Aiako
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Dicen que el dinero no trae la felicidad, pero muchos prefieren llorar arriba de un yate que ser felices pasando hambre. Y en ese sentido existe mucha controversia. Algunos estudios han revelado que los efectos psicológicos de la pobreza a largo plazo pueden resultar mucho más perjudiciales que, por ejemplo, los efectos de vivir en una zona de guerra. Mientras que demasiado dinero puede generar más problemas de los que resuelve, la pobreza extrema tiene potencial para desencadenar extrañas consecuencias en las personas, como…
1) Los pobres envejecen más rápido.
Un estudio realizado con habitantes de Detroit, en los Estados Unidos, mostró que la pobreza envejece a los individuos a nivel de la celular.
Los cromosomas humanos estás cubiertos por telómeros, cuya función es proteger la estabilidad estructural del ADN. Cada vez que una célula se divide, los telómeros pierden un poco de longitud hasta que, finalmente, el ADN se desgasta tanto que se muere de vejez.
Pero el tiempo no es lo único que debilita a los telómeros. Su contracción también se ha relacionado al estrés crónico – por ejemplo, ese estrés constante de las personas que viven al día y que no saben cómo saldrán el mes con un montón de deudas por pagar.
En el estudio, los investigadores encontraron que los residentes de Detroit de las clases más desfavorecidas tenían telómeros más pequeños, una evidencia irrefutable de que el estés generado por la pobreza extrema puede conducir a un desarrollo precoz de enfermedades propias del envejecimiento, como las enfermedades cardiacas.
Curiosamente, el estudio también constató que las dimensiones de los telómeros varían mucho entre personas de diferentes razas y etnias. Sin embargo, no han podido concluir si esto tiene una aplicación general.
Por ejemplo, la diferencia entre personas pobres de raza blanca durante el estudio resultó tan grande que los científicos no saben explicar cómo es que los blancos pobres aún se mantienen con vida. La diferencia entre las personas pobres y no pobres de raza negra fue menos pronunciada, mientras que los residentes de ascendencia mexicana, de hecho, tenían telómeros más largos que sus homólogos no pobres. Los investigadores creen que esto pudo deberse a que la mayoría de los participantes eran nu
evos en la nación americana y, como consecuencia, Detroit todavía no los había consumido.
2) La pobreza encoje el cerebro de los niños.
La pobreza predispone a los individuos a cometer errores, reduciendo sus cerebros. Así lo afirma una investigación de la Universidad de Princeton. ¿Cómo? Cuando se vive en situación de pobreza, la atención está tan enfocada en los problemas financieros que la lógica se hace confusa, concluyendo en una caída medible del coeficiente intelectual (IQ), entre otras cosas.
Los investigadores aplicaron una serie de pruebas de cognición y lógica en personas de bajos ingresos, y encontraron que aquellas que vivían preocupadas por el dinero, al terminar la prueba, obtuvieron IQs con trece puntos más abajo, el equivalente a no dormir una noche entera o a ser un alcohólico.
Investigadores de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, también demostraron que ser pobre tiene como consecuencia cambios adversos a nivel neurológico en los niños, incluyendo defectos en la memoria, lenguaje y las destrezas del pensamiento analítico.
Los niños que habían crecido en condiciones económicamente adversas obtuvieron puntuaciones un 20% más bajas en pruebas de memoria a corto plazo, además de presentar niveles más elevados de hormonas del estrés como el cortisol. Los investigadores creen que estos niveles constantemente altos conducen a un descenso acumulado de energía en el cerebro. Tanto los niños de las ciudades como de comunidades rurales mostraronproblemas de aprendizaje relacionados con la pobreza.
Y, como si esto no fuera suficiente, ser pobre no solo mina al cerebro y su vitalidad, sino que literalmente lo encoge. Los pequeños nacidos en condiciones de pobreza extrema poseen menor área neurológica que aquellos cuyos padres están bien acomodados.
Esta serie de efectos resulta evidente en niños tan jóvenes como un mes de edad, y se mantienen hasta la adultez. La buena noticia es que la disminución del cerebro puede revertirse: un estudio en México reveló que el aumento de ingresos en familias pobres produjo una mejoría en las habilidades de aprendizaje y de lenguaje de sus hijos en un plazo de año y medio.
