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China confirma la visita a Beijing de Kim Jong Un
"Sin duda, mi primera visita al extranjero (debía ser) a la capital china", dijo Kim. Además, según aseguró la agencia oficial china Xinhua, proclamó su compromiso con la desnuclearización de Corea.
China anunció hoy que el líder norcoreano, Kim Jong-un, realizó esta semana una visita no oficial a Beijing durante la cual señaló su compromiso para alcanzar la desnuclearización de la península coreana.
“Sin duda, mi primera visita al extranjero (debía ser) a la capital china”, dijo Kim durante un banquete ofrecido por Xi Jinping, según la agencia oficial norcoreana.
“Es mi deber solemne, siendo alguien que debe cuidar y continuar las relaciones RPDC-RPC a través de generaciones”, declaró Kim, utilizando las siglas de las denominaciones oficiales de ambos países, la República Popular Democrática de Corea y la República Popular de China.
En China, Kim proclamó su compromiso con la desnuclearización de Corea: “Nuestra posición constante es estar comprometidos con la desnuclearización de la península”, según informó la agencia oficial china Xinhua.
Kim, que podría reunirse en los dos próximos meses con los presidentes de Corea del Sur y de Estados Unidos, confió en que ese diálogo pueda dar frutos después de los pasos dados por su país para reducir la tensión.
“La cuestión de la desnuclearización de la península coreana puede resolverse si Corea del Sur y Estados Unidos responden a nuestros esfuerzos con buena voluntad y crean una atmósfera de paz y estabilidad a la vez que toman medidas progresivas y sincronizadas para la consecución de la paz”, añadió Kim.
El líder norcoreano subrayó que quiere incrementar la cooperación estratégica con China durante todo este proceso.
Xi recalcó el aprecio de Beijing por los importantes esfuerzos hechos por Corea del Norte en los últimos meses para avanzar en la distensión y reiteró que China tendrá una actitud constructiva y trabajará con todas las partes, a las que pidió que apoyen la actual mejora de relaciones entre las dos Coreas.
El líder chino estuvo acompañado de algunos de sus hombres de confianza, entre ellos el nuevo vicepresidente Wang Qishan.
Xi Jinping dijo que se acordó “avanzar la amistad tradicional” entre ambos países, y en este sentido realizó una serie de propuestas para profundizar la relación, incluyendo las visitas recíprocas de altos cargos. Además, durante la cita, Xi aceptó la invitación de su homólogo para visitar Norcorea.
Beijing ha sido tradicionalmente el mayor aliado diplomático y económico de Pyongyang, pero en los últimos años ha apoyado y puesto en práctica sucesivas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU con sanciones económicas contra Corea del Norte por sus programas de armas nucleares y de misiles balísticos, lo que había enfriado la relación.
Aunque subrayó su apoyo al régimen de Pyongyang, especialmente en su objetivo de mejorar la economía y las condiciones de vida de la población, Xi resaltó que China espera que haya estabilidad política en Corea del Norte.
Kim estuvo en territorio chino entre el domingo y el miércoles, según la información oficial (lo que incluiría los desplazamientos en tren), en lo que ha sido su primera visita al extranjero desde que llegó al poder a comienzos de 2011.
El líder norcoreano viajó acompañado de su esposa, Ri Sol Ju.
Ambos dirigentes mantuvieron una reunión en el Gran Palacio del Pueblo que la información no data, pero que con toda probabilidad ocurrió el lunes, el día en que la plaza de Tiananmen estuvo cerrada.
Además, Xi y su esposa, Peng Liyuan, ofrecieron un banquete a la delegación norcoreana y asistieron junto a Kim y Ri a una representación artística.
La reacción de la Casa Blanca, en tanto, no se hizo esperar: “Vemos esta visita como una prueba de que nuestra campaña de máxima presión sobre Corea del Norte está creando una atmósfera adecuada y propicia para el diálogo con Pyongyang”.
