Bueno para los que se interesen en conocer a este valiente y mágico pueblo :
ESPÍRITU GUERRERO
Fueron los mapuches el pueblo más valiente de Sudamérica: no se sometieron jamás a la dominación de los incas ni a la de los españoles.
Desde niños eran adiestrados para la guerra en ejercicios corporales.
Cuando alguna tribu tenía un ultraje que vengar, concertaban sus temidos malones, que consistían en un ataque sorpresivo al enemigo, sobre el que caían devastando sus propiedades, robando sus provisiones, ganados y hasta sus mujeres.
En la defensa común, la convocatoria de guerra se anunciaba haciendo "correr la flecha". El cacique de la tribu que la acordaba enviaba un emisario, con una flecha ensangrentada con sangre de guanaco, al de la tribu más próxima y éste a su vez a la siguiente, y así sucesivamente hasta llegar al último. La guerra la hacían en medio de una gritería infernal, modalidad llamada chivateo.
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El núcleo central de las creencias de los mapuches era el culto a los antepasados o pillanes. Cada linaje tenía su pillán o fundador, el antepasado común del grupo. Este antepasado había hecho alianza con un "cuga" al cual sus descendientes debían respetar porque era el protector del grupo. El cuga podía ser un animal, un ave, un reptil, un pez, un fenómeno de la naturaleza, etc. Los mapuche también creían en una vida después de la muerte. Tenían varios dioses, todos relacionados con la naturaleza. El más importante era el Pillán, el dios creador de todo. Cada familia tenía su propio dios.
Para los mapuches la magia y la superstición eran muy importantes. Creían en seres o espíritus malévolos, como el colocolo, especie de basilisco que al beber la saliva de los hombres les causaba la muerte o el chonchón, vampiro que chupaba la sangre.
Asimismo, pensaban que existían espíritus malignos, responsables de todas las desgracias. Para combatirlos estaban las machis. Cuando alguien fallecía, hacían una ceremonia que duraba varios días y que terminaba con el entierro de la persona muerta, vestida con elegante ropa y acompañada de comida y bebidas.EnseñanzaLa educación del mapuche dependía de si era mujer u hombre. A los niños se les preparaba desde pequeños para ser guerreros. Se les entrenaba a través de carreras, escaladas de cerros y distintos juegos, para que tuvieran un cuerpo fuerte y ágil. También se les enseñaba a manejar armas -como lanzas, flechas, boleadoras y macana- y a reforzar la memoria.
A las niñas las educaban las mujeres. Les enseñaban a tejer, a cultivar la tierra, a criar niños, a hacer cerámicas y a respetar las tradiciones. Esto último para que en el futuro ellas las transmitieran a sus propios hijos.
Hacían la cerámica prácticamente sin adornos, sólo de barro negro cocido. También realizaron vasijas de madera y de cuero.Un pueblo guerreroLos mapuches dieron gran importancia a la educación militar. En caso de guerra, cada clan movilizaba a sus guerreros o conas por medio de un heraldo que corria la flecha ensangrentada. Reunidos los conas celebraban grandes asambleas militares donde elegían a los toquis o jefes de guerra. Antes de empezar estas deliberaciones, se practicaban los ritos religiosos tradicionales, sacrificando a un prisionero o a un animal. Los acuerdos eran sometidos a la asamblea por los caciques y ésta los aceptaba por aclamación. Toda empresa de importancia era consultada a los adivinos, los que, previo examen del corazón de la víctima, se comunicaban en sueños con el pillán y daban en seguida su opinión. Una vez elegido el toqui, todos los otros jefes se sometían a su autoridad bajo la más estricta disciplina. En la Araucanía, los mapuche hacían una guerra de emboscada, atacando siempre de sorpresa y en grupo.