Suzaku
Come Mierda
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Érase una vez, un bar de mala muerte en algún puerto del Pacífico...
Que sentados se encontraban un grupo de viejos marineros, amigos de antaño, que aunque nacidos en distintas tierras llevaban varias aventuras compartidas en sus cuerpos, y estando ya pasados en tragos estaban decidiendo quién era el más macho, más valiente y mejor de los que se encontraban ahí...
Para decidir al ganador máximom, comenzaron a hacer pruebas, de quién era el más musculoso, quién había recorrido más millas náuticas, quién había estado con más mujeres, mientras tomaban y tomaban...
Finalmente, llegaron a la prueba de los tatuajes...
El primer marinero que levanta la voz era de la marina de los Estados Unidos, quien de un grito se rompe la camisa mostrando su corpulenta espalda, en la que tenía tatuada una sensual mujer con muslos gruesos, busto turgente y labios chupeteros, con un sexy vestido de color rojo intenso. Entonces, manteniendo la expectación de sus compañeros, el gringo comenzó a flexionarse y presionar sus músculos, logrando que la mujer tatuada quedase completamente desnuda, ganándose inmediatamente los vítores y aprobación de sus colegas y el resto de los que se encontraban en el bar.
Sin embargo, apenas acabado el acto, se alzó la voz de un marinero tailandés: ¡Eso no es nada!, vociferó, levantándose de un golpe y arrebatándose la camisa con una sola mano, dejando ver un hermoso dragón verde, cuya cola comenzaba bajo su ombligo y se prolongaba por su estómago y pecho, pasando por detrás de su cuello para volver a mostrar su cabeza en su pectoral izquierdo. El tailandés, entonces, empalmó sus manos, y comenzó a hacer presión, ¡logrando que el dragón comenzara a escupir fuego de sus fauces!
Los gritos de sorpresa y aplausos apenas comenzaban a extinguirse, cuando uno de los marineros más borrachos (obviamente era chileno), que llevaba un buen rato acostado en una esquina del bar tapándose la cara con su gorra, se levantó e hizo paso entre el tumulto, dejando todo un desastre de vasos quebrados y cerveza esparcida tras de él, para hacer silencio azotando su puño contra la mesa en que se encontraba el resto de sus amigos, exclamando: ¡Montón de pendejos aficionados!, ¡Vean lo que es un verdadero tatuaje!, procediendo a sacar su pene, dejándolo caer estrepitosamente sobre la mesa.
Los que se encontraban más cerca del viejo marinero, alcanzaban a leer en su falo un breve texto que decía "Renopla", lo que causó un abucheo instantáneo en la expectante multitud, quienes comenzaron a lanzar latas y maní al viejo a modo de desaprobación.
¡¿Qué tiene eso de especial, pinche chilenito y la concha de tu madre?! gritó un marinero mexicano que se encontraba al otro extremo de la mesa. A lo que el chileno respondió: "Aaah, es que necesita un poquito de cariño para que se entienda", tirándose un escupitajo en la punta del pequeño miembro, para luego agarrar la mano de su compañero más próximo, obligándole a acariciarlo, lo que comenzó a provocar una vibración en la mesa, extendiéndose la palabra tatuada que ahora decía: "Recuerdo de una noche de amor en Constantinopla".
Que sentados se encontraban un grupo de viejos marineros, amigos de antaño, que aunque nacidos en distintas tierras llevaban varias aventuras compartidas en sus cuerpos, y estando ya pasados en tragos estaban decidiendo quién era el más macho, más valiente y mejor de los que se encontraban ahí...
Para decidir al ganador máximom, comenzaron a hacer pruebas, de quién era el más musculoso, quién había recorrido más millas náuticas, quién había estado con más mujeres, mientras tomaban y tomaban...
Finalmente, llegaron a la prueba de los tatuajes...
El primer marinero que levanta la voz era de la marina de los Estados Unidos, quien de un grito se rompe la camisa mostrando su corpulenta espalda, en la que tenía tatuada una sensual mujer con muslos gruesos, busto turgente y labios chupeteros, con un sexy vestido de color rojo intenso. Entonces, manteniendo la expectación de sus compañeros, el gringo comenzó a flexionarse y presionar sus músculos, logrando que la mujer tatuada quedase completamente desnuda, ganándose inmediatamente los vítores y aprobación de sus colegas y el resto de los que se encontraban en el bar.
Sin embargo, apenas acabado el acto, se alzó la voz de un marinero tailandés: ¡Eso no es nada!, vociferó, levantándose de un golpe y arrebatándose la camisa con una sola mano, dejando ver un hermoso dragón verde, cuya cola comenzaba bajo su ombligo y se prolongaba por su estómago y pecho, pasando por detrás de su cuello para volver a mostrar su cabeza en su pectoral izquierdo. El tailandés, entonces, empalmó sus manos, y comenzó a hacer presión, ¡logrando que el dragón comenzara a escupir fuego de sus fauces!
Los gritos de sorpresa y aplausos apenas comenzaban a extinguirse, cuando uno de los marineros más borrachos (obviamente era chileno), que llevaba un buen rato acostado en una esquina del bar tapándose la cara con su gorra, se levantó e hizo paso entre el tumulto, dejando todo un desastre de vasos quebrados y cerveza esparcida tras de él, para hacer silencio azotando su puño contra la mesa en que se encontraba el resto de sus amigos, exclamando: ¡Montón de pendejos aficionados!, ¡Vean lo que es un verdadero tatuaje!, procediendo a sacar su pene, dejándolo caer estrepitosamente sobre la mesa.
Los que se encontraban más cerca del viejo marinero, alcanzaban a leer en su falo un breve texto que decía "Renopla", lo que causó un abucheo instantáneo en la expectante multitud, quienes comenzaron a lanzar latas y maní al viejo a modo de desaprobación.
¡¿Qué tiene eso de especial, pinche chilenito y la concha de tu madre?! gritó un marinero mexicano que se encontraba al otro extremo de la mesa. A lo que el chileno respondió: "Aaah, es que necesita un poquito de cariño para que se entienda", tirándose un escupitajo en la punta del pequeño miembro, para luego agarrar la mano de su compañero más próximo, obligándole a acariciarlo, lo que comenzó a provocar una vibración en la mesa, extendiéndose la palabra tatuada que ahora decía: "Recuerdo de una noche de amor en Constantinopla".
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