mío al tiempo que mi pene sin misericordia, descansaba verticalmente sobre los hoyuelos de Venus en sus nalgas. Fui tomando firmemente sus senos y la cubrí a besos como un poseído, di rienda suelta a una depravada, pervertida y sensual verborrea, prometiéndole a mi jovial mozuela proporcionar todos los goces del paraíso aquí en la tierra, llevándola al Valhala mediante el uso de mi lujurioso y ardiente cuerpo. Ella respondió a estas palabras con un aullido de placer y girándose sobre sus talones, me pidió la sacara del agua y la llevara al que sería su santuario de sacrificio. La conduje al lado de la fogata y la acosté delicadamente de espaldas, al verla tan indefensa medite sobre lo que iba a hacer, pero fue ella, quien por sorpresa cruzo sus piernas en mi cintura y con una fuerza descomunal y sobrenatural, me atrajo a ella como una sirena a su enamorada presa. Ella lentamente me relato como comenzaba a sentir la amplia e hinchada cabeza del gigantesco ciclópeo presionando por deslizarse en los calientes y húmedos labios de su estrecho orificio.

Luego de unos cuantos espoloneos, logre abrirme lugar por tan estrecha cueva, sentía mi pene ingresar por entre los húmedos labios de su grieta y finalmente, profiriendo un débil grito alcance adentrarme en tan encantador lugar. Clo al notar aquella profunda estocada, me acerco a su cuerpo y profiriéndome millones de besos, atrapo mi cintura con sus piernas, apresando mi voluminoso apéndice en el interior de mi preciosa nena. Lentamente comencé a embestirla, ella emitía pequeños sonidos de satisfacción

-¡Ohuuu!... ¡No!... ¡Para!, !Sigue¡,¡Para por favor Mystery, ya no puedo más!-.

Suplicaba Clo, pero ya estaba acostumbrado a contradecir sus protestas, sentía como sus muslos extendidos a ambos lados temblaban de dolor y placer sin aportar ningún movimiento de defensa. Sin embargo, una vez que la fui colmando a besos, ella se sintió empalada en el interior de su tierno cuerpo, perdió el poco control que conservaba y olvidándose del dolor que sufría, me rodeo con sus muslos la espalda con más fuerza, alentándome a no guardarle consideraciones. Sin poder contenerme, empuje furiosamente mi pelvis hacia adelante y con cada nuevo esfuerzo fui sumiendo mi cálido pene más adentro, hasta que, por fin y hasta que to-que, con un golpe poderoso logre llegar hasta los testículos en el interior de la vulva de Clo. Esta furibunda introducción por mi parte fue más de lo que mi chica, animada por sus propios deseos podía tolerar. Con un desfallecido grito de angustia física, Clo me anunció que eso le había dolido, sentí como toda la resistencia que su juvenil carne había opuesto a la entrada de ese miembro se había desvanecido. Un poco preocupado me incorpore y desde arriba, como un halcón podía contemplar la hermosa presa que mi serpiente había mordido. Miraba como tenía empalada con mi enorme espolón a mi encantadora amada, mientras ella se estremecía por la fogosidad, contemplaba además la dureza de sus encendidos senos, apunto de explotar por la excitación.

Me acerque a ella y con mi lengua fui buscando sus labios desde su pecho, ella capturo los míos y sin desconectarnos la tome por la cintura y me senté con las piernas cruzadas, mientas ella se asentaba sobre mi. Ambos en paralelo comenzamos un fogoso besuqueo, ella extendió los brazos para sujetarse a mi espalda con un abrazo y dejó caer su cabeza hacia atrás para casi de inmediato sentir como caía sobre ella un verdadero diluvio de caricias que la recorrían desde su cara hasta los pechos, esto la hizo retorcerse de placer al mismo tiempo que era penetrada sin piedad impulsada por el ir y venir de mis piernas. Ella gemía y me pedía que parara, pero su cuerpo no respetaba su lógica, ya que se apretaba contra mí y buscaba ser penetrada más profundamente. Al captar esta idea, inmediatamente empecé a moverme, mientras lo hacía podía sentir la suma estrechez de los cálidos pliegues de carne en los que ella estaba encajada y dando unos saltitos, ella se empujaba, empalándose fuertemente con cada impulso de entrada sin preocuparse por el dolor que mi miembro provocaba en ella, sólo predominaba su ansioso deseo de procurarse el máximo deleite posible, haciendo pausas solo para rociarme de besos. Por varios minutos no se oyó otra cosa que los jadeos y sacudidas con los que ambos nos entregábamos a compensar nuestro incontrolable deseo.

