Samantha Hess cree que uno de los problemas del mundo moderno es la ausencia de afecto y la soledad. Por eso, dice que "un buen abrazo íntimo en una cama" genera energía positiva en el cuerpo (e insiste que no habla de sexo).
Hess se ha definido como "una abrazadora profesional" y por ende es lógico que sea la dueña desde hace menos de un mes de un "estudio de abrazos" llamado Cuddle Up To Me ("Acurrúcate contra mí").
La mujer de 30 años ha reportado que tan solo en la primera semana ha tenido 10.000 reservas para sus turnos de "acurrucamiento" que vende cada quince minutos.
No se cansa de insistir que sus clientes saben no se trata de un servicio sexual encubierto.
Posee tres empleadas y la hora de "acurrucarse" cuesta 60 dólares. Hess ha dado este servicio desde el 2013 e insiste que darle a gente solitaria un servicio de afecto es lo que la hace feliz.