Que Bolsonaro privilegie el "emprendimiento" local y la generación de dinero y empleo en una de las zonas más empobrecidas y abandonadas de Brasil, antes que el medioambiente y el patrimonio global que representa la Amazonía, no es ninguna novedad (fue parte de su campaña).
Lo que sí hay que aclarar es que esto no ha sido precisamente una política exclusiva de la "derecha populista", pues gobernantes locales de (centro)izquierda como Evo Morales, Rafael Correa, e incluso nuestra local ex-NuevaMayoría/Concertación, han zigzagueado desde políticas altamente protectoras del medioambiente, a iniciativas que prefieren privilegiar los ingresos económicos locales ("de los más pobres", decían). La única diferencia es que esta "derecha populista" no miente y dice directamente que las políticas medioambientales no son importantes y prefieren privilegiar la economía (y ni siquiera necesariamente para "los más pobres").
Si se le llama a la Amazonía un "patrimonio global", debería ser el mundo en su conjunto el que contribuya a su proteccción, particularmente los países desarrollados con ese compromiso y con la billetera dispuesta a contribuir con recursos importantes, y no meras limosnas. Pero eso está en contra de la agenda "antiglobalista" y "nacionalista" de países como Brasil, que ya no tienen interés en que terceros posean injerencia en las decisiones que tomen respecto a su territorio soberano.