Pariston
Bestia
- Registrado
- 2014/06/04
- Mensajes
- 2.726
Les plantearé una situación, pero no para recibir consejos, pues los consejos para mí no tiene más utilidad que almacenarlos para luego dárselos a otros, sino para ver qué opinan al respecto ^_^
Tengo un carisma. La gente la pasa bien conmigo porque cumplo algunos requisitos que son ideales para un rato agradable:
- Soy pacífico, indefenso, no he experimentado un estado de agresividad que repercuta en mi conducta, por lo que las personas que comparten conmigo se sienten seguras y no esperarían nada de mí en ese sentido.
- Soy discreto, por lo que inspiro confianza y la información privada de la persona me llega sin siquiera proponérmelo.
- Soy muy risueño y me gusta sacar el lado alegre de las personas. Tengo la facultad de intuir los estados de ánimos aunque intenten ocultarlo, así que puedo manejarlos cambiando la dirección de los temas o escogiendo bien las palabras.
- Soy muy observador, por lo que soy bueno escuchando y comprendiendo la situación y todas sus variables a una velocidad casi instantánea.
- Poseo gran cantidad de información, aunque no me interesa hacer gala de ello, pues no me gusta repetir lo que ya sé. Prefiero la información nueva. Pero si me preguntan sobre algo, respondo en las proporciones que van de acuerdo a mis objetivos.
- Simpre ando en busca de la novedad. Lo ya visto, lo ya escuchado, lo ya conocido me asusta terriblemente y huyo de aquello constantemente. Si tuviese que apuntar mi gran y único miedo, sería ése sin duda.
Estás disposiciones han hecho de mis experiencias sociales fecundas, pero siento que ya se han agotado. La gente se me ha vuelto predecible y, en consecuencia, aburrida. Se extinguen ellas mismas en un rato de exposición, como cuando vas a una galería y pasas de largo de esa pintura porque no ves un contenido que te pueda servir de algún modo. Cuando conozco a una persona nueva, siento al cabo de un rato un tedio de ya saber cómo es. Sé exactamente cuando está aparentando, cuando está mintiendo, cuando está siendo honesto, cuando está intentando motivar algo en específico. Pese a esto, aún sigo disfrutando de las personas porque, curiosamente, siempre encuentro algo que me sorprende o que me da para pensar, lo que me parece magnífico, porque es lo que nunca debemos dejar de sentir, pero hay una inquietud en mi corazón: ¿llegará el día en que ya nada me sorprenda y todo, hasta las cosas, se vuelvan estériles a mi percepción? De pronto me veo como Nerón, y menos mal que hasta el momento no he tenido fuego cerca. Siempre me he preguntando qué pasará cuando llegue el momento en que lo novedoso no llegue "naturalmente" y tenga que intervenir mi voluntad para generarlo. Se me ocurre que a lo mejor puedo llegar a cometer acciones al filo de la moralidad y lo lícito, sobre todo por la capacidad de conducir y manipular situaciones e individuos.
Un dato aparte es que debido a todo esto últimamente he conocido personas pero luego de interactuar con ellas una vez - o hasta dos - ya no me incita volver a verlas, al menos no por el momento (para ver si evolucionan en algún modo y me ofrecen novedad). Intentan comunicarse conmigo para volver a repetir la instancia, pero yo lanzo su imagen al olvido como quien lanza un papel a la basura. Quisiera decir que esto no me importa, pero no es así. Debido a mi habilidad para intuir los sentimientos/pensamientos de los demás, soy capaz también de sentir sus estados aníminos/intelectuales (ponerse en el lugar del otro para decirlo de una forma vulgar), por lo que es como si yo lo viviera en cierto grado. No me inquieta sentirlo yo, sino saber que las personas lo sientan a causa mía. Tampoco es algo prominente que me haga sentirme culpable con ansias de redención y esas cosas. He sabido de personas que se han enamorado de mí pero que deseché por aburrimiento y a lo más estuve un par de días pensando al respecto con su dejo de melacolía y sería. Gracias a esta empatía sé que no soy un sicótico al menos ^_^
¿Qué opinan de mi caso, señoritos/as?
