MarquesVrolok
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La semana pasada, los ministros políticos se reunieron con el titular de Educación en La Moneda. La cita estuvo marcada por un diagnóstico pesimista de Rodrigo Peñailillo (Interior), Ximena Rincón (Segpres) y Alvaro Elizalde (Segegob) en torno al debate sobre la reforma educacional. Fue en esa instancia donde se notificó a Nicolás Eyzaguirre que debía modificar su equipo de asesores, removiendo los perfiles de ex dirigentes estudiantiles y personeros cercanos a los movimientos sociales para privilegiar las redes con los partidos de la Nueva Mayoría.
El análisis apuntó a que son los partidos los que deberán aprobar la reforma en el Parlamento y desde donde, en los últimos días, habían surgido críticas -por ejemplo-, al proyecto de ley que establece que el Estado comprará los inmuebles de los colegios particulares subvencionados en busca de evitar el lucro. En todo caso, la advertencia de los ministros políticos a Eyzaguirre apuntó no sólo al "fuego amigo" desde la Nueva Mayoría. El diagnóstico se extendió también a que las críticas a la compras de inmuebles de colegios -inversión en "ladrillos y fierros" y no en calidad de educación, como han ironizado varios- se estaban consolidando como eje del debate, lo que hacía cada vez más difícil aunar respaldo ciudadano. Y que perder apoyo público en el debate educacional, sobre todo en los sectores de clase media -la principal reforma impulsada por Bachelet-, simplemente "desplomaría" al gobierno.En este contexto, en la cita se abordó un asunto que venía siendo discutido desde hace días, un giro estratégico pedido expresamente por la Presidenta Michelle Bachelet: Eyzaguirre debía apurar un plan específico para fortalecer a la educación municipal, una «agenda corta» con una inyección importante de recursos. Ayer, el ministro dijo que este nuevo plan será lanzado con detalle la próxima semana. Fuentes del Ejecutivo, en todo caso, señalan que las medidas incluyen desde reparaciones a los establecimientos que se llueven, pasando por una fuerte inyección de recursos a los municipios con deudas, inversiones y renovación en infraestructura -equipamiento, laboratorios de idiomas, gimnasios y bibliotecas-, la creación de un sistema de evaluación y desarrollo profesional para quienes dirigen los colegios y medidas para fortalecer los liceos técnicos profesionales (ver página 7).
En La Moneda admiten que este cambio pasa por dos razones. Primero, fue una mala decisión poner como impulso inicial la discusión sobre compra de inmuebles de colegios y no directamente en calidad de educación pública. Y segundo, esta fallida estrategia estaba debilitando el respaldo de La Moneda en la clase media, segmento cuyo apoyo es clave en época electoral. De hecho, la mayor cantidad de críticas al gobierno ha venido desde la DC, partido que ha acentuado su discurso público en favor de la clase media, disputándose su defensa con RN y la UDI.
La poca receptividad a medidas como el fin del copago o el término de la selección para el ingreso de niños a establecimientos escolares ya había aparecido en dos focus grupos encargados por el gobierno a fines de abril y principios de mayo, realizados por la empresa Feedback antes de los primeros anuncios de Eyzaguirre. En esos estudios se había consultado específicamente a los grupos socioeconómicos D, C3 y C2, vale decir, con sueldos de entre $215 mil (clase media baja) hasta $1 millón 600 mil (clase media alta).
Los cuestionamientos cristalizaron hace un par de semanas, cuando el presidente de la DC, Ignacio Walker, comparó al Ministerio de Educación con una "inmobiliaria", a propósito de la compra de inmuebles de colegios y los US$ 5 mil millones previstos para eso.
En este cuadro, en La Moneda reapareció el fantasma de lo ocurrido con la reforma tributaria, debate en que el slogan de que "el ajuste tributario lo pagarán los más ricos" -promovido por el gobierno- comenzó a perder terreno ante la ofensiva de la oposición enfatizando que "la reforma perjudicará a la clase media". Según la encuesta Adimark de mayo, el 57% cree que la reforma tributaria afectará a la clase media, versus 38% que piensa distinto.