Para complacerla aun más, me acosté sobre la frazada, dándole el dominio que ella anhelaba. Sobre mi veía sus senos sacudirse, al tiempo que ella apoyaba sus manos sobre mi pecho y aullando como una loba, cabalgaba sin control sobre mi miembro, podía notar su intensa sensación de placer provocada por el fornida aparato. Esto no tardo en transformar sus quejidos y lamentos en una excitante romanza, nuestros sonidos guturales se entremezclaron con sonidos sofocados, que desde lo más hondo de nuestro ser se expresaban el extremo del deleite que nuestros vigorosos movimientos nos provocaban. Ella riendo me enunciaba sus más profundas sensaciones, mientras continuábamos sacudiéndonos furiosamente hacia adelante y hacia atrás, penetrando a Clo en cada nueva embestida con todo el largo de mi miembro, el cual se hundía hasta los pelos del tronco. Al poco rato, ella se inclino hacia adelante y tiritando con un grito ahogado dejo fluir una cálida emisión que me humedeció por completo. Resulta imposible describir el frenesí de lujuria que en aquellos momentos se apoderó de Clo, ella se aferró con desesperación a mi cuerpo arañando con sus uñas mi pecho, las cuales parecía querer clavar en mi cuerpo, mientras se frotaba sobre mi con violencia, hundiendo mi pene todavía más de lo que ya estaba. Una extraña fuerza se poderío de mi y con unas vigorosos estocadas fui tallando cada vez más adentro, con furia por estrecha y hermosa vagina.

Ella quería más, ya habíamos llegado bastante lejos y era justo cumplir su petición. Sin perder tiempo ella tomo la iniciativa y apoyando sus manos y rodillas en el suelo me pidió hacerlo en cuatro. Hundí hasta la raíz a mi incansable bestia de semental en la vulva de Clo, con largos y rápidos movimientos no le di un solo segundo de respiro, podía ver sus senos girar contra el suelo al tiempo que ella me miraba lujuriosa, para anunciar entre suspiros que al fin llegaba a otro orgasmo. Clo abrió más las piernas y subiendo las caderas apoyo su cabeza en el suelo, suplicando que aun no acabara, me gritaba que se sentía tan excitada que necesitaba sentir todavía mucho más placer. Considerando esa ideal le propuse llevar a cabo una oscura fantasía y ella, totalmente excitada accedió sin problemas. Al principio tenía miedo de dañarla, su virginal agujero se notaba demasiado estrecho, pero ayudado por ella, quien levanto mucho más sus nalgas y abriéndome camino me animo a entrar. Aprovechando la lubricación de mi pene, deslice su cabeza suavemente por su retaguardia, ansioso de entrar a tan inmaculado lugar, finalmente probé un primer intento, podía sentir como mi pene se doblaba ante tal estreches, pero con paciencia, cuidadosamente mi serpiente fue entrando ajustadamente por sus entrañas. Con cada centímetro ganado, Clo me animaba con profundas manifestaciones de delicia traducidas en gritos y contorsiones. Al cabo de varios minutos logre entrar por completo en su ano y ella, como poseída me pedía que la sacara, pero sus manos sosteniendo las mías me decían otra cosa. Luego de varios minutos, al notar como sus piernas flaqueaban la recosté de espaldas y sin dejar de penetrarla fui introduciendo mi pene cada vez más rápido, al tiempo que jugaba con su vulva con la clara intensión de llevarla a un nuevo orgasmo. Al fin y luego de violentas y emocionales contorsiones, Clo sentía como al mismo tiempo ambos explotábamos en un orgasmo que se extendió casi hasta el infinito, ella lanzo un fuerte y femenino grito de goce que espanto a todas las criaturas que nos observaban, este fue tan intenso que vació por completo el aire contenido en sus pulmones, haciéndola desfallecer.