El presidente chino recibe a Kim Jong-un y recupera su papel de padrino
Resultaba casi inconcebible que el dirigente norcoreano, Kim Jong-un, normalizase sus relaciones con Corea del Sur e incluso con Estados Unidos mediante sendas cumbres sin haberlo hecho previamente con su principal mentor. Esta semana, el escollo quedó superado mediante la sorpresiva visita del Gran Mariscal y su esposa, Ri Sol-ju, a Pekín, en respuesta a una invitación personal de Xi Jinping y confirmada hoy por medios de ambos países. El todopoderoso dignatario chino ha anunciado que le devolverá la visita viajando a Pyongyang, en respuesta a la invitación del propio Kim.
Como suele ser tradicional en las visitas estatales de líderes norcoreanos, la noticia sólo se ha confirmado al regreso del máximo dirigente a Pyongyang, este miércoles. Incluso durante la rueda de prensa ofrecida por el ministerio de Exteriores chino el martes, la portavoz Hua Chunying se negó la confirmación o el desmentido de una visita que mantuvo en vilo a periodistas, diplomáticos y analistas desde que fuera atisbado el tren norcoreano -muy similar al empleado por el padre del dictador, Kim Jong-il, en sus desplazamientos- atravesando la frontera de Dandong y llegando entre fuertes medidas de seguridad a la estación de tren de Pekín, el pasado lunes, para emprender su primer encuentro con un jefe de Estado desde que heredó el cargo, en 2011.
Tras su regreso a Pyongyang, la prensa de ambos países desgranó los detalles de una visita histórica, no oficial, en la que Kim apareció acompañado de la plana mayor de su régimen: Choe Ryong-hae, considerado su número dos, los vicepresidentes del Comité Central del Partido de los Trabajadores, Choe Ryong Hae y Pak Kwang ho, a su vez responsable del Departamento de Agitación y Propaganda, el ministro de Exteriores Ri Yong-ho y el director del Departamento Internacional del Partido único, Ri Su Yong, entre otros altos oficiales.
En la agenda del encuentro, ambos dignatarios destacaron la mejora de la situación en la península coreana y debatieron los últimos cambios diplomáticos del Norte y la nueva situación que se dibuja en la región. Kim ha sido citado por la prensa explicando que su visita responde a la sensación de que debía informar a Xi en persona sobre los últimos acontecimientos "por camaradería y responsabilidad moral".
Ambos resaltaron sus vínculos históricos y la importancia de su alianza estratégica y debatieron la extremadamente delicada situación que vive la península. "Nuestra posición sigue siendo el compromiso con la desnuclearización de la península, como querían el difunto presidente Kim Il-sung y el difunto secretario general Kim Jong-il", aseguró el norcoreano, citado por la agencia oficial china Xinhua. "El asunto de la desnuclearización puede ser resuelto si Corea del Sur y Estados Unidos responden a nuestros esfuerzos con buena voluntad y crean la atmósfera de paz y estabilidad al tiempo que toman medidas progresivas y sincronizadas que faciliten la paz", añadió.
El presidente Xi respondió con complacencia, destacando la importancia de mantener "intercambios de alto nivel" entre ambos países, de desarrollar "las comunicaciones estratégicas", avanzar en el desarrollo de la paz y "cimentar la voluntad popular" de ampliar las relaciones entre Pyongyang y Pekín, en lo que parece un mensaje dirigido a Washington, ahora que Donald Trump ha lanzado una guerra comercial destinada a encarecer las exportaciones chinas.
Según la prensa oficial china, Xi señaló la importancia de desarrollar las relaciones entre Pyongyang y Pekín en este momento de amenazas internacionales que refuerza una alianza que el año pasado parecía maltrecha. "Es una elección estratégica, la única opción correcta para ambas partes basándonos en nuestra historia y realidad, en la estructura regional e internacional y en la situación general de nuestros vínculos. Eso no debe cambiar y no cambiará por un acontecimiento en un momento determinado", dijo el dirigente chino, advirtiendo de la inquebrantable relación que une a ambos países. La agencia oficial norcoreana KCNA lo puso en estos términos: "Xi Jinping remarcó que es una opción estratégica y la voluntad inquebrantable del Partido Comunista Chino y del Gobierno otorgar la debida importancia y desarrollar de forma constante la amistad entre ambos países".
