"ESTO ES PARA EL HUEON QUE DICE QUE HAY QUE LEER LA HISTORIA .................. PERO SIEMPRE LEE LA DE LOS DOS LADOS NO SOLO LA QUE TE CONVIENE"
APORTE A LA JUSTICIA PARA LA VERDAD HISTÓRICA
Introducción
Con motivo de mi participación en el Plenario de la llamada "Operación Albania" y en la absoluta convicción de que son los Tribunales de Justicia en quienes ha recaído la responsabilidad de escribir la verdadera Historia de lo ocurrido en Chile durante el Gobierno Civil Militar que encabezaran nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, procedo en esta ocasión a hacer un aporte de antecedentes de acuerdo a mis posibilidades, acceso y jerarquía. Estos antecedentes solicito sean incorporados a estos procesos que acumula el Sr. Ministro don Hugo Dolmestch, ya que con el correr de los años serán públicos y en ellos debe quedar plasmada la realidad de lo ocurrido y las responsabilidades que verdaderamente tuvimos quienes fuimos protagonistas.
Contexto global histórico
Desde los años sesenta las naciones latinoamericanas recibieron la agresión, proveniente de la ex URSS, en el contexto de extensión de la guerra fría, coincidentemente con la independencia de muchos países africanos y la intensificación de la guerra en el sudeste asiático. Esto se implementó mediante la exportación de la guerrilla castrista, llegada al poder en Cuba, el 1 de Enero de 1959.
En este esquema, Chile lideró la insurgencia continental, con la fundación de OLAS, la integración de la JCR (Junta Coordinadora Revolucionaria Latinoamericana), y con la adscripción del Partido Socialista a la vía armada para alcanzar el poder total, lo que fue corroborado en sus Congresos de Chillán 1967 y La Serena 1971. La otra colectividad integrante del entonces FRAP, precursor de la UP, el Partido Comunista, siempre tuvo una política militar y un encargado de tales cuadros violentistas, estando la misma estrechamente vinculada al Comité Central del Partido Comunista Ruso y considerándosele como el partido mas pro-soviético a nivel mundial.
Durante el trienio UP, Chile fue centro y refugio de todas las organizaciones insurreccionales existentes en la época y las FFAA fueron politizadas con la obligación impuesta por el gobierno allendista, que las mismas tuvieran que compartir altas responsabilidades políticas en la administración del Ejecutivo.
Al constatar el carácter refundacional del régimen de las FFAA y de Orden -con la Constitución de 1980 que hoy rige los destinos de la nación- el Partido Comunista de Chile resolvió acelerar su política militar con el envío de centenares de sus cuadros mas seleccionados a escuelas de guerrilla y terrorismo, principalmente en países del ex Pacto de Varsovia, Libia, Argelia y Corea del Norte, Punto Cero en La Habana, Cuba, Escuela de Odinsobo en Rusia, a los cuales se agregaron militantes de otras colectividades como el MIR y el Partido Socialista, algunos(as) de los cuales hoy, como es de público conocimiento, ocupan altas responsabilidades políticas y de Estado.
Así, el 14 de Diciembre de 1983, surgió la organización violentista insurreccional autodenominada FPMR, la que tenía como objetivo el derrocamiento del Gobierno Constitucional de las FFAA y de Orden, mandatado por dicha Carta Fundamental a transferir el poder a quienes el pueblo eligiera en 1988 y 1989, como efectivamente se produjo, de manera pacífica y democrática, el 11 de Marzo de 1990, cuando el entonces Presidente de la República Augusto Pinochet Ugarte traspasó el poder al mandatario elegido, Patricio Aylwin Azócar.
Al igual como había acontecido en los sesenta, cuando el MIR y el PS declararon la guerra armada en contra del Presidente DC Frei Montalva, el FPMR prosiguió sus actividades terroristas y homicidas hasta mediados de los noventa, las que lograron ser neutralizadas por el trabajo desplegado por los gobiernos de la época y por la fuerte colaboración que brindaron a los mismos, en pro de la paz social y la estabilidad democrática, ex efectivos de las fuerzas de seguridad e inteligencia del Gobierno de las FFAA y de Orden.
