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Klaus Junge el Chileno martir de la Segunda Guerra Mundial, que vencia al campeon mundial de ajedrez

ruftata

Hij@'e Puta
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En la tarde del 27 de abril de 1945, en Welle in der Luneburger Haeide, una tierra arenosa y triste vecina a Hamburgo, un grupo de campesinos del lugar recogían los restos mortales del teniente Klaus Junge para darle sepultura.
Klaus, era uno de los últimos muertos en combate de una resistencia injustificada que pretendía evitar la inexorable caía del Tercer Reich, apelando a la reserva de adolescente y jóvenes bajo el patético proverbio “Niños aprovechemos la guerra, la paz será terrible” había sido convocados a mediados de 1943, cuando la noche comenzaba a caer sobre las huestes de la Alemania nazi. La guerra ya comenzaba a perderse en los aires y en los mares. El Afrika Korps estaba destrozado. La ofensiva sobre Kursk había fracasado, el frente del este se derrumbaba, los balcones ardían, los aliados avanzaban en Italia y el desembarco en el frente del oeste era ya una amenaza inevitable. Era el comienzo del apocalipsis. Mientras el ejército alemán permanece en Stalingrado, Heinrich Himmler -el creador de la Gestapo y jefe máximo de los SS- pasa a ser hasta el final un importante personaje en el plano militar.
Así es como nace la 12º Panzer División SS Hitler Jugend, en la que la edad media de sus integrantes era de 18 años incluyendo suboficiales y oficiales. La idea de la creación de esta unidad de adolescentes parte del Reischjugend Führer Arthur Axmann, un mutilado que perdió un brazo en el frente, y adoctrinó y dirigió a toda la juventud del Reich enfervorizando a más de dos millones de chicas y chicos.
Así es como los jóvenes pasan con toda naturalidad de los campos de adoctrinamiento de Arbeitdienst a los de las Waffen SS, pese a que la incorporación obligatoria provoca un sinnúmero de quejas. Sacerdotes y pastores y acongojados padres solicitaron al Führer que deje sin efecto la medida. Los obispos intentaron intervenir, pero Himmler convocó a su lugarteniente Hans Juttner encargado de las cuestiones administrativas y le ordenó: “...encuentre un medio de calmar los chillidos de la curería...” y a los padres anúnciales que sus hijos tendrán un mes de instrucción y luego se les dará a elegir entre la Wehmarcht o las Waffen SS (divisiones formadas por voluntarios extranjeros).
El plan se cumplió y con tanta exactitud que solamente tres jóvenes pidieron salir de la SS al fin del período de instrucción, la que alcanzó niveles de tal perfección, que tiempo después se apreció en plena lucha, cuando estos jovencitos realizaban verdaderos milagros batiéndose en proporción de uno a diez ante los efectivos aliados.
La división Hitler Jugend quedó oficialmente constituida el 24 de junio de 1943. Más de diez mil muchachos de 15 a 17 años prestaron juramento a la luz de las antorchas, luego de haber minuciosamente preparados para batirse y morir. Klaus Junge se encontraba entre ellos y fue uno de los últimos en entregar su vida, cuando ya la guerra tocaba a su fin. Muy cerca de donde cayera, en Lübeck dos días antes de su muerte, el 25 de abril, Heinrich Himmler en un posterior esfuerzo intentaba pacificar el frente occidental. Aprovechando la mediación del conde Folke Bernadotte de la Cruz Roja sueca, proponía a los norteamericanos y británicos una paz separada para luchar en forma conjunta contra los bolcheviques.
Algo que ya había intentado su camarada de la Orden Negra, Rudolf Hess cuatro años atrás, pero el resultado fue el mismo, puesto que Truman y Churchill la rechazaron, entendiendo que se comprometía el futuro del mundo y configuraba un acto de deslealtad ante la promesa formulada a Stalin de no concertar ningún tipo de paz con Alemania.