Autocrítica oficialista
La autocrítica en Palacio es clara: en ambas reformas, el perfil técnico de los temas y las vocerías en esa misma línea de dos expertos economistas -del titular de Hacienda, Alberto Arenas y de Eyzaguirre, ex jefe de las finanzas públicas en el gobierno de Ricardo Lagos- no habían logrado instalar un discurso claro y efectivo ante la opinión pública. Además, se asume que las dificultades no están sólo en lo comunicacional. En Educación, Eyzaguirre no sólo buscará descomprimir el debate sobre el futuro de los colegios particulares subvencionados -preferidos por las familias de clase media-, moviendo el foco a la calidad y al apoyo a los establecimientos fiscales. También se abrió a modificar de raíz la iniciativa para que el Estado compre inmuebles de establecimientos.
A su turno, Arenas prepara una serie de modificaciones a la reforma tributaria, que apuntarán a temas que perjudicarían directamente a la clase media, como -por ejemplo- el fin de la exención de IVA para la compra de viviendas de hasta 2 mil UF. El diputado Pablo Lorenzini (DC) conversó sobre estos temas esta semana con Arenas, e indicó que "quedamos de juntarnos el lunes 7 de julio, porque el 9 se vota en el Senado. A los senadores y diputados que formamos parte de las comisiones de Hacienda nos presentará las indicaciones de todos los temas que hemos conversado, para que luego cuando el Senado vote, estemos todos claros en que vamos a apoyar" (las medidas que prepara Arenas en página 25).
En La Moneda admiten que cada vez se fueron haciendo más frecuentes los reclamos de concejales, alcaldes, parlamentarios y hasta intendentes sobre lo difícil que está resultando explicar en terreno los beneficios de ambas reformas. Es justamente ese déficit -sobre todo apuntando a los votos de clase media- el que se buscará cerrar.
Los riesgos electorales
Más allá de los estudios encargados por La Moneda, entre académicos y analistas electorales hay coincidencia en que las reformas han comenzado a tocar puntos altamente sensibles para los sectores medios, lo que podría incidir en el respaldo al gobierno y con ello en la posibilidad de vencer en los próximos comicios.
Para Mauricio Morales, de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales y asesor de la directiva DC, la Presidenta Bachelet arrasa en los sectores más pobres tanto en votación como aprobación a su gobierno -según la encuesta Adimark de mayo 64% de ese estrato apoya su gestión frente a un promedio general de 56%- "pero ella sabe que la fuerza de la coalición dependerá de cuán exitosa sea en abordar los sectores medios". "Históricamente, la Concertación -o la Nueva Mayoría- ha tenido mejor desempeño en los segmentos socioeconómicos medios, pero con el tiempo ha ido mermando ese apoyo, sobre todo en los mal llamados grupos aspiracionales, que en la última elección sintonizaron más con Franco Parisi", agrega.
Para el experto, las reformas tributaria y educacional representan un esfuerzo por recuperar ese respaldo, lo que a su juicio no está resultando exitoso debido a evidentes problemas comunicacionales. "Hoy en esos sectores existe un alto nivel de desinformación y desconfianza en dichas reformas, sentimientos que conducen al temor, lo que la derecha ha estimulado hábilmente para mellar el apoyo al gobierno en esos estratos", plantea.
Patricio Dussaillant, de la Facultad de Comunicaciones de la UC, caracteriza a estos sectores como personas que viven en comunas como Maipú, La Florida y Puente Alto; mayoritariamente profesionales, técnicos o pequeños empresarios; con ingresos familiares en torno al millón y medio de pesos; adquirieron vivienda con subsidio y sus hijos van a colegios particulares subvencionados. "Electoralmente son de sectores de centro, quieren cambios que mejoren la desigualdad en Chile pero no quieren revoluciones. Sus niveles de abstención son altos, porque siempre han sentido que da lo mismo quien gane las elecciones, porque «las cosas» se mantienen de la misma forma a pesar del cambio de gobierno", puntualiza.
