sennenring
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Un nuevo estudio difundido por la organización conservacionista Oceana revela que un alto porcentaje del salmón que se consume en Estados Unidos está mal etiquetado, siendo el problema más común la venta de salmón del Atlántico de piscifactoría como producto silvestre.
- Oceana informó que mediante pruebas de ADN realizadas a 82 muestras de salmón recogidas de restaurantes y tiendas de comestibles durante el invierno de 2013-2014, determinó que el 43 % de ellas estaba mal etiquetado -y que en el 69 % de estos casos, indicaban productos silvestres, cuando en realidad eran de cultivo- (Ver informe de Oceana, PDF).
"Es posible que a los estadounidenses les encante el salmón, pero como nuestro estudio revela, pueden ser víctimas de un fraude", señala Beth Lowell, directora de campaña de Oceana.
"Cuando los consumidores optan por salmón silvestre de Estados Unidos, no esperan obtener un producto de cría o de menor valor de origen dudoso. Este tipo de fraude con productos pesqueros puede tener consecuencias ecológicas y económicas graves. No sólo es una estafa a los consumidores, sino que los pescadores responsables estadounidenses están siendo engañados cuando productos fraudulentos bajan el precio de las capturas que se ganan con tanto esfuerzo", añade.
Oceana halló salmón mal etiquetado en todos los sitios donde tomó muestras: Virginia, Washington DC, Chicago y Nueva York. En todas estas ciudades, las pruebas de ADN revelaron que salmón que era descripto como "salvaje", "de Alaska" o "del Pacífico", era en realidad salmón del Atlántico de piscifactoría. También encontró que algunos productos decían ser de un tipo específico de salmón, como chinook, pero el análisis de ADN mostró que se trataba de especies diferentes, en la mayoría de los casos, de pescados de menor valor.
"Si bien los pescadores de Estados Unidos capturan suficiente salmón como para satisfacer el 80 % de nuestra demanda interna, el 70 % de esa captura se exporta, en vez de ir directamente a las tiendas de comestibles y restaurantes estadounidense", explica la Dra. Kimberly Warner, autora del informe y científica senior de Oceana.
"Es una incógnita cuánto de nuestro salmón salvaje regresa a EE.UU. después de haber sido procesado en el extranjero. Sin trazabilidad, es casi imposible seguir al pescado desde las granjas o barcos pesqueros hasta el plato de comida. Terminamos comiendo lo más barato, el salmón de piscifactoría importado, a veces disfrazado como pescado salvaje capturado en EE.UU.", señala Warner.
La observación de los datos combinados del salmón con que cuenta Oceana (466 muestras en total) muestra lo siguiente:
Los comensales fueron cinco veces más propensos a ser engañados en restaurantes que en tiendas de comestibles (38 % frente al 7 %).
Los consumidores son menos propensos a ser engañados en las grandes cadenas de supermercados, a las que se requiere dar información adicional acerca de los productos pesqueros.
La probabilidad de que el salmón comprado fuera de temporada en todos los tipos de lugares de venta al público estuviera mal etiquetado fue tres veces mayor respecto del salmón comprado durante la temporada de pesca comercial (23 % frente al 8 %, respectivamente).
Para hacer frente a este problema, la ONG pide al Gobierno estadounidense que siga adelante con su compromiso de combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y el fraude con los productos pesqueros.
"El Gobierno federal debe proporcionar a los consumidores garantías de que los productos del mar que compran son seguros, capturados de manera legal y etiquetados con honestidad", afirma Lowell.