Hitler cercado en Berlín redacta su última proclama “.... Si en los días que vienen, cada soldado del Frente del Este cumple con su deber, Berlín seguirá siendo Alemana, Viena volverá a ser nuestra y Europa no será nunca rusa...”. El 20 de abril el Führer festejó sus 56 años y en horas de la tarde junto al ideólogo Arthur Axmann condecoró a su grupo de muchachitos de 14 y 15 años con las últimas cruces de hierro del agonizante régimen. Cinco días después ya se luchaba en las calles de Berlín y en la mañana del 1º de mayo, entre los escombros, los soldados rusos se fotografiaron en las escalinatas de la Cancillería del Reich.
Ya todo había terminado. Tres días antes, en las cercanías de Hamburgo eran inhumados los restos del joven teniente Klaus Junge. Los campesinos que le dieron sepultura hallaron en los bolsillos de su uniforme numerosos manuscritos con anotaciones y análisis de partidas de ajedrez, eran acaso los últimos ensayos de una fugaz estrella que había brillado en el mundo de los trebejos, pero que la tragedia desatada por una guerra, que convocó a niños en un fanatismo sin razón, había tronchado el surgimiento de un valor irremplazable para el ajedrez de Alemania.
Klaus Junge, nació en Concepción, Chile el 1º de enero de 1924. Su padre Otto Junge era un maestro de ajedrez de reconocida fuerza que había logrado el título de campeón chileno en 1922, pero su trayectoria en el ajedrez trasandino fue corta puesto que en 1928 decidió regresar a Alemania, junto con su esposa y el pequeño Klaus, instalando su residencia en la ciudad nórdica de Hamburgo.
Sin ser un niño prodigio, Klaus demostró desde su primera infancia una inteligencia notable. A los cuatro años aprendió a leer, ingresando a la escuela directamente a 2º grado. Su espíritu inquieto y su observación aguda le permitieron acceder al juego de ajedrez simplemente contemplando las partidas que su padre animaba diariamente con sus amigos. Ya cuando contaba 8 años jugaba con otros niños de mayor edad a quienes aventajaba comúnmente. La disposición heredada de su padre comenzó a desarrollarse y desde temprana edad comenzó a realizar análisis escudriñando hasta los mínimos detalles de los conocimientos más importantes de la apertura y combinación dedicación que fue realizada con una dosificación inteligente que no hizo peligrar sus estudios primarios y secundarios, donde se destacó como excelente alumno. A los 12 años comenzó a frecuentar el Club de Ajedrez de Hamburgo, jugando sus primeras partidas con reloj, alternando victorias y derrotas en un rápido crecimiento formativo.
A los 13 años venció al calificado maestro Protz en una demostración cabal de una intuición estatégica admirable, revelando un golpe de vista excelente.
En febrero de 1938, Klaus participó de su primer torneo llamando la atención de los dirigentes por su excelente actuación, que le brindaron la oportunidad de intervenir en el Torneo de Ajedrez de Pascua, realizado en Bergedorf - localidad cercana a Hamburgo- obteniendo un rotundo triunfo en la categoría de candidatos a maestro.
También a principios de 1941, obtuvo su título de bachiller con excelentes notas, ingresando en la Universidad de Hamburgo en la carrera de Matemática -otra de sus grandes vocaciones-. En mayo, ganó el Torneo de Bad Eister - clasificatorio para el turno final del Campeonato de Alemania- superando claramente a figuras como Fritz Saëmisch y Karl Blümich que lo escoltaron. La final se juega en Bad Oeynhausen y Klaus comparte la primera colocación con Paul Schmitd, superando a 16 clasificadas figuras entre los que se contaban Kurt Richter, Hans Müller, G. Pfeiffer, Resllstab y otros no menos renombrados.
En octubre de 1941, se cumplió para Klaus uno de sus grandes sueños: medirse en un torneo con la clase cumbre internacional, participando en el certamen “Generalgouvernement” en Varsovia, donde finaliza en la 4º colocación en calidad de invicto, logrando entablarle al ganador, el Campeón Mundial Alejandro Alekhine en gran partida, Paul Schmitdt queda segundo, Efiw Bogoljuvob tercero, sobre 12 afamados maestros.