Morales coincide con el diagnóstico anterior, señalando que los sectores medios "son los que menos están votando". Y en la Alianza agregan que eso hace que el riesgo de perder definitivamente el apoyo de esos sectores sea mayor, al tiempo que constituye una oportunidad para que la oposición busque capturar esos bolsones de votos. Tal como ocurrió en la elección presidencial de 2009, cuando Sebastián Piñera se impuso ante el entonces candidato de la Concertación, Eduardo Frei.
Focus groups opositores
En la Alianza, de hecho, dicen haber realizado focus groups, similares a los encargados por el gobierno, para medir los puntos débiles de la reforma educacional. Con esa información, la UDI ha desplegado un intenso recorrido por regiones, reuniéndose con apoderados de colegios particulares subvencionados, planteando los -a su juicio- problemas de los cambios impulsados por Bachelet.
En este punto, el presidente de Adimark, Roberto Méndez, dice que la oposición ha aprovechado problemas comunicacionales del Ejecutivo. "Arenas, vocero de la reforma tributaria, aparece con alto grado de desconocimiento en las encuestas. Y Eyzaguirre es conocido, pero lo ha hecho mal como vocero, con críticas a los apoderados que irritan".
En lo que respecta a la reforma tributaria, Morales apunta que los sectores de menores ingresos no tienen mayor información pero la respaldan porque la adhesión a Bachelet en estos segmentos es muy robusta. Y que en los estratos altos hay mayor resistencia porque el alza de tributos los afecta directamente. "La oposición ha planteado con habilidad que la reforma afectará a la clase media y las pymes, apuntando directamente con ello a un sector social que tiene posiciones políticas vacilantes y no maneja información sobre un tema que es complejo", agrega.
"Entendemos que parte de los esfuerzos para llegar a un acuerdo que beneficie a la clase media estarán dados porque las modificaciones (a la reforma tributaria) se hagan en las áreas inmobiliaria: el IVA a la construcción, el impuesto a las ganancias de capital o el impuesto a la adquisición de viviendas nuevas, para que no afecte el precio de las viviendas para la clase media", dice el diputado Matías Walker (DC). "Hay disposición del ministro. Algún aporte a la clase media tendrá que haber y debe ser claro, preciso, que la gente lo conozca, lo pueda calcular y que no se encuentre después con sorpresas", indica a su turno su par de Bancada Pablo Lorenzini. Pero a juicio de los analistas han sido los primeros cambios propuestos en educación los que han despertado un mayor interés de parte de los sectores medios porque inciden en un aspecto que es central en sus preocupaciones. "Los colegios particulares subvencionados básicamente atienden a la clase media y los padres de estos establecimientos están divididos prácticamente a la mitad (48%) entre aquellos que apoyan y quienes rechazan el término del aporte (copago) que hacen a financiar la educación de sus hijos. En el caso de la selección es más radical la diferencia porque un 76% de quienes participan del financiamiento compartido encuentra perfectamente razonable que se seleccione por notas y conducta", explica Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, citando datos que arrojó una encuesta UDD-La Segunda de mayo pasado. "La mayoría de esos padres quiere selección porque buscan diferenciarse; están dispuestos a hacer el sacrificio de aportar $20 mil a $30 mil para otorgarle a sus hijos mayores oportunidades, porque ven al frente que la oferta de educación municipal no ha probado ser de calidad", sostiene Guzmán.
En este contexto, Dussaillant hace hincapié en que las capas medias quieren calidad en educación pero también buscan colegios que tengan orden y disciplina. Citó en ese sentido un estudio de la Universidad Católica que detectó que apoderados de colegios subvencionados de la comuna de Cerro Navia prefiere estos establecimientos por sus niveles de disciplina más que por los resultados de las pruebas Simce.
