corta, a la antigua...
Pico y Zorra
rayó el poeta
en un muro y sin firmar.
Nótese
que no perdió tiempo en filosofar.
Veraz y contundente,
explícito en puño y letra,
eyaculó un verso extasiado,
vehemente y sin pensar demasiado.
Pero ¡Oh!
Admiren su destreza,
ni un solo adjetivo,
ni en pico ni en zorra.
Tan solo una i griega,
tan solo...
¡Y hubo sexo entre los sexos!
¡Pico y Zorra!
En las mesas de los bares más sucios,
cuadernos, basureros, callejones,
asientos de microbuses, paraderos,
pandereta, poemarios, internet,
o en los baños más públicos de la capital.
¡¡Sexo entre los sexos!!
En la santidad del muro de las lamentaciones,
en la divinidad de las rocas de la Kaaba,
en la seguridad de la muralla china,
en la autoridad del palacio de la moneda,
en la puerta santa de la basílica de San Pedro,
en la cúpula del Taj Mahal,
en las cámaras de la gran pirámide de Giza,
en los restos del muro de Berlín,
en el límite entre la estratosfera
y la imaginación.
Porque todos los picos...
Porque todas las zorras...
fundidos en orgásmicas consonancias,
no deben hacer otra cosa
sino trabarse,
trabarse,
trabarse hasta acabar;
y volver a comenzar.
xD