Los hechos
El año de 1986 fue definido por el mando del PARTIDO COMUNISTA CHILENO como el año decisivo. Efectivamente, ese año debían ingresar al país 90 toneladas de armamentos y explosivos, suficientes para armar un Ejército paralelo de 30.000 hombres y desatar una Guerra Civil al estilo de las FARC colombianas. Los elementos entrenados del PARTIDO COMUNISTA CHILENO, Partido Socialista y MIR en las escuelas del ex Pacto de Varsovia y cuyos bautismos de fuego se materializaron en Nicaragua, Angola y Líbano, serían los oficiales al mando de dicho Ejército irregular. El Jefe Militar de esas fuerzas era Guillermo Teiller y el jefe político, Gladys Marín, como los mismos aludidos han reconocido en diversos documentos de conocimiento público.
Basta leer con acuciosidad los documentos contenidos en el sitio web del FPMR para comprobar el carácter violentista, insurreccional y rupturista de esta organización clandestina subversiva, creada y dirigida por el PARTIDO COMUNISTA CHILENO.
Dentro de la planificación del PARTIDO COMUNISTA CHILENO y del Departamento Chile del PC de Cuba, estaba contemplada, para la radicalización total del proceso, el asesinato del Presidente de la República y Comandante en Jefe del Ejército, Capitán General Augusto Pinochet Ugarte, lo que casi se materializó, por intermedio de la denominada Operación Siglo XX. Asalto terrorista que costó la vida a cinco integrantes de la escolta presidencial y dejó inválidos a otros doce, el 7 de Septiembre de 1986.
El desembarco clandestino de las 90 toneladas de pertrechos militares (arsenal mas grande decomisado en la historia de América Latina) había sido parcialmente neutralizado por efectivos de los organismos de inteligencia del gobierno de las FFAA y de Orden, un mes antes, en Agosto de 1986, en Carrizal Bajo. Los mismos habían llegado a aguas nacionales a bordo de pesqueros cubanos y protegidos por una cobertura de submarinos atómicos soviéticos. Lo que aclara, cabalmente, el ESTADO DE GUERRA irregular, en la que se encontraba enfrentada la nación chilena, con respecto a los afanes desestabilizadores impulsados por la URSS y sus satélites políticos.
Resolución de la época
Cuando se analizó el frustrado magnicidio en contra del Presidente de la República y la cantidad de armamento de guerra que no alcanzó a ser interceptada en su totalidad a los terroristas del FPMR, en los mas altos mandos políticos y militares de la época, se adoptó la resolución de descabezar definitivamente dicho movimiento, especialmente en lo referente a sus principales encargados militares y comandantes de la Operación Siglo XX, en el convencimiento de que los mismos proseguirían atentando en contra de la estabilidad constitucional del país y la seguridad de toda la población.
La información acerca de la identidad de aquellos y sus paraderos, se logró merced a un acucioso trabajo de inteligencia y a la colaboración de elementos opositores de la época, que entendieron -después de septiembre de 1986- que el camino correcto eran los votos y no las armas. Estos elementos mantenían contactos subrepticios con mandos del FPMR.
Dicha drástica decisión, de las entonces autoridades nacionales, fueron exactamente las mismas que hoy a diario, adoptan las autoridades del Gobierno de Israel con respecto al terrorismo palestino, las autoridades de EE.UU., Gran Bretaña, España y otros aliados con respecto a Irak, Afganistán y zonas de Pakistán, con decenas de miles de muertos y heridos, de fuerzas regulares e irregulares y, principalmente población civil. Es decir, con costos humanos muy superiores e incomparables con los que hubo en la Guerra antiterrorista en Chile.
Situación personal
Estoy próximo a cumplir once años privado de libertad. Detento el doloroso privilegio, de ser el Oficial que está a la cabeza de los procesos más emblemáticos y con las mayores condenas, a pesar de haber sido un simple Subteniente en el año 1973 y de detentar una Carrera Militar intachable. No soy ese Satanás que ha inventado la prensa. Durante estos once años he sido y estoy siendo un deleite jurídico, político y comunicacional de mis detractores, pero mantengo orgulloso mi vocación profesional y humana de ser cristiano y de ser militar.
¡Quien ama a su Patria jamás será perverso!