Elacqua: "Es un problema comunicacional"
El 2010 usó la figura de "Andrea, la vendedora de Isapre" para explicar la derrota del candidato de la Concertación, Eduardo Frei, debido a que la clase media apoyó a Sebastián Piñera. Ahora que el gobierno de Michelle Bachelet constata que la reforma educacional no es bien percibida por ese estrato, el director del Instituto de Políticas Públicas de la UDP, Gregory Elacqua, recurre nuevamente al personaje para explicar cómo él entiende el proceso de cambios que impulsa la actual administración. A su juicio la clave está en la batalla política que se está dando por los sectores medios
-¿Está "tropezando con la misma piedra" la Nueva Mayoría?
-No creo que esté tropezando con la misma piedra.
-¿Entonces a qué atribuye el rechazo de la clase media a la reforma educacional?
-Yo creo que es un problema comunicacional. El Gobierno podría comunicar mejor los beneficios que van a tener las políticas públicas destinadas a beneficiar a "Andrea, la vendedora de Isapre". Y es comunicacional, porque este segmento social es el foco de la gran batalla que están dando la NM y la Alianza, debido a que es un grupo potencial de votantes exigentes.
Hay una campaña del terror de algunos en la oposición, que afirman que se va a eliminar el sector particular subvencionado, como decía Andrés Allamand, que el Estado va a elegir los colegios para sus hijos. Eso es falso, si uno mira en detalle las propuestas.
-O sea, ¿el problema es que Andrea no ha entendido el debate?
-Ella es soltera, gana $400 mil mensuales, es madre de tres hijos que manda a un colegio particular subvencionado. Al analizar la reforma, uno de sus objetivos es bajar las barreras para que pueda postular a más establecimientos, y con eso no sufrirá discriminación en colegios católicos por no ser casada. La eliminación del financiamiento compartido también la beneficia porque su capacidad de pago es reducida.
-Pero la gente no quiere mandar a sus hijos a los colegios municipales por su baja calidad.
-No es que lo sean, es lo que percibe la gente. Corrigiendo por nivel socioeconómico, si comparamos alumnos del mismo origen socioeconómico en una escuela municipal y una particular subvencionada, no hay diferencias. O sea, un colegio municipal tiene mal resultado porque atiende alumnos más vulnerables, con nivel cultural diferente.
-Un colegio humilde, donde se pagan 30 mil pesos mensuales, da mejor calidad que uno municipal.
-No, no es cierto. Y esto lo avalan estudios. La diferencia en el Simce se explica por universos globales. Sólo es mejor porque los alumnos están dispuestos a pagar, tienen un poco mayor nivel socioeconómico, más motivación y tienen mejor resultado.
-Es decir, si se cierra el colegio particular subvencionado...
-Ese niño va a recibir una calidad de educación muy parecida en un colegio municipal. Dicho de otra forma, el sistema educativo chileno es de baja calidad. .
-¿Entonces el problema central es la calidad?
-Tenemos un problema de calidad sistémico, tanto en el sistema escolar como en el universitario.
-Y si lo central es la calidad, ¿por qué cree que no se empezó por eso?
-Creo que se puede cuestionar la secuencia de las reformas, pero (el Gobierno) optó por partir con el diseño del sistema organizacional, lo cual no me parece mal.
-Aún así, los focus group del propio Ejecutivo arrojaron que el D, C3 y C2 rechazan la reforma.
-Yo hago investigación empírica, no puedo opinar de dos focus group, porque no conozco la forma en que los seleccionaron. Podría haber habido un sesgo en las personas que participaron. Tendríamos que ver una encuesta...
-El Gobierno se preocupó y mandó a hacer una encuesta, temiendo que pueda crecer el rechazo.