La visita -que ha derivado en una invitación de Kim a Xi para que visite Pyongyang, aceptada por el dirigente chino- recupera una alianza que parecía maltrecha tras los desplantes norcoreanos del último año, cuando reforzó su programa balístico y nuclear pese a las exigencias de Pekín de que desactivara la tensión, y lo hace en un momento crítico.
Con su invitación al norcoreano, Xi recupera su papel de padrino imprescindible en el nuevo panorama político que se está esbozando sobre la península coreana tras los últimos movimientos diplomáticos de Kim, quien ha ofrecido conversaciones tanto a su homólogo sureño, Moon Jae-in, como a su archienemigo Donald Trump para desactivar una tensión que amenaza con derivar en guerra nuclear. En el último año, Kim no había dudado en programar algunos de sus ensayos balísticos coincidiendo con citas importantes de Xi -no hay que olvidar la cumbre entre Trump y Xi en Mar-o-Lago, en abril de 2017, ensombrecida por una prueba de misiles- y la reacción del dirigente chino había tenido duras repercusiones para Corea, al sumarse a las sanciones internacionales.
Fiel a su papel de conseguidor necesario, Pekín informó del histórico encuentro ayer a la Casa Blanca, un día después de que la Administración estadounidense se declarase incapaz de confirmar que Kim estaba en suelo chino. Además, envió al consejero de Estado Yang Jiechi a Corea del Sur para informar sobre los resultados de la cumbre al Gobierno sureño.
Muchos mensajes subliminares se esconden bajo este encuentro de máximo nivel: el incontestable poder de China sobre lo que ocurre en Corea es uno de ellos. No es casualidad que la visita de cortesía a Xi se haya producido semanas antes de las cumbres previstas con Moon -a celebrar en abril- o Trump, prevista en mayo: el histórico encuentro confirma que la vía de las negociaciones pasa inevitablemente por Pekín.
Hasta ahora, las draconianas sanciones contra Pyongyang impulsadas por Estados Unidos han funcionado gracias a la colaboración china, que ha cerrado sus fronteras a la exportación y ha expulsado a los trabajadores norcoreanos y ha cortado el suministro de un combustible vital para su vecino. La guerra comercial lanzada por Washington contra Pekín puede terminar de raíz con esa alianza sino-estadounidense contra Corea del Norte, y eso volvería a fortalecer al régimen estalinista: se estima que casi el 90% de su mercado exterior se encontraba hasta ahora en China. Corea del Norte ha sido utilizada históricamente por Moscú y Pekín en la Guerra Fría contra Estados Unidos, y parece que seguirá jugando ese papel en la nueva era donde resucitan aquellos fantasmas.
La elección de Pekín como primer destino internacional confirma la máxima importancia que Kim otorga a su socio chino y su voluntad de satisfacerle y de plegarse a su amparo político en un nuevo momento de incertidumbre, tras el nombramiento del halcón John Bolton -firme defensor de un ataque preventivo contra Pyongyang- como Secretario de Seguridad Nacional. Además, el dirigente norcoreano mantendrá sus próximos encuentros con Moon y Trump -incluso el japonés Shinzo Abe está negociando una posible cumbre con Kim, que parece rehabilitarse a una velocidad récord- con la tranquilidad de haber sido aconsejado por Xi y, de desarrollarse esta nueva etapa en la alianza bilateral, incluso de verse protegido: hay que recordar la existencia del Tratado de Amistad sino-norcoreano de 1961 en el cual se incluye una cláusula que establece el compromiso de defensa mutua en el caso de una agresión externa, que podría ser reactivada en tiempos de crisis. El régimen norcoreano ha anunciado que abandonará su programa nuclear siempre que Estados Unidos garantice su seguridad, algo que resulta mucho más probable si tiene al gigante chino de su lado.