Al acabar, ella se quedo como muerta, con la cabeza caída hacía atrás y el cuerpo en actitud de total abandono, el impacto emocional de esa extraña y novedosa sensación la había dejado postrada, completamente inerte. Clo por fin había conocido el orgasmo anal y esa sensación hacía palidecer por completo todas las anteriores excitaciones que había experimentado en su cuerpo esta noche. Como buen varón, no tarde en recostarme a su lado y rodeándola con mis brazos no perdi tiempo para pegar nuestras bocas y empezamos a succionarnos como si fuéramos el más dulce de los postres.





Durante toda la noche sentía que estaba acostado al lado de un oso, Clo rendida al más profundo sueño roncó como nunca antes la había escuchado, le di vueltas, levante su cabeza y nada dio resultado para aplacar tan monumental gruñido. Por mi lado me sentía agotado, mis piernas me dolían una barbaridad y sentía la piel de mi pene escocer al más mínimo de los roces, al tiempo que miles de pensamientos giraban en mi cabeza en la misma dirección que las estrellas del firmamento, me sentía apaleado pero alegre al mismo tiempo, había sido protagonista de mi más salvaje aventura y en pocas horas más sería participe de un evento nuevo en mi vida, al fin saldría con mi querida familia y daríamos inicio a una nueva vida. El universo no me podría tratar mejor ¡¡…

A las 10:00 A.M y sin haber dormido nada, con un enérgico zamarreo desperté a Clo, ella un poco aturdida lucia como siempre espectacular, sentía su cuerpo nuevamente florecer lentamente con el sol de la mañana y sus enormes ojos dibujaban una sensual imagen que al verlos me hicieron estremecer. Lentamente levanto sus delgados brazos al cielo y con un poderoso bostezo abrió tan grande su boca que sentí sería capaz de tragarse al mismísimo firmamento. Ella rasco su cabeza y mientras se estiraba me confesó que le dolía todo hasta las uñas, en especial su trasero, no la culpe y riendo de satisfacción la cargué entre mis brazos y sin aviso nos dirigimos al tranque donde nos lavamos mutuamente con especial cuidado en nuestras guerreadas zonas de combate. Al finalizar, cargamos el pequeño jeep y recogiendo cualquier rastro de nuestra presencia nos alejamos del lugar de los hechos, contentos por tamaña experiencia.

El reloj marcaba las 12:00 y me faltaban 98 Km para llegar a mi destino. Había quedado de acuerdo con mi familia y la de ella reunirnos en el parque Isidora Cousiño en Lota a las 15:00. Tranquilamente, con energía y ánimo repuesto llegamos a Lota, tenía tiempo de sobra para sorprenderla. En los estacionamientos alcance a visualizar la camioneta de mi papá, por lo que aparque al otro extremo, así Clo no sospecharía. Pagamos nuestra entrada y de inmediato nos maravillamos por la belleza del lugar y por sobre todo por sus historia, ya que antiguamente este parque fue un regalo de Luis Cousiño a su esposa Isidora y hoy, 147 años después yo haría lo mismo que tan distinguido señor, pero en vez de regalar estatuas y hectáreas de tierra, me inclinaría por algo más modesto y significativo, acorde a mi presupuesto.