A fin de ese año 1941, enferma de gripe y en ese estado acepta jugar el match final por el título de campeón de Alemania, con Paul Schmidt encuentro celebrado en Bromberg, y en el que Schmidt se alza con la victoria, al excederse en tres encuentros en el tiempo Klaus -una excepción producida por su estado de salud- Sin embargo, Junge reconoció públicamente su derrota elogiando a Schmidt, lo que lo mostró como un verdadero caballero que no apelaba a otros argumentos para justificar su derrota. Estos aspectos laudatorios de su personalidad hicieron de él un símbolo en el mundillo ajedrecístico alemán y un ejemplo para los aficionados juveniles.
En enero de 1942, es invitado por Sociedad de Ajedrez de Dresden a participar de un torneo magistral, el que gana impecablemente venciendo a varios valores como Keller, Kopertzky y Engels entre otros, a los que superó con un punto y medio de ventaja. Entre el 29 de marzo y el 5 de abril interviene en los juegos magistrales en Rostck y se ubica en la segunda colocación, tras realizar un brillante sacrificio de dama en su partida individual con Hanz Lehmann donde se jugó la famosa Defensa de Merano, de la cual Klaus era un estudioso profundo. En junio de 1942, llegó la culminación de su carrera al ser invitado en reemplazo del ex campeón mundial Max Euwe a participar en el sextangular de grandes maestros de Salzburgo, junto al titular ecuménico Dr. Alekhine, y los grandes maestros: Paul Keres, Paul Schmidt, Efiw Bogoljubov y Gostan Stoltz, llegando en la tercera colocación detrás de Keres y Alekhine, pero derrotando en la partida individual al campeón mundial tras brillante producción. Por este gran éxito, la Federación Alemana de Ajedrez, lo condecoró con una medalla honorífica y le otorgó el título de gran maestro, y le invitó especialmente a intervenir en el Torneo Magistral de Munich, donde ocupó una colocación intermedia frente a figuras como Alekhine, Keres, Bogoljubov, Foltys, Richter, Barcza, Relltab y Stolz entre otros afamados. Pero 14 días después se rehabilita brillantemente en el XXXIII Torneo “Gneralgouvernement” en Varsovia al quedar segundo de Alekhine pero superando una importante pléyade de maestros. En noviembre participa de Leipzig de un Torneoo Abierto realizado en el Club Agustea en homenaje a Max Blümich donde gana el segundo premio superado por el joven maestro de Frankfurt, Max Niephaus.
En diciembre y aprovechando el 60 cumpleaños del maestro checo Oldrich Duras, se organizó en Praga un gran torneo internacional donde Klaus Junge compartió con el campeón Alekhine la primera colocación superando a 12 grandes maestros, entre los que se encontraban: Foltys, Opocensky, Zitta, Kottnauer, Hromdka, Podgorny y Saëmisch entre los más renombrados. Este torneo que fue la cúspide de su prematura carrera, con todo el éxito que presupone compartir con el campeón ecuménico el primer puesto, fue su última actuación. Días después sería convocado para ir al frente, y nunca más volvería a enfrentarse con las celebridades máximas del tablero mundial.
Sin embargo, el juego de ajedrez, motivo de su vida, no fue abandonado y desde su puesto de combate o desde su lecho convaleciente en el hospital Naunhof -cuando fuera herido en Leipzig en 1944- siguió participando en torneos de ajedrez postal, donde alcanzó importantes éxitos, de allí aquel tablero de bolsillo y su libreta de anotaciones que de entre su uniforme ensangrentado hallaron los campesinos que recogieron su cadáver.
Esa libreta de apuntes, era su legado, la gran herencia que dejó con estudio de finales, variantes propias de aperturas de partidas por correspondencia que dejó inconclusas ante su trágica desaparición.
Precisamente una de ellas, ante otro joven maestro Hans Nowarra fue declarada tablas por la Liga Alemana de Ajedrez Postal. Era la última partida de una prueba en la que se definía el ganador, pero la de la misma manera que Klaus cayera en el frente del oeste. Nowarra moría en el este ante la aplastante ofensiva de los rusos.
Así se cierra un capítulo cruel del ajedrez de la historia, la sinrazón de un régimen que en su fanatismo no trepidó en apelar a la convocatoria de los adolescentes, que segaron sus vidas en pro de lo indefendible. La inmolación de Klaus Junge privó al mundo de los trebejos de uno de los talentos más grandes que pasó por el tablero.

PD: Imaginense porque no es famoso este gran ajedrecista!!!
 
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