Cuando la incierta situación militar obligó a levantar el sitio de Talcahuano en los últimos días del mes de diciembre de 1817, don Bernardo O'Higgins determinó, mediante un acto de inteligente perspectiva histórica, declarar la independencia nacional un primero de enero de 1818 en la ciudad de Concepción. Así lo corrobora el documento suscrito ante el escribano público de Lima, don Baltazar Núñez del Pardo, el 17 de octubre de 1842, pocos días antes de su fallecimiento, donde expresa con su puño y letra:
"... en primero de enero de 1818, como órgano de la voluntad nacional, declaré solemnemente la independencia de Chile en la ciudad de Concepción".
Los testimonios históricos-documentales, desgraciadamente, son pocos y la mayoría de los acontecimientos que rodearon la declaración descansan en la tradición oral, transmitida principalmente de familia en familia. Pero no es posible dejar de aseverar que los hechos guardan ilación y correspondencia entre sí y que los elementos de crítica histórica que se puedan aplicar a ellos, no podrán cambiar la lógica y plena efectividad de ellos.
El naturalista don Carlos Oliver Schneider en el "Libro de Oro de Concepción" y en un artículo que publicara el 3 de diciembre de 1939 en el diario "El Sur" de Concepción, intitulado "¿Dónde se firmó el Acta de la Independencia?", nos entrega los antecedentes contenidos en un folleto que publicó el coronel don Santiago Femández en su defensa ante las acusaciones de don José María Novoa, con fecha 16 de abril de 1827. En ése, nos dice don Carlos Oliver, se dieron a conocer hasta las modificaciones que sufrieron los borradores de la declaración ya que don Santiago Fernández, penquista que fuera secretario de don Bernardo O'Higgins, dice textualmente en él "yo la autoricé como secretario".
De acuerdo a esta tradición, una vez firmada la declaración, O'Higgins ordenó arrojarla bajo los muros de los sitiados como reto y desafío a la recién desembarcada expedición de don Mariano Osorio y como expresión que las cosas habían variado desde 1814. Esta vez los realistas invadían el suelo de un estado soberano, declarado independiente.
Pero este reto y esta notificación al enemigo fue realzada con una ceremonia solemne en la plaza de Concepción, ante las tropas formadas en cuadro "...frente al entonces cuartel de dragones de la Frontera y que estaba ocupado por el Batallón No 3 de Infantería de Arauco, en la mañana del l° de enero de 1818". Esta versión -nos dice don Carlos Oliver- está basada en documentos que pertenecieron a "Cruz y las memorias de Roa" y fueron comprobadas por los historiadores Reinaldo Muñoz Olave y Carlos Oliver Schneider en un informe entregado a la Ilustre Municipalidad de Concepción en el mes de mayo de 1940.
Antecedentes posteriores entregados por don Luis Valencia Avaria, en su trabajo ya citado, agregan importantes antecedentes. Sabemos así que, en esa ocasión solemne se dijo una misa que fue oficiada por el Pbro. José Ignacio Cienfuegos, y frente al cuartel en la plaza colocaron una mesa y una silla propiedad del coronel Patiño, el mismo que era dueño de la propiedad ubicada en la actual calle O'Higgins 935. Allí se celebró un banquete en homenaje a los jefes del ejército patriota y asistió, honrándola, el Director Supremo don Bernardo O'Higgins. Se sirvieron cuatro lechones que al ser trinchados se les dio a cada uno de ellos el nombre de los cuatro principales oficiales del ejército realista.
Otro interesante antecedente, a que hace referencia el señor Valencia, es una carta de don Pedro Ramón de Arriagada, dirigida desde Chillán a don Bernardo O'Higgins, con fecha 8 de enero de 1818, que dice textualmente: "Lamento en lo más hondo de mi alma que no hubiera estado con nosotros en Concepción, el glorioso lo. de este mes, cuando V. firmó el acta de nuestra independencia, nuestro común e inolvidable amigo fray José Rosauro Acuña, que sin duda habría llorado de alegría".