Los Renos que se Mueven en Círculos

En el norte de Canadá y en Siberia, Rusia, las manadas de alces y de renos siempre recorren la tundra juntos, pero siempre hay peligros que las acechan, como las hordas de hambrientos lobos que buscan cazar al ejemplar que esté más desprotegido.

Como sabemos, en toda manada hay machos, hembras y crías. Las más desprotegidas son las hembras y las crías, por lo que los machos tienen que defenderlos aún a costa de su propia vida.

Para ello usan sus astas para atacar a los enemigos y su incontenible bravura al pelear todos juntos.

Los lobos saben bien que no pueden enfrentar a un macho bravo, sano, joven y fuerte porque salen perdiendo.

Además, si un macho es atacado por varios lobos, los renos que están cerca de él de inmediato lo apoyan, atacan y embisten a los enemigos hasta hacerlos correr. En ocasiones hasta los matan.

Entonces los lobos esperan a que los alces heridos, enfermos, viejos o crías que se desbalagan y se alejan de la manada se atrasen para atacarlos y darse un festín con ellos.

Pero cuando el hambre es acuciante, tratan de enfrentar a la manada de alces para ir por las hembras y las crías.

Los alces, cuando ven que la manada es rodeada por la horda de lobos, por instinto de supervivencia echan mano de una técnica que les da excelentes resultados y preserva a los más débiles.

Se juntan todos los machos y forman grandes círculos para defenderse y ponen en el centro a las hembras y a las crías. Con ello están dispuestos a defenderlos con sus astas y con sus vidas.

Comienzan a dar de vueltas, siempre en círculos o en óvalos, de manera que los lobos no pueden enfocar su ataque en algún reno en particular, ya que todos se están moviendo.

Al andar, los renos lo hacen a paso seguro, tranquilo y desafiante, de manera que voltean a ver a los lobos en forma retadora mostrando las imponentes astas.

Con ello, los lobos se dan cuenta que los alces no les tienen miedo y al ver tanta cornamenta junta por lo general se desaniman y se alejan buscando otras presas más fáciles.

Entonces los renos se detienen cuando los ven alejarse, pero no rompen el círculo durante un rato prudente… Si ven que vuelven a acercarse, empiezan a girar otra vez.

Los machos hasta bufan como señal de amenaza contra los enemigos. Los más fuertes hacen sonar sus pezuñas en contra de las rocas del piso.

Si ya se fueron, poco a poco desbaratan el círculo y la manada prosigue su camino, siempre con las hembras y las crías en medio.