Recorrimos por largos minutos los tan finos y exquisitos senderos, ella feliz disimulaba el dolor de su trasero con una simpática cojera y yo, como un ave rapaz, me mantenía alerta al encuentro de nuestra familia, ya que esta se debía efectuar en la famosa “cueva del león” a la hora convenida. Prontamente nos sentarnos en un mirador, me excuse unos minutos y de inmediato llame a mi mamá, quien debía ser cómplice de mi plan. Salí corriendo a su encuentro y le consulte por mi encargo el cual confeso olvidar. No había tiempo para enfadarse, para expiarla de cualquier culpa le dije que ya tenía otro plan y presionado por el reloj le pedí que avisara al resto y tomaran posiciones. Al trote volví hacia mi amada quien me esperaba conmovida por la magnificencia del mar que observaba, sus ojos lagrimeaban, le consulte si todavía le dolía el ano por lo de anoche, pero con una sonrisa me dijo –pesado- y con un abrazo, tomo mi cara entre sus manos y con una mirada de otro mundo me atravesó el alma, me juro que nunca en su vida se había sentido tan feliz y emocionada y que si debía morir se iría de esta vida contenta y plena, porque había experimentado tantas emociones intensas que no sería justo privar al mundo de ellas.

Estas palabras casi me hicieron gimotear al tiempo que comencé a dudar de mi plan, tal vez tanta sorpresa y emociones juntas serian demasiado para mi pequeña, quien podría desfallecer de tanta alegría, pero me arriesgue, mi amada mujer necesita todas las emociones que yo sea capaz de entregarle en vida en esta tierra y ahora íbamos camino a encontrar una nueva. La tome de la mano y lentamente con mis pulgares seque sus ojos y nos pusimos en marcha sobre tan maravillosos caminos. Al fin, estábamos a metros de tan peculiar cueva, había gente rondando alrededor y mi familia no se veía, sin dudas la señal que andaba buscando. Haciéndome el distraído le pedí me acompaña al interior de tan magnífica estructura y ella, como una niña pequeña fue andando al lado mío con pequeños saltitos. En la boca de la cueva se escuchaba un zumbido sepulcral, a ella le dio un poco de susto, pero a medida que las luces del interior se hicieron notar con noble intensidad nos introdujimos muy lentamente. Ya era hora del golpe final.

Al Interior de la cueva el silencio se hacía cada vez más palpable, nuestras pupilas se dilataban lentamente debido a la falta de luz, rápidamente miré hacia atrás y al visualizar el escenario que me antecedía con mi mano derecha comencé a escarbar en mi bolsillo en busca de las llaves del jeep. Hábilmente fui sacando del llavero las argollas metálicas que atraviesan las llaves y luego de una ardua lucha la tenia en mi poder. Clo no ajena a esta curiosa escena me pregunto qué pasaba, obviamente le mentí comentando que me picaban mucho las bolas y ella riendo me hizo una mueca de consentimiento que me saco una risita a la que ella respondió de igual manera. Esta bendita circunstancia la aproveche en mi favor, sin perder tiempo me pare frente a ella y tomando sus manos en señal de amor le dije en un tono seductor:

-Claudia…¿Aceptas casarte conmigo ahora mismo?-.

Su respuesta no se hizo esperar y sin despegar sus enormes ojos de los míos me anuncio el tan esperado “acepto”. Al escuchar sus palabras les juro que casi me muero de la emoción. Tome sus manos y guindola rápidamente fuera de la cueva para su sorpresa ahí nos esperaba toda nuestra familia. Clo comenzó a llorar de la felicidad, eran enormes lágrimas de alegría que bañaban su preciosa cara y la hacía brillar al sol, como un ídolo de cristal. Ella incrédula no paraba de mirarme y sonreír como una mocosa, me confesó que nunca en la vida había pensado que yo fuera capaz de hacer algo así, pero ahí estaba, ella con su familia, quienes se lanzaron a sus brazos y los míos por mi parte me estrujaron como un viejo estropajo. Ya terminados los saludos y en un tono ceremonial procedí a tan esperado manifiesto, le entregue los improvisados anillos a mis sobrinos quienes como pajes nos asistieron en esta informal boda. Con toda nuestra familia frente a nosotros encaje la argolla del llavero como anillo en su dedo, prometiendo amarla, respetarla y cuidarla en la salud y la enfermedad hasta que la muerte nos separe y ella, sin algo de dificultad hizo lo mismo conmigo, nuestros parientes estallaron en aplausos y gritos, al igual que las personas que pasaban por el lugar, regalándonos sinceras muestras de afecto y congratulaciones que se extendieron por largos minutos que para nosotros duraron toda una vida. Luego de tan tamaña sorpresa nos fuimos a celebrar a los salones que habían sido reservados para este evento y hasta bien entrada la noche fuimos víctimas del amor que tan plenamente habíamos buscado.