-Creo que el Gobierno está preocupando de cómo se pueden comunicar mejor con Andrea. Hasta ahora ella le está creyendo a Andrés Allamand, cuando en realidad debería creer en la política pública, porque la beneficia enormemente. Hay que contarle a ella por ejemplo que el término del financiamiento compartido va a ser gradual, creo que son 10 años.
http://tinyurl.com/pjwxjb8
La autocrítica en Palacio es clara: en ambas reformas, el perfil técnico de los temas y las vocerías en esa misma línea de dos expertos economistas -del titular de Hacienda, Alberto Arenas y de Eyzaguirre, ex jefe de las finanzas públicas en el gobierno de Ricardo Lagos- no habían logrado instalar un discurso claro y efectivo ante la opinión pública. Además, se asume que las dificultades no están sólo en lo comunicacional. En Educación, Eyzaguirre no sólo buscará descomprimir el debate sobre el futuro de los colegios particulares subvencionados -preferidos por las familias de clase media-, moviendo el foco a la calidad y al apoyo a los establecimientos fiscales. También se abrió a modificar de raíz la iniciativa para que el Estado compre inmuebles de establecimientos.
A su turno, Arenas prepara una serie de modificaciones a la reforma tributaria, que apuntarán a temas que perjudicarían directamente a la clase media, como -por ejemplo- el fin de la exención de IVA para la compra de viviendas de hasta 2 mil UF. El diputado Pablo Lorenzini (DC) conversó sobre estos temas esta semana con Arenas, e indicó que "quedamos de juntarnos el lunes 7 de julio, porque el 9 se vota en el Senado. A los senadores y diputados que formamos parte de las comisiones de Hacienda nos presentará las indicaciones de todos los temas que hemos conversado, para que luego cuando el Senado vote, estemos todos claros en que vamos a apoyar" (las medidas que prepara Arenas en página 25).
En La Moneda admiten que cada vez se fueron haciendo más frecuentes los reclamos de concejales, alcaldes, parlamentarios y hasta intendentes sobre lo difícil que está resultando explicar en terreno los beneficios de ambas reformas. Es justamente ese déficit -sobre todo apuntando a los votos de clase media- el que se buscará cerrar.
Los riesgos electorales
Más allá de los estudios encargados por La Moneda, entre académicos y analistas electorales hay coincidencia en que las reformas han comenzado a tocar puntos altamente sensibles para los sectores medios, lo que podría incidir en el respaldo al gobierno y con ello en la posibilidad de vencer en los próximos comicios.
Para Mauricio Morales, de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales y asesor de la directiva DC, la Presidenta Bachelet arrasa en los sectores más pobres tanto en votación como aprobación a su gobierno -según la encuesta Adimark de mayo 64% de ese estrato apoya su gestión frente a un promedio general de 56%- "pero ella sabe que la fuerza de la coalición dependerá de cuán exitosa sea en abordar los sectores medios". "Históricamente, la Concertación -o la Nueva Mayoría- ha tenido mejor desempeño en los segmentos socioeconómicos medios, pero con el tiempo ha ido mermando ese apoyo, sobre todo en los mal llamados grupos aspiracionales, que en la última elección sintonizaron más con Franco Parisi", agrega.
Para el experto, las reformas tributaria y educacional representan un esfuerzo por recuperar ese respaldo, lo que a su juicio no está resultando exitoso debido a evidentes problemas comunicacionales. "Hoy en esos sectores existe un alto nivel de desinformación y desconfianza en dichas reformas, sentimientos que conducen al temor, lo que la derecha ha estimulado hábilmente para mellar el apoyo al gobierno en esos estratos", plantea.
Patricio Dussaillant, de la Facultad de Comunicaciones de la UC, caracteriza a estos sectores como personas que viven en comunas como Maipú, La Florida y Puente Alto; mayoritariamente profesionales, técnicos o pequeños empresarios; con ingresos familiares en torno al millón y medio de pesos; adquirieron vivienda con subsidio y sus hijos van a colegios particulares subvencionados. "Electoralmente son de sectores de centro, quieren cambios que mejoren la desigualdad en Chile pero no quieren revoluciones. Sus niveles de abstención son altos, porque siempre han sentido que da lo mismo quien gane las elecciones, porque «las cosas» se mantienen de la misma forma a pesar del cambio de gobierno", puntualiza.
