“No podemos permitir que en nuestro país se normalice este tipo de manifestaciones de odio, especialmente considerando las dificultades en seguridad que atraviesa hoy Chile. Más grave aún nos parece que esta agresión sea dirigida contra organizaciones religiosas, hombres, mujeres y niños que a diario asisten a nuestras instituciones y que nada tienen que ver con el conflicto de medio oriente, aparte de ser judíos”, agregan.
En ese sentido, apuntaron a que “resulta esencial recordar que la libertad de expresión no es un derecho absoluto y tiene límites, como la incitación al odio, la difamación y la agresión física y verbal. Estos límites están destinados precisamente a proteger los derechos y la seguridad de los demás miembros de la sociedad. Es obligación de todos ejercer este derecho dentro de los límites legales y éticos y entendiendo el impacto que producen nuestras palabras”.