Luego de tan hermosa fiesta y un largo descanso, en caravana nos dirigimos al sur, el destino sería Pucón, retomaríamos nuestras vacaciones con toda nuestra familia. Sus papás viajaban en un opulento Mercedez C180 acompañados de su hermana Andre y su pareja. Mi familia lo hacía en la vieja Hilux, donde además de mis viejos, viajaban junto a ellos mis dos hermanas con sus hijos. Mis pequeños sobrinos no tardaron en entrar en confianza con Clo y con protestas nos pidieron acompañarnos en el jeep durante todo el camino. El viaje se hizo genial, durante los más de trescientos kilómetros que nos separaban de nuestro destino los pequeños no paraban de cantar animados por mi pequeña esposa, quien fortalecida por sus juveniles almas se encendía con cada travesura que ellos le proferían. Cada una hora más menos, esta alegre caravana debía detenerse por mi culpa, para cargar bencina y de paso estirar las piernas e intercambiar comentarios de regocijo con todo nuestro clan. Por el camino fuimos comprando cositas típicas de cada pueblo y dejando atrás un rastro de nuevos amigos. Mis pequeños sobrinos, inquietos como suricatas interrogaban a mi pequeña con la inocencia que solo a ellos los caracteriza, desde claro, su corte de pelo, hasta las cosas que hacíamos a solas. Luego de otras paradas fuimos rotando a los pasajeros, al rato fui la mamá de Clo quien nos acompaño cambiando lugares con mis sobrinos, quienes hicieron de las suyas en el auto de mi suegro, este se mostro particularmente sorprendido por el ingenio de los chicos, ellos por supuesto no demoraron mucho en ganarse su negro corazón.

Una vez arribamos a Pucón, me mostré singularmente estupefacto, jamás había estado ahí y me pareció un sitio magnifico, con razón la gente pituca pasa las vacaciones ahí. Yo al igual que mis papás mostramos un poco la hilacha al quedarnos continuamente boquiabiertos por el lugar que mi suegro tiene en el lago, se trata de un hermoso loft a minutos de la laguna, sitio cubierto de muros de vidrio que parecía arrancado de una película futurista. Ya al interior y con nuestros dormitorios asignados, entre los doce nos sentamos cómodamente en la amplia sala y por más de cinco horas reímos y compartimos todos los sucesos que habíamos vivido. Lo que me dio gusto fue lo bien que encajo mi familia con la de ella, mi suegro adoró a mis sobrinos y a mis hermanas y mi cuñado me pareció un tipo listo y encantador que apestaba a dinero. Comimos y reímos de buena manera lo que mi madre y Clo prepararon para la cena. Me sentí bendecido de contar con tan serviles hembras mientras mis suegros no paraban de repartir elogios y los sobrinos, comportándose como caballeritos hicieron gala de modales que tanto había deseado ver en mi mesa. Los minutos se transformaron en horas y el cansancio de apodero de cada uno de nosotros, fueron horas intensas cargadas de emociones que juré jamás olvidar, sin embargo el sueño pudo más y al fin me pude acostar con mi nueva esposa. Esta sería nuestra primera noche de casados y tenia tareas por hacer.

