Cómo Disney hizo un 'Encanto' colombiano
“
Encanto hace una parodia bella de lo que somos: Colombia es esa casa deteriorada que se derrumba y agrieta, que todos intentamos mantener en pie con nuestro poder cotidiano, pero que ocultamos mencionar en medio de las fiestas y mantener a salvo del qué dirán los otros. Colombia es la casa que, a pesar de que nos desplacen o tengamos que migrar, siempre volveremos porque es la alegría y la magia, pero está enferma y se necesita sanarla, revelando sus secretos. Un acierto narrativo con total sutileza”.
Enrique Patiño, periodista colombiano.
‘Encanto’ ha tenido sus fans y sus detractores. Esta semana obtuvo el galardón a '
Mejor película animada' en la edición 79 de los Globos de Oro y ha tenido en las taquillas un comportamiento genial para unos, decepcionante para otros. El día del debut recogió en EE. UU. 27 millones de dólares lo que, para el crítico de
Forbes (Estados Unidos) Scott Medelson, resultó un despeño mediocre.
Eso, aunque para la edición colombiana de la misma publicación “Según los estándares de COVID-19, “Encanto” está funcionando bien en la taquilla”.
De hecho, fue la cinta con más recaudación durante algún tiempo en varios países. El portal especializado
Box Office Mojo calcula una taquilla de 91,566,477 dólares para el 3 de enero.
Más allá de ello hay quienes la adoran por ser inspirada en la cultura colombiana -si es que existe algo que pueda llamarse así en su totalidad- y otros la odian por querer mostrarse como tal. Pero lo cierto es que
Disney no se inventó nada: lo buscó y se dejó guiar por un equipo de especialistas colombianos entre ellos Alejandra Espinosa. Graduada en literatura, es escritora y d
ueña de la librería Aljibe, en Barichara (Santander). Como es guía turística allí, un día conoció a los directores Byron Howard y Jared Bush, y tras mostrarle la región y la cultura en cuatro días, terminó siendo su asesora y de su equipo creativo.
“Los directores hicieron un viaje de investigación en el 2018. De ahí salió todo el universo. Yo era su guía en Barichara y era encargada de diseñar todo. Qué se les iba a contar. Yo no tenía idea de qué era Disney ni Animation Pictures. Eso es enorme. Empezamos a hablar y en tres días estaba determinada a que entendieran un montón de complejidades y problemáticas.
Los llevé a muchos lugares. Me interesaba que vieran tradiciones culturales vivas, tejido de sombreros, los picapedreros, porque en Barichara todo está muy vivo. La película es de época y servía mucho mostrarles las tradiciones”, dice Alejandra.
Un mes después le preguntaron si quería ser su consultora, una de 11 expertos colombianos que les hablaron desde la arquitectura hasta la flora. Ella tuvo que hacer una reflexión sobre la identidad colombiana, las tradiciones; pensar en qué haría falta que se viera en la película para que se sintiera Colombia. “Yo les recalcaba que era una misión muy importante, con
un potencial enorme para el país y, efectivamente, creo que la película lo logró. Tiene un mensaje fundamental para el país y toca fibras muy importantes y un mensaje de esperanza”.
La reflexión partía de temas que ellos buscaban. Ella leía los guiones y comentaba sobre ellos, respondía las dudas. “Mi enfoque fue reflexionar sobre la identidad. También
hablamos mucho sobre el ‘realismo mágico’. Qué distingue este género, cómo nos contamos los colombianos y los latinoamericanos en general y, también darles mucho contexto histórico. Hice una investigación de archivo para el vestuario, la época. Entonces me fui a la Biblioteca Nacional, al Museo Nacional, para mandarles referencias sobre cómo eran los pueblos, las ciudades. Cómo eran los conflictos en esa época, estuve investigando sobre la Guerra de los Mil Días”.
Alejandra explica que, inicialmente, la película estaba pensada sobre Latinoamérica, pero cuando viajaron a Colombia se decidieron por la cultura del país.