Fuente: Mundo.
"Sin duda, mi primera visita al extranjero (debía ser) a la capital china", dijo Kim. Además, según aseguró la agencia oficial china Xinhua, proclamó su compromiso con la desnuclearización de Corea.
China anunció hoy que el líder norcoreano, Kim Jong-un, realizó esta semana una visita no oficial a Beijing durante la cual señaló su compromiso para alcanzar la desnuclearización de la península coreana.
“Sin duda, mi primera visita al extranjero (debía ser) a la capital china”, dijo Kim durante un banquete ofrecido por Xi Jinping, según la agencia oficial norcoreana.
“Es mi deber solemne, siendo alguien que debe cuidar y continuar las relaciones RPDC-RPC a través de generaciones”, declaró Kim, utilizando las siglas de las denominaciones oficiales de ambos países, la República Popular Democrática de Corea y la República Popular de China.
En China, Kim proclamó su compromiso con la desnuclearización de Corea: “Nuestra posición constante es estar comprometidos con la desnuclearización de la península”, según informó la agencia oficial china Xinhua.
Kim, que podría reunirse en los dos próximos meses con los presidentes de Corea del Sur y de Estados Unidos, confió en que ese diálogo pueda dar frutos después de los pasos dados por su país para reducir la tensión.
“La cuestión de la desnuclearización de la península coreana puede resolverse si Corea del Sur y Estados Unidos responden a nuestros esfuerzos con buena voluntad y crean una atmósfera de paz y estabilidad a la vez que toman medidas progresivas y sincronizadas para la consecución de la paz”, añadió Kim.
El líder norcoreano subrayó que quiere incrementar la cooperación estratégica con China durante todo este proceso.
Xi recalcó el aprecio de Beijing por los importantes esfuerzos hechos por Corea del Norte en los últimos meses para avanzar en la distensión y reiteró que China tendrá una actitud constructiva y trabajará con todas las partes, a las que pidió que apoyen la actual mejora de relaciones entre las dos Coreas.
El líder chino estuvo acompañado de algunos de sus hombres de confianza, entre ellos el nuevo vicepresidente Wang Qishan.
Xi Jinping dijo que se acordó “avanzar la amistad tradicional” entre ambos países, y en este sentido realizó una serie de propuestas para profundizar la relación, incluyendo las visitas recíprocas de altos cargos. Además, durante la cita, Xi aceptó la invitación de su homólogo para visitar Norcorea.
Beijing ha sido tradicionalmente el mayor aliado diplomático y económico de Pyongyang, pero en los últimos años ha apoyado y puesto en práctica sucesivas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU con sanciones económicas contra Corea del Norte por sus programas de armas nucleares y de misiles balísticos, lo que había enfriado la relación.
Aunque subrayó su apoyo al régimen de Pyongyang, especialmente en su objetivo de mejorar la economía y las condiciones de vida de la población, Xi resaltó que China espera que haya estabilidad política en Corea del Norte.
Kim estuvo en territorio chino entre el domingo y el miércoles, según la información oficial (lo que incluiría los desplazamientos en tren), en lo que ha sido su primera visita al extranjero desde que llegó al poder a comienzos de 2011.
El líder norcoreano viajó acompañado de su esposa, Ri Sol Ju.
Ambos dirigentes mantuvieron una reunión en el Gran Palacio del Pueblo que la información no data, pero que con toda probabilidad ocurrió el lunes, el día en que la plaza de Tiananmen estuvo cerrada.
Además, Xi y su esposa, Peng Liyuan, ofrecieron un banquete a la delegación norcoreana y asistieron junto a Kim y Ri a una representación artística.
La reacción de la Casa Blanca, en tanto, no se hizo esperar: “Vemos esta visita como una prueba de que nuestra campaña de máxima presión sobre Corea del Norte está creando una atmósfera adecuada y propicia para el diálogo con Pyongyang”.