Morales coincide con el diagnóstico anterior, señalando que los sectores medios "son los que menos están votando". Y en la Alianza agregan que eso hace que el riesgo de perder definitivamente el apoyo de esos sectores sea mayor, al tiempo que constituye una oportunidad para que la oposición busque capturar esos bolsones de votos. Tal como ocurrió en la elección presidencial de 2009, cuando Sebastián Piñera se impuso ante el entonces candidato de la Concertación, Eduardo Frei.
Focus groups opositores
En la Alianza, de hecho, dicen haber realizado focus groups, similares a los encargados por el gobierno, para medir los puntos débiles de la reforma educacional. Con esa información, la UDI ha desplegado un intenso recorrido por regiones, reuniéndose con apoderados de colegios particulares subvencionados, planteando los -a su juicio- problemas de los cambios impulsados por Bachelet.
En este punto, el presidente de Adimark, Roberto Méndez, dice que la oposición ha aprovechado problemas comunicacionales del Ejecutivo. "Arenas, vocero de la reforma tributaria, aparece con alto grado de desconocimiento en las encuestas. Y Eyzaguirre es conocido, pero lo ha hecho mal como vocero, con críticas a los apoderados que irritan".
En lo que respecta a la reforma tributaria, Morales apunta que los sectores de menores ingresos no tienen mayor información pero la respaldan porque la adhesión a Bachelet en estos segmentos es muy robusta. Y que en los estratos altos hay mayor resistencia porque el alza de tributos los afecta directamente. "La oposición ha planteado con habilidad que la reforma afectará a la clase media y las pymes, apuntando directamente con ello a un sector social que tiene posiciones políticas vacilantes y no maneja información sobre un tema que es complejo", agrega.
"Entendemos que parte de los esfuerzos para llegar a un acuerdo que beneficie a la clase media estarán dados porque las modificaciones (a la reforma tributaria) se hagan en las áreas inmobiliaria: el IVA a la construcción, el impuesto a las ganancias de capital o el impuesto a la adquisición de viviendas nuevas, para que no afecte el precio de las viviendas para la clase media", dice el diputado Matías Walker (DC). "Hay disposición del ministro. Algún aporte a la clase media tendrá que haber y debe ser claro, preciso, que la gente lo conozca, lo pueda calcular y que no se encuentre después con sorpresas", indica a su turno su par de Bancada Pablo Lorenzini. Pero a juicio de los analistas han sido los primeros cambios propuestos en educación los que han despertado un mayor interés de parte de los sectores medios porque inciden en un aspecto que es central en sus preocupaciones. "Los colegios particulares subvencionados básicamente atienden a la clase media y los padres de estos establecimientos están divididos prácticamente a la mitad (48%) entre aquellos que apoyan y quienes rechazan el término del aporte (copago) que hacen a financiar la educación de sus hijos. En el caso de la selección es más radical la diferencia porque un 76% de quienes participan del financiamiento compartido encuentra perfectamente razonable que se seleccione por notas y conducta", explica Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, citando datos que arrojó una encuesta UDD-La Segunda de mayo pasado. "La mayoría de esos padres quiere selección porque buscan diferenciarse; están dispuestos a hacer el sacrificio de aportar $20 mil a $30 mil para otorgarle a sus hijos mayores oportunidades, porque ven al frente que la oferta de educación municipal no ha probado ser de calidad", sostiene Guzmán.
En este contexto, Dussaillant hace hincapié en que las capas medias quieren calidad en educación pero también buscan colegios que tengan orden y disciplina. Citó en ese sentido un estudio de la Universidad Católica que detectó que apoderados de colegios subvencionados de la comuna de Cerro Navia prefiere estos establecimientos por sus niveles de disciplina más que por los resultados de las pruebas Simce.
