Franprofe
Pajer@
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Mis papás, y mi familia en general también me enseñaron lo mismo. En la U igual era kamikaze para las comidas, soy guata de tiburón y nunca me enfermé, claro que en Conce en esos años no habían hatianos y su comida multicolor.Desde chico me dijeron: no compris ni una wea para comer en la calle.
Cuando volvi a santiago por el 2000, lo primero que me dijeron unos compañeros de la u: vamos a comer unas sopaipas. Y yo por curiosidad y ahuasamiento (al estilo yo vengo de san rosendo) acepte . El resultado? Una cagadera demoniaca de un dia completo. Cuando soltaba los chorros de mierda me acordaba del sabio consejo de mis viejos.
Nunca mas.
Si los carritos "formales" son una cochinada. Imaginense los otros. (Una vez pase por gral velasquez y estaba lleno de haitianos con sus parrillas fetidas. Mi sorpresa fue que era un grisaceo el que les proveia la carne, la cual la tenia oculta al lado de un paradero en una caja de carton en el piso y tapada con unos trapos, y hacian mas de 30 grados)
En Santiago me tiento con sopaipillas de carrito, el aceite hirviendo mata cualquier bicho que tenga y por qué las compro a las típicas viejitas gordas y grises, también le compraba a un peruano muy piola.
Ahora, jamás de los jamases compraría comida a un hatiano, simplemente por qué dado el nivel de pobreza y atraso de su país no tienen los hábitos de higiene que en Chile ha costado años que la población asimile.
Tampoco comida que implique manipulación y preparación. Es un riesgo en cualquier situación