panda van gogh
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Los estremecedores dibujos de niños de entre 10 y 13 años que reflejan cómo les afecta la violencia de Guatemala
Asesinos que sonríen. Balas que agujerean el cuerpo y salen por detrás. Conductores de autobús con las cabezas rojas. Armas sofisticadas y armas blancas. Policías que intentan, pero nunca logran atrapar a los criminales. Parecen escenas de películas de acción, pero son dibujos de niños.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionAlumnos de quinto y sexto primaria del Centro Educativo Dr. Bloem en Sacoj Mixco y la escuela oficial del asentamiento La Paz en Villa Nueva, ambos de Guatemala, escribieron y dibujaron cómo les afecta la violencia circundante.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionEl resultado alarma. No solo porque pone de manifiesto lo cerca que tienen la violencia, lo mucho que la conocen, y cómo están inmersos en un mundo de asesinatos, extorsiones y robos.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionTambién preocupa porque demuestra que la han normalizado, que para ellos es la única forma de vida posible: nacieron y crecieron en zonas con altos niveles de conflictividad y creen que "así es la vida".
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionParticiparon 89 niños de entre los 10 y los 13 años. A todos se les pidió simplemente que escribieran una composición llamada "Cómo me afecta la violencia" y que además hicieran un dibujo.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionA muchos de ellos les sirvió de espacio para confesar cosas que no suelen contar: un padre que golpea a la madre, un hermano drogadicto o el miedo que siente cada vez que tienen que salir de casa.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionEl 84% de los alumnos habló de violencia con detalles, solo un 16% aseguró que la violencia no les afecta y que no se sienten atemorizados.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionPero para la mayoría vivir en zonas rojas es resignarse a pasar los días encerrados, escuchar disparos a diario o a toparse con cadáveres de camino a la escuela.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionLa violencia está presente en todos los ambientes en los que se mueven. La intrafamiliar es una constante en sus vidas.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionDoce de ellos contaron episodios de violencia dentro de casa, uno incluso dijo que teme que un día su padre asesine a su madre.
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Image captionEn los últimos seis años se han registrado 42 asesinatos de menores a manos de sus propios padres.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionLa escuela, que tradicionalmente era considerada como un sitio para alejarse de la violencia, se ha convertido también en un escenario peligroso.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image caption"Hay escuelas que han querido evitar problemas y han aceptados muchachos vinculados a maras -explica el experto en educación Bienvenido Argueta- pero como no tienen un conocimiento del abordaje y el tratamiento, de inmediato tienen problemas de violencia dentro de la misma escuela y esa extorsión que se daba en el exterior se da también en las aulas".
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionTampoco hay posibilidad de que jueguen la aire libre, de los 89 participantes 54 dijeron que se sienten asustados cada vez que salen a la calle.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionUno de los pequeños contó que cada vez que sale a jugar, su balón inevitablemente rueda hacía el barranco y ya no lo puede recuperar "porque allí siempre hay muertos tirados".
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionOtros cuentan que sus padres simplemente no les permiten poner un pie fuera de casa.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionLos expertos coinciden en que al crecer rodeados por tanta violencia, al haber crecido en zonas donde los asesinatos son cosa de todos los días, existen altas probabilidades de que se vinculen con algún grupo delictivo.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionSobrevivir fuera de la violencia, siendo solo testigo y víctima, es casi un acto heroico.
Derechos de autor de la imagenPLAZA PÚBLICA
Image captionEn las zonas rojas de la ciudad capital viven muchos héroes.
*Esta galería se publicó originalmente en el medio guatemalteco Plaza Pública el 11 de julio. La pueden ver aquí: Dibujos violentos
En relación a los dibujos, Plaza Pública ofrece también este artículo: Sonríen los asesinos cuando van a matar
Asesinos que sonríen. Balas que agujerean el cuerpo y salen por detrás. Conductores de autobús con las cabezas rojas. Armas sofisticadas y armas blancas. Policías que intentan, pero nunca logran atrapar a los criminales. Parecen escenas de películas de acción, pero son dibujos de niños.
Image captionAlumnos de quinto y sexto primaria del Centro Educativo Dr. Bloem en Sacoj Mixco y la escuela oficial del asentamiento La Paz en Villa Nueva, ambos de Guatemala, escribieron y dibujaron cómo les afecta la violencia circundante.
Image captionEl resultado alarma. No solo porque pone de manifiesto lo cerca que tienen la violencia, lo mucho que la conocen, y cómo están inmersos en un mundo de asesinatos, extorsiones y robos.
Image captionTambién preocupa porque demuestra que la han normalizado, que para ellos es la única forma de vida posible: nacieron y crecieron en zonas con altos niveles de conflictividad y creen que "así es la vida".
Image captionParticiparon 89 niños de entre los 10 y los 13 años. A todos se les pidió simplemente que escribieran una composición llamada "Cómo me afecta la violencia" y que además hicieran un dibujo.
Image captionA muchos de ellos les sirvió de espacio para confesar cosas que no suelen contar: un padre que golpea a la madre, un hermano drogadicto o el miedo que siente cada vez que tienen que salir de casa.
Image captionEl 84% de los alumnos habló de violencia con detalles, solo un 16% aseguró que la violencia no les afecta y que no se sienten atemorizados.
Image captionPero para la mayoría vivir en zonas rojas es resignarse a pasar los días encerrados, escuchar disparos a diario o a toparse con cadáveres de camino a la escuela.
Image captionLa violencia está presente en todos los ambientes en los que se mueven. La intrafamiliar es una constante en sus vidas.
Image captionDoce de ellos contaron episodios de violencia dentro de casa, uno incluso dijo que teme que un día su padre asesine a su madre.
Image captionEn los últimos seis años se han registrado 42 asesinatos de menores a manos de sus propios padres.
Image captionLa escuela, que tradicionalmente era considerada como un sitio para alejarse de la violencia, se ha convertido también en un escenario peligroso.
Image caption"Hay escuelas que han querido evitar problemas y han aceptados muchachos vinculados a maras -explica el experto en educación Bienvenido Argueta- pero como no tienen un conocimiento del abordaje y el tratamiento, de inmediato tienen problemas de violencia dentro de la misma escuela y esa extorsión que se daba en el exterior se da también en las aulas".
Image captionTampoco hay posibilidad de que jueguen la aire libre, de los 89 participantes 54 dijeron que se sienten asustados cada vez que salen a la calle.
Image captionUno de los pequeños contó que cada vez que sale a jugar, su balón inevitablemente rueda hacía el barranco y ya no lo puede recuperar "porque allí siempre hay muertos tirados".
Image captionOtros cuentan que sus padres simplemente no les permiten poner un pie fuera de casa.
Image captionLos expertos coinciden en que al crecer rodeados por tanta violencia, al haber crecido en zonas donde los asesinatos son cosa de todos los días, existen altas probabilidades de que se vinculen con algún grupo delictivo.
Image captionSobrevivir fuera de la violencia, siendo solo testigo y víctima, es casi un acto heroico.
Image captionEn las zonas rojas de la ciudad capital viven muchos héroes.
*Esta galería se publicó originalmente en el medio guatemalteco Plaza Pública el 11 de julio. La pueden ver aquí: Dibujos violentos
En relación a los dibujos, Plaza Pública ofrece también este artículo: Sonríen los asesinos cuando van a matar