Elacqua: "Es un problema comunicacional"
El 2010 usó la figura de "Andrea, la vendedora de Isapre" para explicar la derrota del candidato de la Concertación, Eduardo Frei, debido a que la clase media apoyó a Sebastián Piñera. Ahora que el gobierno de Michelle Bachelet constata que la reforma educacional no es bien percibida por ese estrato, el director del Instituto de Políticas Públicas de la UDP, Gregory Elacqua, recurre nuevamente al personaje para explicar cómo él entiende el proceso de cambios que impulsa la actual administración. A su juicio la clave está en la batalla política que se está dando por los sectores medios
-¿Está "tropezando con la misma piedra" la Nueva Mayoría?
-No creo que esté tropezando con la misma piedra.
-¿Entonces a qué atribuye el rechazo de la clase media a la reforma educacional?
-Yo creo que es un problema comunicacional. El Gobierno podría comunicar mejor los beneficios que van a tener las políticas públicas destinadas a beneficiar a "Andrea, la vendedora de Isapre". Y es comunicacional, porque este segmento social es el foco de la gran batalla que están dando la NM y la Alianza, debido a que es un grupo potencial de votantes exigentes.
Hay una campaña del terror de algunos en la oposición, que afirman que se va a eliminar el sector particular subvencionado, como decía Andrés Allamand, que el Estado va a elegir los colegios para sus hijos. Eso es falso, si uno mira en detalle las propuestas.
-O sea, ¿el problema es que Andrea no ha entendido el debate?
-Ella es soltera, gana $400 mil mensuales, es madre de tres hijos que manda a un colegio particular subvencionado. Al analizar la reforma, uno de sus objetivos es bajar las barreras para que pueda postular a más establecimientos, y con eso no sufrirá discriminación en colegios católicos por no ser casada. La eliminación del financiamiento compartido también la beneficia porque su capacidad de pago es reducida.
-Pero la gente no quiere mandar a sus hijos a los colegios municipales por su baja calidad.
-No es que lo sean, es lo que percibe la gente. Corrigiendo por nivel socioeconómico, si comparamos alumnos del mismo origen socioeconómico en una escuela municipal y una particular subvencionada, no hay diferencias. O sea, un colegio municipal tiene mal resultado porque atiende alumnos más vulnerables, con nivel cultural diferente.
-Un colegio humilde, donde se pagan 30 mil pesos mensuales, da mejor calidad que uno municipal.
-No, no es cierto. Y esto lo avalan estudios. La diferencia en el Simce se explica por universos globales. Sólo es mejor porque los alumnos están dispuestos a pagar, tienen un poco mayor nivel socioeconómico, más motivación y tienen mejor resultado.
-Es decir, si se cierra el colegio particular subvencionado...
-Ese niño va a recibir una calidad de educación muy parecida en un colegio municipal. Dicho de otra forma, el sistema educativo chileno es de baja calidad. .
-¿Entonces el problema central es la calidad?
-Tenemos un problema de calidad sistémico, tanto en el sistema escolar como en el universitario.
-Y si lo central es la calidad, ¿por qué cree que no se empezó por eso?
-Creo que se puede cuestionar la secuencia de las reformas, pero (el Gobierno) optó por partir con el diseño del sistema organizacional, lo cual no me parece mal.
-Aún así, los focus group del propio Ejecutivo arrojaron que el D, C3 y C2 rechazan la reforma.
-Yo hago investigación empírica, no puedo opinar de dos focus group, porque no conozco la forma en que los seleccionaron. Podría haber habido un sesgo en las personas que participaron. Tendríamos que ver una encuesta...
-El Gobierno se preocupó y mandó a hacer una encuesta, temiendo que pueda crecer el rechazo.
-Creo que el Gobierno está preocupando de cómo se pueden comunicar mejor con Andrea. Hasta ahora ella le está creyendo a Andrés Allamand, cuando en realidad debería creer en la política pública, porque la beneficia enormemente. Hay que contarle a ella por ejemplo que el término del financiamiento compartido va a ser gradual, creo que son 10 años.
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encuestas
gobernar haciendole caso a los wns mas gritones (movimientos sociales)
