Bitácora del capitán,
Después de cagar nuestros planes pa juntarnos un sin fin de veces, mi ecolocalizador hizo contacto nuevamente con mi musa marina, partí sin fe puesto que las olas del mar me decían que "no por que la última vez la cosa terminó como terminó significaría que será así nuevamente".
Llegué a las gélidas y profundas aguas más allá de dónde cualquier marinero se aventuraría y solté mi lancha ballenera, algo llamado Netflix empezó a correr de fondo mientras mi barca sufrió el primer embiste suave, en modo mírame y conversame algo, el canto de sirena me nubló la vista y en el momento menos pensado me susurra al oído "vamos a la cama", justo en ese momento un escalofrío sacudió mi cuerpo, se me habían quedado los condones en la casa...
Seguí el juego pensando bueno un mameluco es más de lo que esperaba, me empieza a pajear y su técnica estaba más evolucionada y precisa, en cosa de minutos ya me tenía listo para vergonzosamente vaciar mis cañones, paré su ataque y me lancé al abismo buscando la mirada del cocodrilo... un par de languetazos por aquí por allá y siento como en un suspiro de éxtasis me absorbe por completo con su ventosa, eso me dejo duro como tabla e hice la pregunta más inocente, alegre y sincera "tienes un condón?", en menos de un minuto ya estaba enfundado y listo para embestir...
Entro la puntita y de la nada sentí como sus paredes internas se estrechaban cada vez más y era succionado por su húmeda ventosa, un par de embestidas y tuve que pausar, me estaba dejando llevar por el placer de manera irracional, en un penoso espectáculo mi carga iba a ser liberada con violencia, en eso una frase llena de riesgo social inexplicablemente me liquidó "lléname de tú leche por favor" acompañado de un gemido directo de lo más profundo del océano, comencé a lo bestia a embestir hasta que mi cerebro se fundió en un orgasmo de antología, de lo mejor que va del año.
La lección aprendida hoy es que en lo exótico está el máximo placer, ese piso pelviano es de temer... Ahora estoy reparando los daños morales a mi embarcación pero con una sonrisa que quedará para los fines de los tiempos.
Así concluye mi nueva bitácora de viaje, espero que mi experiencia y sabiduría les sea util y fructífera.
Buena caza!
PD: Empiezo a temer que estoy agarrando un gusto por las criaturas de alta mar, temo que no haya vuelta atrás.