3) La pobreza hace a las personas más amables y generosas (y cada vez más pobres).
En California, los conductores tienen la obligación de ceder el paso a un grupo de peatones, como sucede en la mayoría de las ciudades del mundo. Y un estudio reciente constató que la mayoría de los ciudadanos no tiene problemas con obedecer esta ley, excepto aquellos que conducen automóviles de lujo.
Estudios similares revelan que las personas adineradas están más predispuestas a hacer trampa en un juego de azar, mentir durante una negociación y aprobar comportamientos poco éticos, incluso el hurto en su sitio de trabajo. Pareciera que la riqueza transforma a las personas en verdaderos monstruos, o que solo los más HDP se hacen ricos.
Pero, ¿y si vivieras en una relativa pobreza durante toda tu vida y de repente te sacaras la lotería? ¿Mantendrías tu buena voluntad y generosidad?
No. Un estudio colaborativo entre la Universidad de Utah y la de Harvard (en Estados Unidos) encontró que el simple hecho de pensar en dinero hace a las personas más propensas a mentir y a ejecutar actos antiéticos, incluso sin ninguna garantía de que su trampa o fraude signifique una ganancia de dinero.
En otro estudio, realizado por la Universidad de Minnesota, los investigadores descubrieron que hacer a los participantes pensar en dinero los hacía menos colaborativos y útiles para otras personas, y excepcionalmente menos propensos a donar para actos de caridad. Pareciera que cuando los billetes entran en la ecuación, la moral de todo mundo se va al suelo.
Los científicos creen que los seres humanos tienen altruismo y empatía hasta cierto límite.
Básicamente somos más empáticos cuando tenemos que preocuparnos de nuestras propias necesidades. Y si tu mayor preocupación sea un Ferrari estacionado en la calle, no se posee la inclinación o capacidad para experimentar compasión por otras personas.
Pareciera que los seres humanos se resumen entre ser pobres y decentes o ricos y muy pedantes. Y como el paquete de pobreza también incluye el encogimiento del cerebro…
4) Y a salir de la pobreza hace que las cosas empeoren… para los niños.
Tener que lidiar con los problemas de un vecindario pobre no es la mejor situación para una mente joven. Pero los niños se adaptan a todo, ¿cierto? Bueno, no tanto – los niños que son sacados de la pobreza, de hecho, tienen una mayor probabilidad de presentar problemas mentales y del comportamiento.
En 1990, el gobierno de los Estados Unidos arrancó un programa social llamado “Moving To Opportunity”, que permitió a las madres solteras criar a sus hijos fuera del gueto, con el objetivo de analizar los resultados que esto tendría en los cerebros maleables de los pequeños.
El estudio dio seguimiento a un total de 3,689 niños de más 4,600 familias en casas de interés social. Entre esas familias, 1,430 recibieron un vale para abandonar sus vecindarios y mudarse a uno de baja pobreza (el grupo del “boleto dorado de Willy Wonka”), 1,801 recibieron vales para trasladarse a cualquier lugar (el grupo del “súper boleto dorado de Willy Wonka”), y 1,178 no recibieron absolutamente nada (el grupo de “control”).
Al comienzo del proyecto, los niños tenían entre unos pocos meses y hasta ocho años de edad.
Entre diez y quince años después, ya todos unos adolescentes, los muchachos fueron entrevistados y sometidos a análisispara detectar enfermedades mentales.
Las niñas respondieron bastante bien al cambio, mostrando menores índices de depresión y problemas del comportamiento. Justo lo que los investigadores estaban esperando. Sin embargo, los niños presentaron un incremento en ambos puntos. Sacarlos de sus vecindarios pobres había agravado los síntomas del trastorno por estrés postraumático.
Los investigadores no están seguros de porqué sucedió esto, pero teorizan que tiene que ver con las diferencias de género y sus habilidades de socializar. Las niñas, por lo general, son socialmente más adaptables.
Mientras que ellas fueron bien recibidas por sus nuevos vecinos, los niños fueron tratados como amenazas por aquellos que ya vivían en la comunidad, y entonces presentaron una mayor propensión a los conflictos y a otros problemas del comportamiento.
