El amarillo de Codina va donde calienta el sol, y como sus amiguis de la Asociación de Municipalidades iban todos remando para apoyar el estallido delictual, el no podía ser menos. Y hoy, por tercer (o cuarto, ya no recuerdo la cuenta) período como alcalde, sigue teniendo la comuna abandonada a su suerte. Es cosa de pasearse por Concha y Toro desde Elisa Correa hasta el río y se ve que la gente hace lo que se le de la gana (puestos de ambulantes que hace un montón de años salían arrancando cuando veían a los pacos ahora se ponen hasta con toldos, mesas enormes, y un largo etcétera de productos de dudosa procedencia incluso fuera de la comisaría y la prefectura). Si cuando vivía en el centro, al salir del metro tenía que ir surfeando entre la gente apelotonada, los puestos instalados en la vereda (ancha, como 3 metros) dejando un espacio de 1 metro para el paso de peatones, y obligado a esperar cada vez que una vieja se ponía a vitrinear en algún puesto. Eso sin contar el bullicio de los canticos e himnos de los canutos a la salida del metro, los de "la diosa madre" que te andaban persiguiendo y poco menos que sacandote los audífonos si no los pescabas, el mal olor del meadero afuera de la estación, etc, etc...
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