Luego de tomarnos toda una botella de un buen Brut salimos a recorrer al borde del lago, nuestros cuerpos deseaban amarse, pero otras emociones inundaban nuestros cerebros, de la mano caminamos por varios kilómetros, asombrados por el tamaño exagerado de las estrellas, cada cierto tramo nos parábamos en los muelles a descansar donde por supuesto nuestra naturaleza sexual era despertada y sin ningún pudor nos entregábamos en carne a nuestros más lujuriosos y ardientes deseos que la carne es capaz de proporcionar. Cada confrontación parecía más salvaje y sexual que la otra, nos sorprendimos por el grado de perversidad que estaban alcanzando nuestros cuerpos. Ya de vuelta y un poco agotados por el ejercicio del amor, en la oscuridad fuimos sorprendidos por mis sobrinos, quienes dijeron nos habían seguido durante toda la noche. Rogué al cielo que sus pequeñas mentes no hayan sido violadas por tan inmisericordes actos bacanales, pero a juzgar por los comentarios que ellos nos hacían, supusimos que no entendían lo que supuestamente habían visto, solo les comente que a veces la tía Clo se siente mal y me tengo que colocar encima o tras de ella para ayudarla a volver en sí. Lo que no entendieron muy bien fue lo de los gritos, le eche la culpa a los espíritus chocarreros. Ojala así lo crean.

El paso por el lago despertó en mi mujer una nueva emoción, su instinto más profundo había sido despertado, me confesó que disfruto mucho la excursión con los pequeños tomados de la mano, yo capte la idea y me propuse satisfacerla sin protestar. Ya de vuelta al fin logramos dormir solo unas horas, las que ni siquiera fui capaz de notar, apenas caí en la cama, con un parpadeo fui despertado con un beso de mi amada para invitarme a desayunar. El desayuno mediterráneo que me había preparado estuvo delicioso, a pesar que solo acostumbro a comer huevos, fue esa mezcla de frutas y otras cosas secas que no fui capaz de distinguir lo que me proporcionó una nueva energía, sentí como si había sido poseído por un tren de carga sin frenos cerro abajo. Con apetito engullí casi todo lo de la mesa e impaciente espere a los demás para salir a pasear por este tan pintoresco lugar. Las calles de Pucón estaban repletas en su mayoría por Argentinos quienes ignorando los inflados precios no para paraban de comprar. Entre tanta gente con mi nena destacábamos como la pareja más feliz del lugar, recuerdo la gente se volteaba a mirarnos, quisiera pensar que por nuestras constantes muestras de felicidad y no por nuestra tan extravagante pinta, ya que mi nena hizo gala de una flamante vestimenta que dejaba mucho lugar a la imaginación y por mi lado, aunque no me gusta exhibirme y por falta de ropa limpia llevaba encima una polera tank de gimnasio acompañada de unos viejos pantalones cortes que por tanto lavado cada vez me quedan más ajustados, asiéndome ver un poco especial.

Los días en Pucón pasaron veloces, fueron los 10 mejores días de mi vida, cada día nos faltaban horas para hacer lo que queríamos, me volví a sentir un verdadero niño, mientras que mi pequeña disfrutaba su vida aconcho, los achaques de la enfermedad nunca aparecieron augurando una plena felicidad. Durante el curso de esos días mi familia se iba compenetrando cada más con la de ella en un intercambio positivo de vivencias y alegría, jamás pensé que ambas se llevaran tan bien, me sentí bendecido por el universo al dejarme vivir todos esos hermosos recuerdos, los que no hacían más que emprender. De vuelta a nuestras tierras aprovechamos el tiempo y siguiendo la kabalana pasamos por Concepción a visitar al resto de mi familia, estos fueron los 5 días más locos de mi vida. Durante la visita de cada uno de mis 8 tías mi familia brillo con muestras de gratitud y cariño, a mi amada la hicieron sentir instantáneamente en casa y no pararon de elogiarla. Mis suegros se sintieron por primera vez creo aceptados totalmente, hicieron muy buenas migas con mis tíos quienes a pesar de su humildad, lograron impregnar su buen espíritu sin piedad. Terminadas estas visitan también aprovechamos de conocer a la poca familia que tenia por el sur, luego de devolvernos varios kilómetros hasta conocerlos. Se trataba de personas muy amables, pero que al principio contaba un poco descifrarlos, en cambio los familiares de mi suegra fueron un amor, lo que me sorprendió fue la calidad de primas que se guarda Clo, cada una más hermosa que la otra. Si mi amor no fuera tan grande, estoy seguro que algo hubiera intentado.