Desde pequeños, los niños están muy bien entrenados en tonterías de clases que ni las muchas ventajas de una mejor casa, escuela y ambiente en general pueden superar. Por eso, la cuestión podría no ser si podemos o no resolver la pobreza, la cuestión quizá sea si vamos o no a permitir que sea resuelta.
1) Los pobres envejecen más rápido.
Un estudio realizado con habitantes de Detroit, en los Estados Unidos, mostró que la pobreza envejece a los individuos a nivel de la celular.
Los cromosomas humanos estás cubiertos por telómeros, cuya función es proteger la estabilidad estructural del ADN. Cada vez que una célula se divide, los telómeros pierden un poco de longitud hasta que, finalmente, el ADN se desgasta tanto que se muere de vejez.
Pero el tiempo no es lo único que debilita a los telómeros. Su contracción también se ha relacionado al estrés crónico – por ejemplo, ese estrés constante de las personas que viven al día y que no saben cómo saldrán el mes con un montón de deudas por pagar.
En el estudio, los investigadores encontraron que los residentes de Detroit de las clases más desfavorecidas tenían telómeros más pequeños, una evidencia irrefutable de que el estés generado por la pobreza extrema puede conducir a un desarrollo precoz de enfermedades propias del envejecimiento, como las enfermedades cardiacas.
Curiosamente, el estudio también constató que las dimensiones de los telómeros varían mucho entre personas de diferentes razas y etnias. Sin embargo, no han podido concluir si esto tiene una aplicación general.
Por ejemplo, la diferencia entre personas pobres de raza blanca durante el estudio resultó tan grande que los científicos no saben explicar cómo es que los blancos pobres aún se mantienen con vida. La diferencia entre las personas pobres y no pobres de raza negra fue menos pronunciada, mientras que los residentes de ascendencia mexicana, de hecho, tenían telómeros más largos que sus homólogos no pobres. Los investigadores creen que esto pudo deberse a que la mayoría de los participantes eran nu
evos en la nación americana y, como consecuencia, Detroit todavía no los había consumido.
2) La pobreza encoje el cerebro de los niños.
La pobreza predispone a los individuos a cometer errores, reduciendo sus cerebros. Así lo afirma una investigación de la Universidad de Princeton. ¿Cómo? Cuando se vive en situación de pobreza, la atención está tan enfocada en los problemas financieros que la lógica se hace confusa, concluyendo en una caída medible del coeficiente intelectual (IQ), entre otras cosas.
Los investigadores aplicaron una serie de pruebas de cognición y lógica en personas de bajos ingresos, y encontraron que aquellas que vivían preocupadas por el dinero, al terminar la prueba, obtuvieron IQs con trece puntos más abajo, el equivalente a no dormir una noche entera o a ser un alcohólico.
Investigadores de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, también demostraron que ser pobre tiene como consecuencia cambios adversos a nivel neurológico en los niños, incluyendo defectos en la memoria, lenguaje y las destrezas del pensamiento analítico.
Los niños que habían crecido en condiciones económicamente adversas obtuvieron puntuaciones un 20% más bajas en pruebas de memoria a corto plazo, además de presentar niveles más elevados de hormonas del estrés como el cortisol. Los investigadores creen que estos niveles constantemente altos conducen a un descenso acumulado de energía en el cerebro. Tanto los niños de las ciudades como de comunidades rurales mostraronproblemas de aprendizaje relacionados con la pobreza.
Y, como si esto no fuera suficiente, ser pobre no solo mina al cerebro y su vitalidad, sino que literalmente lo encoge. Los pequeños nacidos en condiciones de pobreza extrema poseen menor área neurológica que aquellos cuyos padres están bien acomodados.
Esta serie de efectos resulta evidente en niños tan jóvenes como un mes de edad, y se mantienen hasta la adultez. La buena noticia es que la disminución del cerebro puede revertirse: un estudio en México reveló que el aumento de ingresos en familias pobres produjo una mejoría en las habilidades de aprendizaje y de lenguaje de sus hijos en un plazo de año y medio.
3) La pobreza hace a las personas más amables y generosas (y cada vez más pobres).
