En
Chile existen dos instituciones relacionadas con la prisión perpetua. Por un lado, está la prisión perpetua como tal, que se traduce en la imposibilidad de ser objeto de beneficio intrapenitenciario alguno o de algún otro por conducta (salida dominical, reclusión nocturna, por ejemplo), por 20 años. Por otro lado, al derogarse en mayo del año
2001 la
pena de muerte para delitos civiles y militares en tiempo de
paz, se estableció en reemplazo la llamada pena presidio perpetuo calificado (artículo 32 bis del
Código Penal de Chile). Ésta última no permite al condenado acceder a ningún beneficio por el plazo de 40 años, y esto sólo con la aprobación por mayoría de los miembros en ejercicio de la
Corte Suprema de Chile. Se encuentra contemplado como la pena más alta sólo para algunos delitos: atentado contra la seguridad exterior de la República seguida de
guerra (art. 106 del Código Penal),
secuestro con
homicidio o
violación (art. 141 del CP), homicidio de un fiscal del Ministerio Público o defensor penal público en razón del ejercicio de sus funciones (art. 268 ter del CP),
violación con homicidio (art. 372 bis del CP),
parricidio(art. 390 del CP), y
robo con violación u homicidio (art. 433 Nº 1 del CP).