Mira, la verdad es que nunca he tenido necesidad de pelear en la vida. Aunque si reconozco que me hubiese gustado chantarle un par de combos a los amariconaos de mis compañeros de curso. Esto es, porque durante toda la básica sufrí mucho bulling de parte de estos weones que se juntaban para atacarme por la espalda y luego salir corriendo. Nunca pude pillar a ninguno y pelar como hombres. Eso me recuerda a varios antronianos que actuaron del mismo modo.
El otro episodio fue cuando volvía de catequesis. Un weón del pasaje donde veía que era más tranquilo la xuxa, se quiso dar de macho alfa y me enfrento a la entrada, frente a sus amigos y familiares. En un par de movimientos lo tire al suelo y lo tenía listo para aforrale un puñete. Solo lo mire con la maño empuñada y luego lo deje ir mientras recogía mi libro de catequesis. Las enseñanzas que había aprendido ese día del señor Jebús y la humillación por weón que le provoque, me bastaron
Pero me hubiese gustado aprender Kung-Fu, más que nada por la serie que era popular en esos años y por las pelis de Karate Kid