Jean Paul Getty: El fundador de la Getty Oil Company amasó su fortuna durante la Gran Depresión. Con el paso de los años llegó a tener intereses en más de 200 empresas, hasta que en 1966 el Libro Guinnes de los Records lo designó el ciudadano privado más rico del mundo. Cuando murió, en 1976, contaba con una fortuna de unos dos mil millones de dólares de la época. Su tacañería llegaba al extremo de haber instalado un un teléfono de pago en su mansión. Además, en los años 70 se negó a pagar un rescate de 17 millones a cambio de la libertad de uno de sus nietos. Cuando los secuestradores enviaron una oreja del chico a un periódico aceptó entregarles sólo 2,2 millones de dólares.
John Elwes: Este político inglés fue la inspiración de Dickens a la hora de crear a Ebenezer Scrooge. Elwes poseía una fortuna superior a los 21 millones de euros actuales. Sin embargo, vivía como un pobre en una casa ruinosa. Su ropa eran casi harapos y se iba a la cama cuando caía la noche para evitar gastar dinero en velas.
Ingvar Kamprad: El fundador de IKEA es una de las personas más ricas del planeta. Aunque su fortuna se estima en seis mil millones de dólares, este empresario sueco conduce un Volvo de hace 15 años, vuela en clase turista y recicla las bolsas de té. También es conocido por ahorrar en impuestos, ya que en los años 70 cambió su residencia a Suiza, país mundialmente reconocido como paraíso fiscal.