En California, los conductores tienen la obligación de ceder el paso a un grupo de peatones, como sucede en la mayoría de las ciudades del mundo. Y un estudio reciente constató que la mayoría de los ciudadanos no tiene problemas con obedecer esta ley, excepto aquellos que conducen automóviles de lujo.
Estudios similares revelan que las personas adineradas están más predispuestas a hacer trampa en un juego de azar, mentir durante una negociación y aprobar comportamientos poco éticos, incluso el hurto en su sitio de trabajo. Pareciera que la riqueza transforma a las personas en verdaderos monstruos, o que solo los más HDP se hacen ricos.
Pero, ¿y si vivieras en una relativa pobreza durante toda tu vida y de repente te sacaras la lotería? ¿Mantendrías tu buena voluntad y generosidad?
No. Un estudio colaborativo entre la Universidad de Utah y la de Harvard (en Estados Unidos) encontró que el simple hecho de pensar en dinero hace a las personas más propensas a mentir y a ejecutar actos antiéticos, incluso sin ninguna garantía de que su trampa o fraude signifique una ganancia de dinero.
En otro estudio, realizado por la Universidad de Minnesota, los investigadores descubrieron que hacer a los participantes pensar en dinero los hacía menos colaborativos y útiles para otras personas, y excepcionalmente menos propensos a donar para actos de caridad. Pareciera que cuando los billetes entran en la ecuación, la moral de todo mundo se va al suelo.
Los científicos creen que los seres humanos tienen altruismo y empatía hasta cierto límite.
Básicamente somos más empáticos cuando tenemos que preocuparnos de nuestras propias necesidades. Y si tu mayor preocupación sea un Ferrari estacionado en la calle, no se posee la inclinación o capacidad para experimentar compasión por otras personas.
Pareciera que los seres humanos se resumen entre ser pobres y decentes o ricos y muy pedantes. Y como el paquete de pobreza también incluye el encogimiento del cerebro…
4) Y a salir de la pobreza hace que las cosas empeoren… para los niños.
Tener que lidiar con los problemas de un vecindario pobre no es la mejor situación para una mente joven. Pero los niños se adaptan a todo, ¿cierto? Bueno, no tanto – los niños que son sacados de la pobreza, de hecho, tienen una mayor probabilidad de presentar problemas mentales y del comportamiento.
En 1990, el gobierno de los Estados Unidos arrancó un programa social llamado “Moving To Opportunity”, que permitió a las madres solteras criar a sus hijos fuera del gueto, con el objetivo de analizar los resultados que esto tendría en los cerebros maleables de los pequeños.
El estudio dio seguimiento a un total de 3,689 niños de más 4,600 familias en casas de interés social. Entre esas familias, 1,430 recibieron un vale para abandonar sus vecindarios y mudarse a uno de baja pobreza (el grupo del “boleto dorado de Willy Wonka”), 1,801 recibieron vales para trasladarse a cualquier lugar (el grupo del “súper boleto dorado de Willy Wonka”), y 1,178 no recibieron absolutamente nada (el grupo de “control”).
Al comienzo del proyecto, los niños tenían entre unos pocos meses y hasta ocho años de edad.
Entre diez y quince años después, ya todos unos adolescentes, los muchachos fueron entrevistados y sometidos a análisispara detectar enfermedades mentales.
Las niñas respondieron bastante bien al cambio, mostrando menores índices de depresión y problemas del comportamiento. Justo lo que los investigadores estaban esperando. Sin embargo, los niños presentaron un incremento en ambos puntos. Sacarlos de sus vecindarios pobres había agravado los síntomas del trastorno por estrés postraumático.
Los investigadores no están seguros de porqué sucedió esto, pero teorizan que tiene que ver con las diferencias de género y sus habilidades de socializar. Las niñas, por lo general, son socialmente más adaptables.
Mientras que ellas fueron bien recibidas por sus nuevos vecinos, los niños fueron tratados como amenazas por aquellos que ya vivían en la comunidad, y entonces presentaron una mayor propensión a los conflictos y a otros problemas del comportamiento.
Desde pequeños, los niños están muy bien entrenados en tonterías de clases que ni las muchas ventajas de una mejor casa, escuela y ambiente en general pueden superar. Por eso, la cuestión podría no ser si podemos o no resolver la pobreza, la cuestión quizá sea si vamos o no a permitir que sea resuelta.
