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Pendejit@
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Que en China hay muchos más hombres que mujeres no es nada nuevo. La política del hijo único y la preferencia por los descendientes varones han provocado que nazcan 113 de ellos por cada cien mujeres. Que ellas tienen mucho más éxito entre los extranjeros que ellos, tampoco es noticia. La combinación de estos dos hechos provoca frecuentes debates en el ciberespacio chino, donde airados comentarios sobre el «robo» de sus mujeres y sobre la decencia de éstas son contestados con no menos hirientes observaciones sobre el comportamiento machista y «poco evolucionado» de los compatriotas masculinos.
Pero el asunto no es tan banal como parece. De aquí a 2020 podría haber entre 30 y 40 millones de chinos que, salvo que se decanten por la homosexualidad, no encontrarán pareja. Y eso es una bomba de relojería para la estabilidad social que tanto preocupa a los dirigentes del país.
Para frenar esta «situación de peligro», Luo Tianhao, un investigador del Cheung Kong Graduate School of Business, propone que las mujeres que quieran casarse con un extranjero paguen una tasa que ha denominado «el impuesto de las chicas bonitas», que variaría en función de la renta per cápita del país de su novio.
Así, un español debería pagar en torno a 24.000 euros para contraer matrimonio con una mujer china. Más barato les saldría a los sudamericanos -unos 6.000 euros pagaría un argentino, por ejemplo- y no queda claro si los hombres de países cuyo poder adquisitivo es inferior al de China quedan exentos del pago o no. Lo curioso es que ya existe un precedente real que avala esta iniciativa: el de Bielorrusia, un país del que, según Luo, China «debería aprender».
Aunque no parece que la medida vaya a prosperar, el debate está servido.
Fuente
Pero el asunto no es tan banal como parece. De aquí a 2020 podría haber entre 30 y 40 millones de chinos que, salvo que se decanten por la homosexualidad, no encontrarán pareja. Y eso es una bomba de relojería para la estabilidad social que tanto preocupa a los dirigentes del país.
Para frenar esta «situación de peligro», Luo Tianhao, un investigador del Cheung Kong Graduate School of Business, propone que las mujeres que quieran casarse con un extranjero paguen una tasa que ha denominado «el impuesto de las chicas bonitas», que variaría en función de la renta per cápita del país de su novio.
Así, un español debería pagar en torno a 24.000 euros para contraer matrimonio con una mujer china. Más barato les saldría a los sudamericanos -unos 6.000 euros pagaría un argentino, por ejemplo- y no queda claro si los hombres de países cuyo poder adquisitivo es inferior al de China quedan exentos del pago o no. Lo curioso es que ya existe un precedente real que avala esta iniciativa: el de Bielorrusia, un país del que, según Luo, China «debería aprender».
Aunque no parece que la medida vaya a prosperar, el debate está servido.
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