Tengo un carisma. La gente la pasa bien conmigo porque cumplo algunos requisitos que son ideales para un rato agradable:
- Soy pacífico, indefenso, no he experimentado un estado de agresividad que repercuta en mi conducta, por lo que las personas que comparten conmigo se sienten seguras y no esperarían nada de mí en ese sentido.
- Soy discreto, por lo que inspiro confianza y la información privada de la persona me llega sin siquiera proponérmelo.
- Soy muy risueño y me gusta sacar el lado alegre de las personas. Tengo la facultad de intuir los estados de ánimos aunque intenten ocultarlo, así que puedo manejarlos cambiando la dirección de los temas o escogiendo bien las palabras.
- Soy muy observador, por lo que soy bueno escuchando y comprendiendo la situación y todas sus variables a una velocidad casi instantánea.
- Poseo gran cantidad de información, aunque no me interesa hacer gala de ello, pues no me gusta repetir lo que ya sé. Prefiero la información nueva. Pero si me preguntan sobre algo, respondo en las proporciones que van de acuerdo a mis objetivos.
- Simpre ando en busca de la novedad. Lo ya visto, lo ya escuchado, lo ya conocido me asusta terriblemente y huyo de aquello constantemente. Si tuviese que apuntar mi gran y único miedo, sería ése sin duda.
Estás disposiciones han hecho de mis experiencias sociales fecundas, pero siento que ya se han agotado. La gente se me ha vuelto predecible y, en consecuencia, aburrida. Se extinguen ellas mismas en un rato de exposición, como cuando vas a una galería y pasas de largo de esa pintura porque no ves un contenido que te pueda servir de algún modo. Cuando conozco a una persona nueva, siento al cabo de un rato un tedio de ya saber cómo es. Sé exactamente cuando está aparentando, cuando está mintiendo, cuando está siendo honesto, cuando está intentando motivar algo en específico. Pese a esto, aún sigo disfrutando de las personas porque, curiosamente, siempre encuentro algo que me sorprende o que me da para pensar, lo que me parece magnífico, porque es lo que nunca debemos dejar de sentir, pero hay una inquietud en mi corazón: ¿llegará el día en que ya nada me sorprenda y todo, hasta las cosas, se vuelvan estériles a mi percepción? De pronto me veo como Nerón, y menos mal que hasta el momento no he tenido fuego cerca. Siempre me he preguntando qué pasará cuando llegue el momento en que lo novedoso no llegue "naturalmente" y tenga que intervenir mi voluntad para generarlo. Se me ocurre que a lo mejor puedo llegar a cometer acciones al filo de la moralidad y lo lícito, sobre todo por la capacidad de conducir y manipular situaciones e individuos.
Un dato aparte es que debido a todo esto últimamente he conocido personas pero luego de interactuar con ellas una vez - o hasta dos - ya no me incita volver a verlas, al menos no por el momento (para ver si evolucionan en algún modo y me ofrecen novedad). Intentan comunicarse conmigo para volver a repetir la instancia, pero yo lanzo su imagen al olvido como quien lanza un papel a la basura. Quisiera decir que esto no me importa, pero no es así. Debido a mi habilidad para intuir los sentimientos/pensamientos de los demás, soy capaz también de sentir sus estados aníminos/intelectuales (ponerse en el lugar del otro para decirlo de una forma vulgar), por lo que es como si yo lo viviera en cierto grado. No me inquieta sentirlo yo, sino saber que las personas lo sientan a causa mía. Tampoco es algo prominente que me haga sentirme culpable con ansias de redención y esas cosas. He sabido de personas que se han enamorado de mí pero que deseché por aburrimiento y a lo más estuve un par de días pensando al respecto con su dejo de melacolía y sería. Gracias a esta empatía sé que no soy un sicótico al menos ^_^
¿Qué opinan de mi caso, señoritos/as?
, hasta donde cashe eris sociopata narcizoide y asdf 
