RollitoAbdominal
Hincha Huevas
- Registrado
- 2014/05/12
- Mensajes
- 565
- Sexo
Me levanté con la esperanza de que las cosas mejoraran en cuanto al ambiente mundialero, porque en serio quedan dos días y este viaje no se diferencia en nada a otras veces que vine a Río de Janeiro (sin ánimo de ostentar).
Al lado de la casa donde vivo por estos días hay un gran gimnasio, y considerando las muchas horas que demanda un trabajo que te exige sedentarismo frente a la pantalla, decidí matricularme por el mes que estaré en Brasil. Hasta la decisión todo bien, ahora comienzan los problemas...
Un gimnasio carioca es diferente a uno en Chile… por los paisajes. Si a eso le sumamos los dos años de completa inactividad deportiva, después de 38 minutos salí acalambrado y… turnio.
La idea de ir a Copacabana a buscar ambiente de Mundial se frustró por mi espíritu deportivo, así que decidí descansar y salir de noche, buena idea pensé.
Un amigo brasileño pasa por nosotros (hay que agregar al dueño de casa, el peruano), nos lleva a un bar cercano en Villa Isabel (a unas cuatro cuadras del Maracaná) donde los grillos hacen fiesta. Conté la proporción mesas-gente, mesas 40, personas en el lugar 3, sí nosotros.
Luego se unió otro brazuca, entonces en esa mesa hablaban portugués y yo más colgado que viendo una partida de ajedrez. En eso llega el mozo, con cara de pocos amigos, y me pregunta que voy a tomar: Guaraná zero le digo. Me queda mirando con cara de “pide algo para hombre”, de hecho me acordó de Volver al Futuro III cuando Marty va a un bar en el oeste y pide un vaso de agua. “De dónde eres”, fue la segunda pregunta del “amable” garzón. “De Chile, h...” contesté.
La respuesta desfiguró su cara, como si le hubiera dicho que Pelé debutó con un pibe. “Eres torcedor do Universidad?”... esto ya parecía interrogatorio. Sí, respondí, de la “U”, el mejor de Chile. En ese momento me sentí como ese turista que a cualquier lado que va trata de chamullar con que su equipo es el más grande, bla bla bla.
Sigamos con el mozo. Algo no andaba bien porque bastó mi última respuesta para que su cara de susto pasara derechamente al odio. “¿Qué pasa?”, fue lo que me nació preguntar, a esa hora los comensales ya estaban pendientes de mi conversación con el hombre y de hecho pudieron traducir los múltiples conceptos en portugués que emitió luego de mi confesión.
Pablo, el peruano, que maneja los dos idiomas me explicó por fin el origen de la molestia del tipo. Algo le pasó con la “U”, pero la odia con todo su corazón según sus palabras.
Me convertí en Severino Vasconcellos y con mucho “portuñol” hablé con Ricardinho, quien me contó la razón de su odio: “Resulta que es torcedor fanático del “Mengao” y tiene un hijo de ocho años. La primera vez que lo llevó al estadio fue en la Copa Sudamericana 2011, en el Estadio Engenao (Joao Havelange) donde el equipo de Jorge Sampaoli jugó el mejor partido de la era y venció al Flamengo por 4-0. Me cuenta Ricardinho que fue tanta la decepción de Ricardinho Jr. Que le pidió al padre jamás volver a un estadio, y de hecho se hizo hincha de Vasco, el rival de siempre de Flamengo. Según el tipo, es la peor pena de su vida y que por tal razón odia a la “U”. Sí, como me leen, la odia.
Terminó la jornada, no encontré el Mundial, pero historias hay, y muchas.
Mentira, la weá fome CTM
MADRES