Dios, mi Iglesia, mi familia, mis verdaderos amigos y mi Ejército, son mi mejor pertrecho.
Mi único pecado fue combatir el terrorismo para que mis compatriotas durmieran en paz.
Responsabilidad de Mando
Durante el Gobierno Civil-Militar, el terrorismo pasó a ser un problema de Estado y miembros de las Fuerzas Armadas, en calidad de Agentes del Estado y con medios entregados por el Estado, recibimos la orden de combatir la subversión. Tuvimos algunas grandes diferencias con nuestros adversarios en esa Guerra irregular en que nos tocó participar:
(1)Nuestra motivación no fue por odios ni venganzas; tuvimos la obligación de actuar contra terroristas que habían sido responsables de asesinatos, acciones de sabotaje, secuestros, asaltos, etc.
(2)El habernos empleado para combatirlos, significó con éxito, que muchos chilenos, civiles y uniformados, no fueran víctimas inocentes de actos terroristas. Actuamos contra gente preparada militarmente en el extranjero, ingresada clandestinamente al país, con alto apoyo económico externo, con un fuerte soporte político y comunicacional en todo el orbe, con armamento y explosivos como los de Carrizal Bajo y que aún no se decomisan en su totalidad. Sus llamados "ajusticiamientos" los hacía actuar al azar y en muchas oportunidades incluso disparar a jóvenes por la espalda, por el sólo hecho de vestir uniforme.
(3) Todos nuestros procedimientos fueron dispuestos por el Estado, en defensa de la seguridad y de los derechos humanos de la ciudadanía, en definitiva por el Bien Común de la Nación. Los que murieron, en su gran mayoría, fueron protagonistas de una lucha armada que ellos mismos originaron.
Este período de Guerra antisubversiva, vivido durante el Régimen Militar, movilizó a los miembros de las FF.AA. de Orden y Seguridad que cumplimos las destinaciones de nuestras respectivas Instituciones, para desempeñarnos como integrantes de los Organismos de Seguridad, cumpliendo dichas funciones en el contexto de la realidad de esos años, y acatando estrictamente las órdenes impartidas en un sistema piramidal y jerárquico que es la base en que descansa la disciplina y la razón de ser de nuestras instituciones armadas. La fortaleza de nuestras FFAA, está en lo riguroso de esa disciplina y en el estricto cumplimiento de lo que el mando dispone.
En el escenario que describo, y en mi calidad de Comandante de la División Antisubversiva "Bernardo O'Higgins" -cargo que cumplí entre los años 1985 y 1987- asumo la responsabilidad de mis resoluciones y de lo dispuesto a quienes fueron mis subalternos.
Mi lealtad hacia mis mandos superiores, es inferior a la que profeso hacia mis subordinados, dejando establecido que no existe subalterno mejor que el superior y que todo subalterno perfecto deberá ser como el superior.
Los militares y policías nos encontrábamos destinados por nuestras respectivas Instituciones en un ente oficial y legal del Estado, como la Central Nacional de Informaciones, organización jerarquizada, confidencial, profesional, no deliberante y que acataba las órdenes de un Mayor General en servicio activo del Ejército de Chile, designado y dependiente del Poder Ejecutivo de la República. Por lo tanto, y en esas funciones éramos Agentes del Estado de Chile.
Todas mis actuaciones profesionales durante mi carrera militar, las que se comprueban en mi intachable Hoja de Vida, las hice -como todo soldado- enmarcado en el bien superior de la Patria y en la doctrina de la disciplina del secreto y obediencia debida, acatando lo que me ordenaban mis mandos y haciendo cumplir dichas órdenes a mis subalternos.
Doctrina de la "Obediencia Debida", que recientemente fue interpretada jurídica e intelectualmente, por los juristas Szczaransky y Zalaquet como "Obediencia Forzada". Lamento profundamente el dolor, que la pérdida de sus seres queridos le hayan provocado a familiares y amigos de los agentes subversivos e insurreccionales abatidos. No obstante -espero que algún día- éstos comprenderán que el camino indicado por los responsables políticos y militares de sus actos, y el abrazar la violencia armada como herramienta política, conllevaba claros riesgos. Al igual como aconteció con centenares de miembros de las FFAA y de Orden y Seguridad caídos en el cumplimiento del deber durante el régimen militar.
