lapolillaverde
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Abuelita rusa mató, trozó y se comió a 11 personas
La veterana llamada Tamara Samsonova se transformó en un verdadero cuco en San Petersburgo.
Aún están fresquitas en la memoria del pueblo ruso las atrocidades de Andrei Chikatilo, el asesino serial, violador, descuartizador y antropófago que fue ejecutado en 1992, cuando revienta otra vez el tema sórdido, esta vez en la persona de Tamara Samsonova, una anciana de 68 años, acusada de al menos 11 crímenes y otras atrocidades en San Petersburgo.
La mujer -una pensionada que vive hace 40 años en un departamento de la calle Dimitrova- quedó al descubierta el fin de semana al ser grabada cuando se deshacía del cadáver de su última víctima, Valentina Ulanova, de 79 años, en un estanque del vencindario.
Una vez detenida, la policía allanó su hogar y halló órganos humanos, que según el Comité de Investigaciones -una especie de FBI ruso- “no se descartan que sean de una dieta caníbal”.
Al ser apresada, Samsonova confesó haber matado y descuartizado al menos a 11 personas, entre ellos su esposo, desaparecido en 2005.
Es más, en su departamento se halló un grueso diario de vida, escrito en ruso, inglés y alemán, en el que da cuenta detalladamente de cómo ejecutó sus crímenes, que incluyen arrendatarios y amistades, como Ulanova, de quien el CI estima que fue dormida con pastillas, pero que Samsonova la despresó semiconsciente.
El diario de vida está siendo analizado por los policías, cuyos datos serán cruzados con informes de varios cuerpos desmembrados hallados en diversos lugares de San Petersburgo en los últimos 20 años.
La mujer, que se presentó a los policías como ex actriz y bailarina de ballet, admitió después que en la era soviética trabajó como jefa de piso en un importante hostal de San Petersburgo.
Antes de ser encerrada, Tamara Samsonova se dirigió a los periodistas: “Sabía que vendrían... ahora todos lo van a saber”.
Después, al ingresar al tribunal, el juez Roman Chebotariov le preguntó su domicilio y la anciana miró a su alrededor y dijo como en las nubes: “Está sofocante, ¿puedo salir?”.
http://mobile.lacuarta.com/noticias...usa-mato-trozo-y-se-comio-a-11-personas.shtml
La veterana llamada Tamara Samsonova se transformó en un verdadero cuco en San Petersburgo.
Aún están fresquitas en la memoria del pueblo ruso las atrocidades de Andrei Chikatilo, el asesino serial, violador, descuartizador y antropófago que fue ejecutado en 1992, cuando revienta otra vez el tema sórdido, esta vez en la persona de Tamara Samsonova, una anciana de 68 años, acusada de al menos 11 crímenes y otras atrocidades en San Petersburgo.
La mujer -una pensionada que vive hace 40 años en un departamento de la calle Dimitrova- quedó al descubierta el fin de semana al ser grabada cuando se deshacía del cadáver de su última víctima, Valentina Ulanova, de 79 años, en un estanque del vencindario.
Una vez detenida, la policía allanó su hogar y halló órganos humanos, que según el Comité de Investigaciones -una especie de FBI ruso- “no se descartan que sean de una dieta caníbal”.
Al ser apresada, Samsonova confesó haber matado y descuartizado al menos a 11 personas, entre ellos su esposo, desaparecido en 2005.
Es más, en su departamento se halló un grueso diario de vida, escrito en ruso, inglés y alemán, en el que da cuenta detalladamente de cómo ejecutó sus crímenes, que incluyen arrendatarios y amistades, como Ulanova, de quien el CI estima que fue dormida con pastillas, pero que Samsonova la despresó semiconsciente.
El diario de vida está siendo analizado por los policías, cuyos datos serán cruzados con informes de varios cuerpos desmembrados hallados en diversos lugares de San Petersburgo en los últimos 20 años.
La mujer, que se presentó a los policías como ex actriz y bailarina de ballet, admitió después que en la era soviética trabajó como jefa de piso en un importante hostal de San Petersburgo.
Antes de ser encerrada, Tamara Samsonova se dirigió a los periodistas: “Sabía que vendrían... ahora todos lo van a saber”.
Después, al ingresar al tribunal, el juez Roman Chebotariov le preguntó su domicilio y la anciana miró a su alrededor y dijo como en las nubes: “Está sofocante, ¿puedo salir?”.
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