“Ellos tenían una idea muy positiva de Colombia. A partir de ese viaje quedaron fascinados por la diversidad de culturas, etnias y ecosistemas. Ese tema de la diversidad les interesaba muchísimo:
representar esa diversidad dentro de la historia. La familia es diversa y puede servir como metáfora de un país. Ellos querían integrar que cada persona de la familia representara un aspecto de la cultura colombiana.
Tres claves sobre Colombia
Pero hablar de Colombia y su diversidad es hablar de muchos mundos así que había que escoger qué mostrar. “Yo aspiraba a mostrar tres aspectos claves: el primero era la relación con lo sagrado.
Lo sagrado, para mí, es una manera diferente de habitar el mundo, que es lo que sucede con el ‘Realismo mágico’. Gabirel García Márquez siempre decía: “Yo no me inventé nada. Yo escribía lo que me contaron o lo que vi. Esa realidad es una manera distinta de contar el mundo que yo la arrastré mucho a nuestra diversidad cultural de las ramas indígena y africana en Colombia.
“Todas estas cosmogonías que existen en este territorio se unen y así nos da una manera distinta de habitar el territorio. Suceden cosas mágicas, hay un pensamiento mágico porque el territorio tiene unas connotaciones mágicas de estas raíces afro e indígena. Eso era fundamental. Cómo era la relación con lo sagrado. Cómo la mayoría del territorio colombiano eran territorios indígenas donde, por ejemplo,
el agua es sagrada. Por eso el milagro (en la película) ocurre en un río porque, el agua es sagrada en la mayoría de culturas indígenas colombianas”.
Otro tema era la ruralidad del país. Porque Colombia ha tenido un proceso de urbanización desde la segunda mitad del siglo pasado, algo muy reciente, relativamente, pero muchos no saben que es ser del campo. “
Lo segundo era que yo quería representar bien la ruralidad colombiana. Que se sintiera que la película es en un pueblo, que la película le hiciera honor a la ruralidad”.
Ahí fue importante la casa. Que hubiera cultivos de café alrededor de la casa y, que las personas de la casa mostraran que había una relación entre ellas y la gente del pueblo.
“Ellos salen de visita al pueblo, el pueblo va de visita… Es una relación comunitaria y no relaciones aisladas en donde la casa podría estar en la mitad de la nada, no. Esta casa está en un pueblo, que es el pueblo de Encanto. Entonces, todas las reflexiones sobre la identidad colombiana están relacionadas con las tres raíces y nuestra búsqueda de identidad continua:
al principio queríamos ser españoles, luego queríamos ser franceses con la República, luego, en el siglo XX, tenemos modelos económicos que vienen de EE. UU. Siempre es como querer ser algo distinto”. Pero, bueno, reflexionemos qué es lo que somos.
La tercera clave es que estuviera históricamente acertada. La película no tiene una fecha, pero está inspirada en que podría ser principios del siglo XX. Entonces, se trabajó mucho cómo era esa época, cuál era el contexto en el que estaban esos personajes”.
La identidad, en todo caso, es todo un tema. Al final es difícil unir todo, pero el aire de Colombia queda, y Alejandra cree que en la cinta hay una devolución para los colombianos.
“Creo que hace que las personas tengan distintas reflexiones sobre su pasado. muchas personas salen pensando:
bueno cómo será la historia de mi abuela… mi abuela también es muy dura, ella también vino de un pueblo, ella también estuvo desplazada por equis razón… me parece que logra despertar preguntas que son importantes que nos hagamos como colombianos y logra inspirarnos la ruralidad para muchas personas que no tienen ese conocimiento. Personas que por estar en las ciudades han perdido ese legado, pueden venir ahora y recordar todo lo que somos, todas las tradiciones que somos, eso es lo más impactante: que es una película de una casa animadora llena de tradición, tan enorme, con un impacto cultural tan grande que termina inspirándonos a nosotros, al público colombiano.
“Los hijos de una amiga decían que por qué los pueblos tienen las calles de piedra si los pueblos a los que han ido son pavimentados…
Nosotros también desconocemos nuestra propia diversidad y es hermoso que nuestra diversidad inspire cosas como estas y nosotras las veamos y nos inspire también”.
www.periodicoarteria.com