Procesos en desarrollo
La coyuntura política que actualmente tiene al país, paulatinamente ha llevado a un continuo desfile de uniformados por los Tribunales de Justicia, en causas que se prolongan por tres décadas, en las que no se aplican indultos, amnistías, ni prescripciones, ni ningún beneficio cuando se trata de militares, pero sí para aquellos terroristas que participaron en hechos de sangre entre 1973 y 1990, estando a la fecha todos ellos en libertad.
El largo calvario de juicios y juicios que se prolongan eternamente y que afectan a personal de bajas jerarquías, es de tal magnitud que jamás un oficial que se precie de serlo podría aceptar que ello ocurra (Suboficiales, Clases, Soldados y Empleados Civiles no tuvieron otra posibilidad que cumplir las órdenes que se les dispuso). Ello me ha obligado a restablecer esas dignidades, y en la persona de aquellos ministros y magistrados especiales, estoy exculpando -a costa de mi persona- a todas aquellas jerarquías que se encuentren en esa situación.
Es curioso ser juzgados por el Código de Procedimiento Penal y no por el Código de Justicia Militar que es el que contempla la obediencia, el Reglamento de Disciplina, el respeto a las jerarquías; todas normas que nos permitirían una mejor defensa en la razón de ser el que rige la vida militar y sus procedimientos.
Nuestro país fue fundado por el Ejército y necesita de sus Fuerzas Armadas para sostenerse y aunque no me corresponde comentar la doctrina que da a conocer un Comandante en Jefe, comparto todo lo positivo que busque el reencuentro de los chilenos.
La doctrina que está aplicando el actual Comandante en Jefe del Ejército, se enmarca en el respeto irrestricto a nuestra Carta Fundamental y en el acatamiento del orden jurídico vigente. Lo anterior junto con enaltecer a nuestras FF.AA. y de Orden y de hacerla merecedora de respeto y dignidad pública, ha sido determinante en mis decisiones, haciéndome concluir que hay que favorecer los plazos para dar término definitivo a este escarnio al que nos han sometido por tantos años. Cuando la justicia se demora o se difiere ya es una injusticia.
Se fundamenta particularmente mi actitud y decisión, en el ejemplo recibido del Teniente General Don Humberto Gordon Rubio (Q.E.P.D.), que plasmó en documentos y borradores que ya han sido autentificados por peritajes como de su puño y letra y que obran en poder de los tribunales -sin ser hasta ahora difundidos- y donde deja de manifiesto las órdenes por él impartidas y en los que señala textualmente: "Asumo la responsabilidad histórica, política, militar, moral y penal de los procesos actualmente abiertos sobre supuestos delitos ocurridos durante el Régimen Civil-Militar, a partir de la fecha en que asumí, primero, como Director de la CNI en 1980 y, después, como Miembro de la Honorable Junta Militar de Gobierno".
En dichos documentos releva al Presidente de la República de todo comprometimiento operativo, señalando que sólo puede atribuírsele las responsabilidades políticas de la conducción del país.
Un ex Miembro de la Honorable Junta Militar de Gobierno y quien por más años dirigió la Central Nacional de Informaciones, deja establecido que los Generales son los responsables de los éxitos o fracasos de su tropa.
Prevención
La aparente paz existente en el Chile actual, con respecto a las acciones del terrorismo internacional y sus agentes al interior de la nación, obedece al estado de reagrupamiento, reclutamiento y entrenamiento clandestino de nuevos contingentes, que se lleva a cabo por estos días. Ellos practican contra Carabineros en todas las asonadas que les es posible y que, a modo de entrenamiento y propaganda armada, asolan a la gente de trabajo en campos de la región sur del país y obtienen jugosos recursos producto de asaltos periódicos a cajeros automáticos, camiones transportadores de valores y sucursales bancarias. Estos cuadros se preparan para actuar en contra del próximo gobierno, a menos que éste sea marcadamente de izquierda y responda a sus intereses políticos.