El presidente chino recibe a Kim Jong-un y recupera su papel de padrino
Resultaba casi inconcebible que el dirigente norcoreano, Kim Jong-un, normalizase sus relaciones con Corea del Sur e incluso con Estados Unidos mediante sendas cumbres sin haberlo hecho previamente con su principal mentor. Esta semana, el escollo quedó superado mediante la sorpresiva visita del Gran Mariscal y su esposa, Ri Sol-ju, a Pekín, en respuesta a una invitación personal de Xi Jinping y confirmada hoy por medios de ambos países. El todopoderoso dignatario chino ha anunciado que le devolverá la visita viajando a Pyongyang, en respuesta a la invitación del propio Kim.
Como suele ser tradicional en las visitas estatales de líderes norcoreanos, la noticia sólo se ha confirmado al regreso del máximo dirigente a Pyongyang, este miércoles. Incluso durante la rueda de prensa ofrecida por el ministerio de Exteriores chino el martes, la portavoz Hua Chunying se negó la confirmación o el desmentido de una visita que mantuvo en vilo a periodistas, diplomáticos y analistas desde que fuera atisbado el tren norcoreano -muy similar al empleado por el padre del dictador, Kim Jong-il, en sus desplazamientos- atravesando la frontera de Dandong y llegando entre fuertes medidas de seguridad a la estación de tren de Pekín, el pasado lunes, para emprender su primer encuentro con un jefe de Estado desde que heredó el cargo, en 2011.
Tras su regreso a Pyongyang, la prensa de ambos países desgranó los detalles de una visita histórica, no oficial, en la que Kim apareció acompañado de la plana mayor de su régimen: Choe Ryong-hae, considerado su número dos, los vicepresidentes del Comité Central del Partido de los Trabajadores, Choe Ryong Hae y Pak Kwang ho, a su vez responsable del Departamento de Agitación y Propaganda, el ministro de Exteriores Ri Yong-ho y el director del Departamento Internacional del Partido único, Ri Su Yong, entre otros altos oficiales.
En la agenda del encuentro, ambos dignatarios destacaron la mejora de la situación en la península coreana y debatieron los últimos cambios diplomáticos del Norte y la nueva situación que se dibuja en la región. Kim ha sido citado por la prensa explicando que su visita responde a la sensación de que debía informar a Xi en persona sobre los últimos acontecimientos "por camaradería y responsabilidad moral".
Ambos resaltaron sus vínculos históricos y la importancia de su alianza estratégica y debatieron la extremadamente delicada situación que vive la península. "Nuestra posición sigue siendo el compromiso con la desnuclearización de la península, como querían el difunto presidente Kim Il-sung y el difunto secretario general Kim Jong-il", aseguró el norcoreano, citado por la agencia oficial china Xinhua. "El asunto de la desnuclearización puede ser resuelto si Corea del Sur y Estados Unidos responden a nuestros esfuerzos con buena voluntad y crean la atmósfera de paz y estabilidad al tiempo que toman medidas progresivas y sincronizadas que faciliten la paz", añadió.
El presidente Xi respondió con complacencia, destacando la importancia de mantener "intercambios de alto nivel" entre ambos países, de desarrollar "las comunicaciones estratégicas", avanzar en el desarrollo de la paz y "cimentar la voluntad popular" de ampliar las relaciones entre Pyongyang y Pekín, en lo que parece un mensaje dirigido a Washington, ahora que Donald Trump ha lanzado una guerra comercial destinada a encarecer las exportaciones chinas.
Según la prensa oficial china, Xi señaló la importancia de desarrollar las relaciones entre Pyongyang y Pekín en este momento de amenazas internacionales que refuerza una alianza que el año pasado parecía maltrecha. "Es una elección estratégica, la única opción correcta para ambas partes basándonos en nuestra historia y realidad, en la estructura regional e internacional y en la situación general de nuestros vínculos. Eso no debe cambiar y no cambiará por un acontecimiento en un momento determinado", dijo el dirigente chino, advirtiendo de la inquebrantable relación que une a ambos países. La agencia oficial norcoreana KCNA lo puso en estos términos: "Xi Jinping remarcó que es una opción estratégica y la voluntad inquebrantable del Partido Comunista Chino y del Gobierno otorgar la debida importancia y desarrollar de forma constante la amistad entre ambos países".
