Querido Claudio. Parto esta carta con un recuerdo. La pelota ha tenido muchos apodos. La “redonda”, la “pretenciosa”, la de “veleidosa”. A mí, la que más me gusta es la “gorda caprichosa”.
Cuántos partidos, campeonatos, Libertadores o boletos a un Mundial se han perdido por esa “gorda caprichosa”, que no quiso entrar, porque sencillamente ella estaba sentida con los que no saben tratarla.
Y pienso en esa “gorda caprichosa” y te veo. A ver, dicen que los entrenadores que entran en Pinto Durán, lentamente van cambiando su forma de ser. Empieza el delirio de persecución que, según los médicos, es la imaginación de la persona, que cree que todo el mundo le quiere hacer mal.
Te cuento, querido Claudio, que fue ahí donde el Juvenal de Universidad Católica comenzó a ensimismarse cuando dirigió la Selección. Creí que mis enemigos estaban en la prensa. Me peleé con todos y caí en una depresión severa y un miedo a las multitudes. Me tardé 3 largos años en sanar con un psiquiatra especialista.
Hoy quiero abrir mis secretos de camarín, porque veo que lentamente el Claudio Borghi que yo admiraba, el que seducía con su sonrisa y su buen humor, aquel que por más de 4 años en Chile jamás un periodista lo encabronó, hoy está desapareciendo, perdiendo convicción, disciplina, está intolerable y, lo que es más grave, está errando en sus decisiones, sólo para pasarle la cuenta a un DT argentino que hoy está de moda y que sólo quiere dirigir la Roja, lo cual es reprochable en su caso, pues termina desequilibrando a MI Selección.
En el curso de entrenadores que hice en Francia, aprendí que nunca un DT debe, por conflictos personales, perjudicar con su decisión al equipo. Y Johnny Herrera, sé que lo tienes claro Claudio, es por lejos el mejor arquero que juega en Chile y después le siguen Nicolás Peric y Toselli, quien aún está en formación.
Alguien me contó, Claudio, que te enojaste conmigo porque dije que el equipo contra Colombia jugó con temor, sin un padrón, que jamás acorraló a Colombia y que te equivocaste al responderle a Sampaoli, pues el DT de la Roja no está para peleas chicas. Pero te equivocaste y nos perdimos a Charles Aránguiz, el mejor jugador chileno de los dos últimos partidos.
Te enojaste también porque dije que, tal como Sulantay y Bielsa, tú tampoco le has puesto el cascabel a Gary Medel, el gran mediocampista de Chile, que hace lo que se le antoja en Chile, pero que en España se porta como caballero.
Pero aún hay tiempo, Claudio. Y con mucho cariño y admiración, te digo:
1. No te quejes por las críticas. A mí me sacaron la cresta 10 veces más y morí como los choros.
2. Estás fuera de tu centro y por eso la estás embarrando con tus decisiones, como con Johnny Herrera. Yo también cometí este error, por siaca.
3. Córtala con la soberbia. Se te nota mucho que hoy todo lo que decides es para callar a Sampaoli. A mí la soberbia me mató.
4. Vuélvete a reír, poh. Imagina que a ti hasta los hinchas del Colo y la “U” te quieren. Yo jamás tuve tu carisma, aunque en la pista de baile tengo mis cositas.
5. Y, por último, aprovecha lo que dejé. Todos se rieron del nuevo camarín, ¿y? Ahí están las cámaras hiperbáricas y la concentración en Calama, que de algo te sirvió en Bolivia, parece.
Claudio, en tus manos está una generación dorada del fútbol chileno, así que saca lo mejor que tienes dentro, que no se muera el Borghi seductor. Aprieta los tornillos de los poco confiables, clasifica al Mundial y rompe todas las marcas. Uruguay llegó cuarto y no tiene mejores jugadores que nosotros.
Y por último, gordo afectuoso, tienes todo para ser el mejor DT de la historia de Chile, pero no dejes que la soberbia te coma, como me comió a mí. Ah, y se me olvidaba, por favor contéstame algún correo.
Que tengas éxito…
Juvenal Olmos, ex seleccionador de Chile.
