Kititta
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hermanita describa más detalladamenteme excita cuando hablan de penes
Bueno, te contaré un cuento para que se lo puedas leer a tus nietos
Todo empieza con una pareja que se conoce hace poco y una salida piola, los dos se hacen los buena tela e intelectuales, hablando temas trillados de la vida, siempre tratando de presumir madurez.
Después de unas chelas y buena música en un lugar un poco rasca, pero no tan flaite, que por supuesto paga como todo un caballero,
él la invita a ver alguna película en un cine shuer artisticoh porque sale más barato y porque los hace ver más interesados en el séptimo arte que el resto de los mortales. Hay poca gente en el lugar, la función de las 7 de esa película mala no tiene mucho público, de todas formas se ubican en la parte de atrás, como para estar más solos, no compran nada porque las palomitas están mas caras que la chucha.
Como recurso básico de las películas independientes malas siempre hay una flaca culiando, ella mira al poco agraciado esperpento que la invitó quizá con alguna intención de que viera esa película como indirecta, ella lo mira a la cara y el se rie, mientras él se da cuenta de su risa escondida, pero que se nota con la luz del proyector la encuentra más hermosa.
Pasan unos minutos y él le toma la mano, y ella se acerca y lo mira con cara de "quiero que me partai en cuatro, pero no puedo ser tan maraca",
no se dan cuenta cuando empiezan los besos tímidos en el cuello ( que hacen que él sienta un breve cosquilleó rico en el pirulín) y después los besos apasionados que sólo se ven interrumpidos por los brazos de las butacas que molestan para poder abrazarse. Entre la calentura del momento ella aprovecha para bajar su mano desde el cuello hacia el cierre del pantalón de él, bajándolo lentamente e introduciendo su mano para para masajearle el cabeza de haba. Él se acomoda para facilitar la labor de su compañera y devuelve la acción tocándole las bubis y cambiando la radio como buscando una estación perdida que ya dejó de existir con el tiempo.
En una arriesgada maniobra que puede significar el término de este felíz momento, él la toma del pelo y hunde su mano tratando de bajar su cabeza hasta dónde puede otorgarle más placer. Para su sorpresa, y a diferencia de otros fallidos intentos en el pasado, ella accede de manera natural y voluntaria. Para no desperdiciar ningún segundo de este instante mágico, él se desabrocha el botón que aún estaba en su lugar, se inclina un poco para aflojar sus jeans regalones, y ve con regocijo como ella se arrodilla, semi doblada, pero cómoda entre las butacas, para proceder a besar su miembro antes de metérselo a la boca. Desde su perspectiva, se mantenía atento como un vigía en las torres de Flandes, atento a cualquier movimiento en las butacas cercanas a la pantalla, en las que sólo se veía una pareja de mediana edad. Ella realizaba su labor de una manera tímida, pero con la expertíz y atrevimiento moral similar a la de una mujer de 40 vengándose del marido.
Ella, mientras realizaba tan noble acto de entrega y amor, pensaba en que para todo lo que se alumbraba ese culiao, igual la tenía chica y media doblada, pero, por último se notó la preocupación del agua y el jabón, a diferencia de anteriores, en los que el hedor a queso se impregnaba en el ambiente como el pan tostado inunda las mañanas en su pensión cada día. Ella era consciente de que al iniciar esta labor, ya no había vuelta atrás, siempre se debe terminar lo que se empieza, decía su abuelita. El trabajo se volvía cada vez más exigente, ya que el comenzaba a tomar su cabeza y apoyarla fuertemente contra su nepe, ella entendió esta sutil invitación y cedió a introducirlo lo más profundo que pudo en su garganta, a pesar de que las arcadas no se hicieron esperar, decidió que aguantaría, de esta forma la cosa se puso más harcore, los sonidos se disipaban con los diálogos de la pelicula, el momento parecía perfecto.
Para la sorpresa de ambos entraron dos hipsters, a lo que él reaccionó poniendo las mochilas de ambos sobre la cabeza de ella para disimular la acción, el golpe de luz inicial los hizo casi invisibles y los invasores se ubicaron en las butacas delanteras sin imaginar que, sin quererlo, formaban parte de una historia que involucraba traición, mentiras, celos y muerte. No mentira, es solo la historia de un mamón.
