No tengo como probarlo ni tienen por qué creerme pero yo insulté a ese culiao una vez, no hace mucho.
La historia tiene un antecedente:
Cuando pasó el asunto de la pensión millonaria de la esposa de Andrade y "ardían las resdes sociales" por el enésimo pico en el ojo al ver cómo esa vieja culiá trabajó un año para jubilarse con un pensión de 5 guatas, yo justo pasaba por la entrada trasera del congreso en valpo cuando llega una delegación de weones y me encuentro cara a cara en la calle con Andrade.
Estuve a punto de decirle un par de chuchadas, pero no, no lo hice, se me aconcharon los meados, lo reconozco. Quizá porque había mucha gente o habían pacos, no sé. El asunto es que me quedé con una frustración y arrepentimiento enorme, porque lo tuve frente a frente y me hice a un lado como un indigno lacayo.
Entonces:
Pasa el tiempo, y otra vez yo estaba en Valpo, era un fin de semana a la hora de almuerzo en el sector más pituquito de la ciudad, en Cerro Alegre o Concepción, no cacho bien el límite entre los dos cerros, en esa zona de restoranes. Cuando caminando veo que se aproxima este culiao de Guirardi con una vieja, la esposa supongo, decidiendo si entrar o no a un restorant, siguen caminando en mi dirección y este weón como que me mira de reojo cachando que yo estaba ahí parado sospechosamente y trata de pasar mirando pa otro lado.
Recordando el episodio con Andrade como que me caliento más que la cresta y sin pensarlo suelto una bravata mas o menos así:
- Qué pasa conchetumadre que te cuesta mirar de frente al ciudadano de a pie?, o te da vergüenza hijo de puta? si ya todos cachamos que erís un tránfuga de mierda. Corrupto conchetumadre...
Algo así, todo eso en el pequeño lapso en que pasó al lado mío sin hacer ni decir nada, de lo más calmado como si yo no estuviese ahí. La vieja me miró con una cara de: "que terrible ya no se puede ir a ningún lado sin que hayan rotos", o algo así.
Si bien fue algo intrascendente, puta que me sentí bien, aunque también me dí cuenta que al culiao le sudan estas situaciones y debe estar más que acostumbrado, a los 15 minutos seguro estaba comiendo un menú de 80 lucas con un viño de 150, pero bueno, la hice y afortunadamente no había ningún cazanoticias sino me hubiese hecho famoso como el antroniano del avión.
La acción en si tiene una extraña dosis de adrenalina, que ahora entiendo mejor el pastor soto cuando se para a abushear a viva voz a los maracos del movilh, da gusto darse ese espacio de decir lo que uno piensa así, cara de raja.