"Tito era un crack, ya se fue, el utilero de la selección era un crack", lo elogió el Cabezón antes de la confesión. "Lo atábamos, lo teníamos estaqueado y lo afeitábamos todo, el pito, todo. Le levantábamos el pito y le dábamos. Y empezaba a gritar: 'Ay, ay', y nada, ¿quién iba a venir a ayudarlo?",
"Le traíamos alcohol y le tirábamos alcohol. ¡Los gritos que pegaba! Con la hojita lo afeitábamos. Era cábala, porque ganábamos. Después juntábamos guita y sabés el premio que le dábamos..."
"Le afeitábamos los huevitos. Era un tipo grande, viste que la huevera se pone grande. Levántamos y le dábamos, para el lado del culito. Todos los jugadores estábamos ahí. ¿Quién levantaba ahí abajo? Cualquiera levantaba. Lo que nos divertíamos... Él sabía que el día anterior al partido era cábala; a la tardecita empezaba a correr y se iba, lo teníamos que agarrar. Y así llegamos a la final".