Ya he liberado varios libros, cuando estudiaba en la U, viajaba casi todos los fines de semana, en los buses creo que que cuatro veces dejé un libro, con una etiqueta grande que decía "LEEME".
El gran problema, a mi parecer no es que haya gente que se robe los libros, sino la que quienes leemos, nos separemos de los libros, sin saber lo que les pasará. O simplemente porque nos parecen bonitos en nuestra biblioteca, porque tiene un valor sentimental o porque no sabemos si algun día nos darán ganas de leerlo de nuevo.