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EL CULTO AL DIOS TLALOC - 20 PROVERBIOS VIKINGOS Y EL DIOS AN

ELTORQUE

Pajer@
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Aunque ya era tiempo de lluvias, Tláloc, el dios de la lluvia, no prestaba ni la menor atención a ese desierto.
Con el murmullo del tambor dios como acompañamiento, el sacerdote principal empezó a cantar las salutaciones e invocaciones tradicionales a Tláloc.
El sacerdote de Tláloc recitó invocaciones y oraciones especiales y quemó incienso, todo ello demasiado largo y tedioso, hasta que al fin lanzó muy alto la pelota para que el primer juego empezara.
Hay tanta lluvia durante algunos de esos días, que los charquitos ya secos se convierten en torrentes de agua, pero la gracia de Tláloc no dura más que un mes al año, y la tierra rápidamente absorbe el agua.
El tambor dios, que era tocado con las manos, servía para representar a cualquier dios cuya ceremonia se celebrara; esa noche por supuesto, su cilindro de madera tenía puesto la máscara gigante, tallada en madera, del dios Tláloc.
Cuando llevaba en el desierto cerca de un año y llegó la primavera, yo me encontraba en ese tiempo entre las gentes de la tribu iritila, entonces vi que Tláloc sí escupe algo de su lluvia en el desierto, pues por espacio de un mes, de veinte días, llueve.
Ese ruido combinado era tan increíblemente fuerte que ni siquiera el sacerdote principal podía escuchar sus propias palabras, que cantaba sobre los dos niños cuando los sacó de la silla y los levantó uno por uno para que Tláloc pudiera verlos y diera su aprobación.
El sacerdote principal terminó su canto de introducción con las antiquísimas palabras rituales, gritando lo más que pudo: ¡Tehuan tiezquíaya in ahuéhuetl, in póchotl, TLALOCTZItf!, que quiere decir: ¡Quisiéramos estar debajo de los cipreses, debajo del árbol de la ceiba, Señor Tláloc!, que equivale a decir: Pedimos tu protección, tu dominio sobre nosotros.




20 proverbios vikingos

  1. “Antes de entrar en un lugar, fíjate por dónde se puede salir.”
  2. “Si comes cerezas con los poderosos te arriesgas a que los huesos lluevan contra tu nariz.”
  3. “El hombre honra al amigo con afecto, responde a regalo con regalo. A risa responde con risa y al truco con trampa.”
  4. “No hay mejor equipaje para llevar encima que la cordura y la mente clara. En tierras lejanas es más útil que el oro y saca al pobre de los apuros.”
  5. “Vive con ilusión mientras estés vivo, el ágil siempre sale adelante. Vi las llamas de una mansión, pero en la puerta yacía un muerto.”
  6. “La población se sentía atemorizada por los vikingos debido a su ferocidad y crueldad.”
  7. “Si consigues encontrar a un amigo leal y quieres que te sea útil, ábrele tu corazón, mándale regalos y viaja a menudo a verle.”
  8. “Quien siempre habla y nunca calla dice muchas insensateces. La lengua ligera ocasiona problemas y a menudo menosprecia al hombre.”
  9. “Un hombre sin amigos es como un abedul desnudo, sin hojas ni corteza, solitario en una colina pelada.”
  10. “Un invitado debe marchar a tiempo y no abusar de su bienvenida; incluso un amigo se vuelve molesto si se queda demasiado tiempo.”
  11. “No alabes el día hasta que haya llegado la tarde; no alabes a una mujer hasta su pira; no alabes una espada hasta haberla probado; no alabes a una doncella hasta que se haya casado; no alabes el hielo hasta haberlo cruzado; no alabes la cerveza hasta haberla bebido.”
  12. “¡Quién sabe cuántos enemigos tienes en torno a la mesa!”
  13. “Cerca del rey, cerca del cadalso.”
  14. “Lo mejor de la vida es la vida misma.»
  15. “La mejor carga que puede llevar un hombre es demasiado sentido común; la peor, demasiada bebida.”
  16. “Las migas son también pan.”
  17. “Un cobarde piensa que vivirá para siempre si evita a sus enemigos; pero ningún hombre escapa a la vejez, incluso si sobrevive a las lanzas.”
  18. “Fuera de tu hogar no te alejes ni una pulgada de tus armas.”
  19. “Ni la pobreza obliga a nadie a robar ni la riqueza lo evita.”
  20. “Un hombre de respeto debe ser reservado, reflexivo y valiente en la batalla.”




El dios An para los sumerios, o Anu para los acadios, y como es más conocido por el público en general, era el dios del cielo sumerio y formaba parte de la tríada principal del panteón mesopotámico. Según los textos mitológicos mesopotámicos que hablan de su origen, An o Anu fue engendrado por Anshar y Kishar, los horizontes del cielo y la tierra.

A pesar de que Anu era el dios principal de los sumerios, no existen representaciones antropomorfas de él. En los textos antiguos su nombre aparece representado con 4 signos cuneiformes que simulan una estrella. Sin embargo este signo tiene un doble significado, pues sirve para hacer referencia a la palabra “cielo” (An), y al término “dios” (Dingir). Por tanto podemos decir que Anu significa “dios del cielo”, en donde habitaba con su esposa, la diosa Ki, y que eran asistidos por todo un séquito de dioses.

En ocasiones aparece representado como una corona con astas sentada sobre un trono. La explicación a este símbolo puede estar en que se trataba de los principales dioses sumerios y a que el símbolo de Anu símbolo era un toro.

Como figura principal del panteón mesopotámico en varios textos aparece Anu como creador del universo, en ocasiones en solitario y en otras con ayuda de Enlíl y Enki, los otros dos dioses sumerios principales. También es el creador, o por lo menos el responsable, de la existencia de cereales de vital importancia para los sumerios como la cebada, el trigo o el cáñamo.

El dios Anu pertenece a la generación más antigua de dioses. Es el señor del cielo, en donde toma decisiones y asigna funciones a los demás dioses. Con frecuencia aparece citado en los textos como “padre de los dioses” y en otras ocasiones el resto de dioses aparecen mencionados como sus hijos, tal es el caso de Inanna, Enki, Nergal, Ningirsu o Baba.
 
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