Sería conveniente que el país se enterara de quienes participan hoy día en la internacional terrorista de Fidel Castro, el "Foro de Sao Paulo", la coordinación y el trabajo conjunto con la reactivación de los Montoneros, hoy, co-partícipes del gobierno argentino, del reactivado Sendero Luminoso peruano y con el apoyo de las FARC colombianas y el apoyo logístico de Caracas, la Habana y Managua. Y, en la lógica de una derrota integral "del capitalismo imperialista y su globalización".
La Iglesia
Durante estos largos años de reclusión, he tenido la satisfacción de haber sido visitado por el Obispo Don Sergio Valech, por el Obispo Castrense, Don Pablo Lizama , por el R.P. Joaquín Alliende y por el R.P. Raúl Hasbún. El Padre Alliende ha sido portador de la personal preocupación de nuestro Cardenal Francisco Javier Errázuriz el que se dio la molestia de escribir a todos los que estamos privados de libertad, enviándonos una misiva personal que se le agradece y valora de corazón.
¡Es indescriptible narrar el recogimiento que nos embargó cuando el Padre Alliende en una oportunidad, rezó con nosotros y nos hizo entrega del Cristo peregrino!
Los militares que estamos enfrentando y sufriendo estas situaciones, no somos delincuentes, no hemos sido nosotros quienes hayamos hecho propia la máxima de que "la violencia es la partera de la Historia". Ingresamos a la Escuela Militar a los 14 años y se nos enseñó a cumplir órdenes, a prepararnos para la Guerra, a defender nuestra Patria hasta rendir la vida si fuese necesario, como dice nuestro juramento hecho "por Dios y por nuestra bandera" y también ante nuestra patrona la "Virgen del Carmen" . Hoy se nos juzga en el actual escenario, en forma descontextualizada y no en el tiempo cuando ocurrieron las cosas, en que jóvenes inexpertos fueron preparados intelectual y militarmente por vigentes personeros políticos que los mandaron a enfrentarse al Ejército Institucional y ahora somos culpables los que por obligación profesional debíamos reprimirlos.
Nuestro futuro en definitiva, está en manos de la voluntad de Dios, de su misericordia, de la intervención de nuestra Iglesia para evitar que se sigan eternizando los odios y rencores que ocurren día a día en nuestra Patria. Dios es justo, y es necesario haber pecado para que nos pueda perdonar. Mi revitalizada fe cristiana, me hace confiar que a la larga el bien lo pone Dios y en algún momento deberá producirse el reencuentro de todos los chilenos.
Diligencias dispuestas por los Tribunales
En apoyo de las buenas intenciones que ha manifestado la Iglesia, las Instituciones Armadas, Parlamentarios y el propio Gobierno, se han canalizado los esfuerzos a través del Poder Judicial y para ayudar a implementar lo anterior, desde hace un tiempo a esta parte, los Tribunales, han dispuesto diligencias en directo beneficio de lo señalado precedentemente y que cuentan con mi particular respaldo y el de mis subalternos.
Hipotecando la Paz futura
La actual ofensiva de buscar a cualquier costo la venganza política sobre quienes enfrentamos con éxito al terrorismo internacional al interior del país, por imposición de nuestras respectivas instituciones, sin el menor atisbo ni voluntad de dejar atrás un doloroso pasado, constituye un cuadro de vindicta institucionalizada y alentada desde altas esferas. Conducta que únicamente está incubando un sentimiento de desesperación y renovada odiosidad entre nuestros integrantes (la mayoría condenados sin juicio a la pena de muerte social) familiares, amigos y millones de adeptos agradecidos de la obra del Gobierno Militar, la mayoría silenciosa de la nación. Persecución indiscriminada que –de no detenerse pronto– implica un grave peligro para la paz social y unidad nacional, a la cual aspiramos todos los chilenos. Nadie tiene clavada eternamente la rueda de la fortuna a su favor. No obstante que siempre los disfrutes ilimitados del poder suelen cegar a quienes lo ejercen.
Para el mundo en general -como lo comprobamos día a día- trágicamente se avecinan jornadas de progresiva violencia, lo que hará cambiar vertiginosamente las correlaciones de fuerzas y los escenarios hasta ahora vigentes, por lo que aparece como altamente desaconsejable que, entre los chilenos, sigamos inoculando el odio por quiebres que debieron quedar restañados con el democrático traspaso del poder a la civilidad el 11 de Marzo de 1990.
