Un poema de Baudelaire que me gustó mucho. La traducción de
Jacinto Luis Guereña
LXII
MOESTA ET ERRABUNDA
Dime, Ágata, ¿suele huir tu corazón
lejos del negro océano de la ciudad inmunda
yéndose a otro océano cuyo esplendor azul,
claro y profundo irradia tanto como la virginidad?
Dime, Ágata, ¿suele huir tu corazón?
¡El mar, la vasta mar, consuela nuestras tareas!
¿Qué demonio dotó al mar, ese cantor ronco
al que acompaña el inmenso órgano de los vientos rugientes,
de su sublime misión de canción de cuna?
¡El mar, la vasta mar, consuela nuestras tareas!
¡Llévame contigo, vagón! ¡Ráptame, fragata!
¡Llévame muy lejos, aquí el barro lo forman nuestros llantos!
— ¿Es cierto que el triste corazón de Ágata dice
a veces: llévame, vagón, llévame, fragata, muy lejos
de remordimientos y crímenes y sufrimientos?
¡Ay, cuán lejos estás, paraíso perfumado,
donde bajo el claro azul todo es amor y gozo,
donde todo lo amado merece que se le ame,
donde el ser vive en pura voluptuosidad!
¡Ay, cuán lejos estás, paraíso perfumado!
¿Dónde, sí, ese verde paraíso de infantiles amores,
y las correrías y canciones, los besos y ramilletes,
y los violines que tras las colinas se oyen,
y los vasos de vino, al atardecer, en arboledas?
—¿es que ese verde paraíso de infantiles amores,
El inocente paraíso de placeres furtivos
está ahora más lejos que la India y la China?
¿Podemos evocarlo a fuerza de gritos dolientes?
¿Es que con voz cristalina podemos reavivir
ese inocente paraíso de placeres furtivos?