La visita -que ha derivado en una invitación de Kim a Xi para que visite Pyongyang, aceptada por el dirigente chino- recupera una alianza que parecía maltrecha tras los desplantes norcoreanos del último año, cuando reforzó su programa balístico y nuclear pese a las exigencias de Pekín de que desactivara la tensión, y lo hace en un momento crítico.
Con su invitación al norcoreano, Xi recupera su papel de padrino imprescindible en el nuevo panorama político que se está esbozando sobre la península coreana tras los últimos movimientos diplomáticos de Kim, quien ha ofrecido conversaciones tanto a su homólogo sureño, Moon Jae-in, como a su archienemigo Donald Trump para desactivar una tensión que amenaza con derivar en guerra nuclear. En el último año, Kim no había dudado en programar algunos de sus ensayos balísticos coincidiendo con citas importantes de Xi -no hay que olvidar la cumbre entre Trump y Xi en Mar-o-Lago, en abril de 2017, ensombrecida por una prueba de misiles- y la reacción del dirigente chino había tenido duras repercusiones para Corea, al sumarse a las sanciones internacionales.
Fiel a su papel de conseguidor necesario, Pekín informó del histórico encuentro ayer a la Casa Blanca, un día después de que la Administración estadounidense se declarase incapaz de confirmar que Kim estaba en suelo chino. Además, envió al consejero de Estado Yang Jiechi a Corea del Sur para informar sobre los resultados de la cumbre al Gobierno sureño.
Muchos mensajes subliminares se esconden bajo este encuentro de máximo nivel: el incontestable poder de China sobre lo que ocurre en Corea es uno de ellos. No es casualidad que la visita de cortesía a Xi se haya producido semanas antes de las cumbres previstas con Moon -a celebrar en abril- o Trump, prevista en mayo: el histórico encuentro confirma que la vía de las negociaciones pasa inevitablemente por Pekín.
Hasta ahora, las draconianas sanciones contra Pyongyang impulsadas por Estados Unidos han funcionado gracias a la colaboración china, que ha cerrado sus fronteras a la exportación y ha expulsado a los trabajadores norcoreanos y ha cortado el suministro de un combustible vital para su vecino. La guerra comercial lanzada por Washington contra Pekín puede terminar de raíz con esa alianza sino-estadounidense contra Corea del Norte, y eso volvería a fortalecer al régimen estalinista: se estima que casi el 90% de su mercado exterior se encontraba hasta ahora en China. Corea del Norte ha sido utilizada históricamente por Moscú y Pekín en la Guerra Fría contra Estados Unidos, y parece que seguirá jugando ese papel en la nueva era donde resucitan aquellos fantasmas.
La elección de Pekín como primer destino internacional confirma la máxima importancia que Kim otorga a su socio chino y su voluntad de satisfacerle y de plegarse a su amparo político en un nuevo momento de incertidumbre, tras el nombramiento del halcón John Bolton -firme defensor de un ataque preventivo contra Pyongyang- como Secretario de Seguridad Nacional. Además, el dirigente norcoreano mantendrá sus próximos encuentros con Moon y Trump -incluso el japonés Shinzo Abe está negociando una posible cumbre con Kim, que parece rehabilitarse a una velocidad récord- con la tranquilidad de haber sido aconsejado por Xi y, de desarrollarse esta nueva etapa en la alianza bilateral, incluso de verse protegido: hay que recordar la existencia del Tratado de Amistad sino-norcoreano de 1961 en el cual se incluye una cláusula que establece el compromiso de defensa mutua en el caso de una agresión externa, que podría ser reactivada en tiempos de crisis. El régimen norcoreano ha anunciado que abandonará su programa nuclear siempre que Estados Unidos garantice su seguridad, algo que resulta mucho más probable si tiene al gigante chino de su lado.
Fuente: Mundo.
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