Reflexiones finales
Las Fuerzas Armadas y de Orden que recibieron un Chile destruido, nos entregaron un país en orden y progreso, en el umbral del desarrollo y si estamos hoy a merced de algunos sectores políticos, fue por nuestra propia decisión y por el acatamiento voluntario de nuestros uniformados al deseo ciudadano expresado en las urnas.
Tenemos una vena inextinguible de heroísmo, legada por quienes vistieron nuestro mismo uniforme. Nos ordenaron combatir a gente que no conocíamos y hoy asumimos individual y virilmente las responsabilidades que nos corresponden.
Cristianamente estamos haciendo un aporte a la Iglesia, a los Comandantes en Jefe de las FF.AA y de Orden, al Poder Judicial, a la Reconciliación y a la Unidad Nacional, dejando claramente establecido en lo que a mí respecta, que nunca seré cómplice de lo que perjudique al Ejército, ni a mi País.
La izquierda sacrificó a muchachos y muchachas jóvenes mandándoles a combatir y morir en nombre de extranjeras ideologías, supuestas igualdades, tergiversando conceptos de libertad, paz y democracia; traficando una vez mas con las necesidades del pueblo, justificando los robos como expropiaciones, los asesinatos como "ajusticiamientos", la venganza como verdad, la persecución política como justicia y después de cometidos los crímenes se escudaron como "presos políticos".
Estamos dando la cara no por los aciertos, sino solo por excesos que escaparon a nuestra capacidad de decisión, pero que de no haber sido así, tendrían convertida a nuestra Patria en una segunda Colombia, lamentablemente sobrepasada por la insurgencia.
Conclusión
Quiero manifestar en este aporte de antecedentes a la Justicia para escribir la verdad histórica, que, después de larga prisión, con silenciosa impotencia, y en mi más sentida reflexión, de todos los resumidos hechos que he señalado y las pruebas irrebatibles que adjunto, lo que mas me ha dolido y desangrado, es haber asistido impotente, a la destrucción de jóvenes oficiales y suboficiales, de sus matrimonios, familias, hijos, madres y padres desconsolados, en algunos casos llegando incluso al suicidio, en otros, a la reclusión mas desgarradora de tener que ser internados en instituciones mentales. En este cuadro angustioso, no puedo seguir indiferente y excluirme de lo que sucede; ni ellos, ni menos sus familias se merecen, cristianamente, este cruel y silencioso calvario. Tampoco puedo yo permitir silenciosamente que esto siga ocurriendo. Como Comandante, tuve obligaciones y derechos. Hoy tengo el deber -sin criticar ni obligar a mis mandos- de asumir todos los hechos en que efectivamente tuve participación con el sólo objetivo de relevar de total responsabilidad a quienes actuaron bajo mis órdenes.
Estoy conciente de los costos personales que conlleva esta decisión. Seré tergiversado, mal interpretado y se utilizarán parcialmente los contenidos de este documento, pero mis subalternos no pueden esperar. Ojalá quienes lo bien interpreten perciban su verdadero sentido, calme la pasión de mis adversarios, y sea un aporte efectivo a la reconciliación y a quienes hacen justicia.
Si con los once años que llevo privado de mi libertad, agraviado, humillado, olvidado por muchos, y hasta porqué no decirlo, denigrado, además, es necesario seguir viéndome en prisión para calmar las pasiones y cerrar definitivamente la triste, dolorosa, y también parcial versión, de la etapa de los DD.HH., espero estar a la altura de tan injusta condena y se mantenga mi fortaleza y serenidad, para que se paguen conmigo las culpas de algunos; se laven conmigo las heridas de todos, espero en definitiva, si este sacrificio lo vale, dar paz a la conciencia de quienes más lo necesitan.
A Dios le pido, que a mis padres, a mis hermanos, a mi mujer, a mis hijos y a mis amigos verdaderos, les de la resignación y consuelo por el dolor que les causo con esta personal resolución, que involucra mi honor y mi dignidad. ¡Juro por Dios y por nuestra bandera, que serví fielmente a mi Patria!
Santiago, 19 de abril de 2004
Alvaro Corbalán Castilla
Oficial de Ejército (R)
no te lei ... tenia pa la caga al pais,