Yo quería estar en casa. El camino hicimos por la costa aprovechando esta tan renovada ruta, paramos en cada caleta a comprar encargos y a comer algo. Yo no soy fanático del mar y sus frutos, pero me maraville con la salada y olorosa brisa. Di gracias a Dios por vivir en las montañas. Al fin llegamos a la casa de los suegros, luego de tomar la once mis papás se despidieron y luego nosotros hicimos lo mismo. Llegando a nuestro hogar agradecí a mi primo por el buen cuidado del lugar, de veras lucia como si nunca nos hubiéramos marchado. Mientras le entregaba algo de dinero a este chicuelo, miraba por la ventana como mi pequeña se reencontraba con sus perros, ellos aullaban y gemían lastimosos a su encuentro, hasta que al fin se alzaron todos al mismo tiempo, derribándola haciéndola rodar por el suelo. Prontamente despedí a este chico, puse agua a hervir y de soslayo veo sobre el escritorio que esta en mi pieza aquel famoso sobre. Al principio no me llamo mucho la atención, pero como un balde de agua fría mi instinto apareció y me obligo a curiosear de qué se trataba. Al levantarlo leí en el membrete el nombre del laboratorio y me fije que no estaba sellado. Mirando hacia todos lados con un cuidado paternal deshice el doblez superior del sobre y con mucho cuidado saque la tan temible hoja. Su resultado y conclusión me dejo mudo y helado, caí pesadamente sobre la cama y recién hoy entiendo su real significado.

Con banda sonora
Esperando el final
 
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y le diste por el chiquilin?

P.D: yo creo que gran parte de los hombres se ha culiao una wna por lástima, onda wna fea pero simpática que te tira y te tira los cagaos
 
cuando logren engrupirse a una mujer profesional con sueldo sobre 2 palos ahi los quiero ver, yo me rodeo con minas asi y pueden estar perfectamente muchos años sin parejas ni sexo, y no estan ni ahi pq les interesa tener poder...
dejense de buscarse minas INACAP /DUOC y suban el nivel de dificultad...
 
cuando logren engrupirse a una mujer profesional con sueldo sobre 2 palos ahi los quiero ver, yo me rodeo con minas asi y pueden estar perfectamente muchos años sin parejas ni sexo, y no estan ni ahi pq les interesa tener poder...
dejense de buscarse minas INACAP /DUOC y suban el nivel de dificultad...
Ni para esas me alcanzan, yo me engrupo cajeras marca acuenta :sad:
 
Compadre mátela pronto, ya se puso latero. Sólo faltó escribir que te salió la pichula con caca después de la cacha por el chico.

Recomiendo un final trágico, onda suicidio para evitar tu sufrimiento.

Después te matai tú, con carta y todo, y regresas con un clon.

Te hice la pega :hands:
 
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todo esto me causo nauseas al recordar que esxiste esta basofia
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Que alguien haga un resumen del cimpadrito

Se llevó a la mina de paseo luego de que fuera al doctor, le hizo sexo oral y ella eyaculó, luego se la mandó a guardar primero vaginalmente y luego analmente. En ambas ocasiones ella volvió a acabar. Luego le pidió matrimonio. Luego cachó que la mina se va a morir pronto.

DD
:gato:
 
Se llevó a la mina de paseo luego de que fuera al doctor, le hizo sexo oral y ella eyaculó, luego se la mandó a guardar primero vaginalmente y luego analmente. En ambas ocasiones ella volvió a acabar. Luego le pidió matrimonio. Luego cachó que la mina se va a morir pronto.

DD
:gato:

El sobre dice que la mina nació con sexo masculino.
 
Se llevó a la mina de paseo luego de que fuera al doctor, le hizo sexo oral y ella eyaculó, luego se la mandó a guardar primero vaginalmente y luego analmente. En ambas ocasiones ella volvió a acabar. Luego le pidió matrimonio. Luego cachó que la mina se va a morir pronto.

DD
:gato:

El sobre dice que la mina nació con sexo masculino.

Y volvió a eyacular :jijiji:
 
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