"La trazabilidad debe ser un requerimiento para todos los productos del mar, para garantizar que información importante acerca de qué especie se trata, si fue cultivada o capturada en estado salvaje, y cómo y dónde fue capturada, y seguir todos los productos desde el barco (o granja) al plato. Ofrecer a los consumidores más información sobre su pescado les permite tomar decisiones más informadas, ya sea para la salud, por razones económicas o ambientales", concluye.
http://fis.com/fis/worldnews/worldnews.asp?monthyear=&day=30&id=80185&l=s&special=&ndb=1 target=
- Oceana informó que mediante pruebas de ADN realizadas a 82 muestras de salmón recogidas de restaurantes y tiendas de comestibles durante el invierno de 2013-2014, determinó que el 43 % de ellas estaba mal etiquetado -y que en el 69 % de estos casos, indicaban productos silvestres, cuando en realidad eran de cultivo- (Ver informe de Oceana, PDF).
"Es posible que a los estadounidenses les encante el salmón, pero como nuestro estudio revela, pueden ser víctimas de un fraude", señala Beth Lowell, directora de campaña de Oceana.
"Cuando los consumidores optan por salmón silvestre de Estados Unidos, no esperan obtener un producto de cría o de menor valor de origen dudoso. Este tipo de fraude con productos pesqueros puede tener consecuencias ecológicas y económicas graves. No sólo es una estafa a los consumidores, sino que los pescadores responsables estadounidenses están siendo engañados cuando productos fraudulentos bajan el precio de las capturas que se ganan con tanto esfuerzo", añade.
Oceana halló salmón mal etiquetado en todos los sitios donde tomó muestras: Virginia, Washington DC, Chicago y Nueva York. En todas estas ciudades, las pruebas de ADN revelaron que salmón que era descripto como "salvaje", "de Alaska" o "del Pacífico", era en realidad salmón del Atlántico de piscifactoría. También encontró que algunos productos decían ser de un tipo específico de salmón, como chinook, pero el análisis de ADN mostró que se trataba de especies diferentes, en la mayoría de los casos, de pescados de menor valor.
"Si bien los pescadores de Estados Unidos capturan suficiente salmón como para satisfacer el 80 % de nuestra demanda interna, el 70 % de esa captura se exporta, en vez de ir directamente a las tiendas de comestibles y restaurantes estadounidense", explica la Dra. Kimberly Warner, autora del informe y científica senior de Oceana.
"Es una incógnita cuánto de nuestro salmón salvaje regresa a EE.UU. después de haber sido procesado en el extranjero. Sin trazabilidad, es casi imposible seguir al pescado desde las granjas o barcos pesqueros hasta el plato de comida. Terminamos comiendo lo más barato, el salmón de piscifactoría importado, a veces disfrazado como pescado salvaje capturado en EE.UU.", señala Warner.
La observación de los datos combinados del salmón con que cuenta Oceana (466 muestras en total) muestra lo siguiente:
Los comensales fueron cinco veces más propensos a ser engañados en restaurantes que en tiendas de comestibles (38 % frente al 7 %).
Los consumidores son menos propensos a ser engañados en las grandes cadenas de supermercados, a las que se requiere dar información adicional acerca de los productos pesqueros.
La probabilidad de que el salmón comprado fuera de temporada en todos los tipos de lugares de venta al público estuviera mal etiquetado fue tres veces mayor respecto del salmón comprado durante la temporada de pesca comercial (23 % frente al 8 %, respectivamente).
Para hacer frente a este problema, la ONG pide al Gobierno estadounidense que siga adelante con su compromiso de combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y el fraude con los productos pesqueros.
"El Gobierno federal debe proporcionar a los consumidores garantías de que los productos del mar que compran son seguros, capturados de manera legal y etiquetados con honestidad", afirma Lowell.
"La trazabilidad debe ser un requerimiento para todos los productos del mar, para garantizar que información importante acerca de qué especie se trata, si fue cultivada o capturada en estado salvaje, y cómo y dónde fue capturada, y seguir todos los productos desde el barco (o granja) al plato. Ofrecer a los consumidores más información sobre su pescado les permite tomar decisiones más informadas, ya sea para la salud, por razones económicas o ambientales", concluye.
http://fis.com/fis/worldnews/worldnews.asp?monthyear=&day=30&id=80185&l=s&special=&ndb=1 target=