- sigue no más.-susurró él, entendiendo por el contexto que la hora del final se acercaba. Ya, respondió ella.
Entre el calor del momento, y de las mochilas que aún la cubrían ella procedió a succionar de maneras pausadas y alternando su boca y sus manos, hasta que sin decir palabra alguna y sin previo aviso, una parte de su compañero se sintió disipándose en su lengua, para posteriormente sentí la acidez de su sabor, muy parecido al metal. Para que la experiencia de esta historia existiera solo en sus corazones, procedió a tragar con su adolorida garganta y dar fin a este momento, quitándose los bolsos que la cubrían, para ver la cara de su cita, quien tenía una sonrisa cansada, un gesto de aprobación fue el indicio que los condujo a abandonar esa obra maestra del séptimo arte de Kazakstán para salir de la sala.
Mientras emprendían su huida furtiva, escucharon, entre murmullos, que uno de los hipster decía a su compañero barbón:
- Cachaste a los que estaban atrás, la mina le estaba haciendo un mamón. El otro individuo, con atónita mirada, ceñía el entrecejo para ver como se cerraba la puerta de la sala sin reconocer la cara de ninguno de los dos amantes.
Después de unas chelas y buena música en un lugar un poco rasca, pero no tan flaite, que por supuesto paga como todo un caballero,
él la invita a ver alguna película en un cine shuer artisticoh porque sale más barato y porque los hace ver más interesados en el séptimo arte que el resto de los mortales. Hay poca gente en el lugar, la función de las 7 de esa película mala no tiene mucho público, de todas formas se ubican en la parte de atrás, como para estar más solos, no compran nada porque las palomitas están mas caras que la chucha.
Como recurso básico de las películas independientes malas siempre hay una flaca culiando, ella mira al poco agraciado esperpento que la invitó quizá con alguna intención de que viera esa película como indirecta, ella lo mira a la cara y el se rie, mientras él se da cuenta de su risa escondida, pero que se nota con la luz del proyector la encuentra más hermosa.
Pasan unos minutos y él le toma la mano, y ella se acerca y lo mira con cara de "quiero que me partai en cuatro, pero no puedo ser tan maraca",
no se dan cuenta cuando empiezan los besos tímidos en el cuello ( que hacen que él sienta un breve cosquilleó rico en el pirulín) y después los besos apasionados que sólo se ven interrumpidos por los brazos de las butacas que molestan para poder abrazarse. Entre la calentura del momento ella aprovecha para bajar su mano desde el cuello hacia el cierre del pantalón de él, bajándolo lentamente e introduciendo su mano para para masajearle el cabeza de haba. Él se acomoda para facilitar la labor de su compañera y devuelve la acción tocándole las bubis y cambiando la radio como buscando una estación perdida que ya dejó de existir con el tiempo.
En una arriesgada maniobra que puede significar el término de este felíz momento, él la toma del pelo y hunde su mano tratando de bajar su cabeza hasta dónde puede otorgarle más placer. Para su sorpresa, y a diferencia de otros fallidos intentos en el pasado, ella accede de manera natural y voluntaria. Para no desperdiciar ningún segundo de este instante mágico, él se desabrocha el botón que aún estaba en su lugar, se inclina un poco para aflojar sus jeans regalones, y ve con regocijo como ella se arrodilla, semi doblada, pero cómoda entre las butacas, para proceder a besar su miembro antes de metérselo a la boca. Desde su perspectiva, se mantenía atento como un vigía en las torres de Flandes, atento a cualquier movimiento en las butacas cercanas a la pantalla, en las que sólo se veía una pareja de mediana edad. Ella realizaba su labor de una manera tímida, pero con la expertíz y atrevimiento moral similar a la de una mujer de 40 vengándose del marido.
Ella, mientras realizaba tan noble acto de entrega y amor, pensaba en que para todo lo que se alumbraba ese culiao, igual la tenía chica y media doblada, pero, por último se notó la preocupación del agua y el jabón, a diferencia de anteriores, en los que el hedor a queso se impregnaba en el ambiente como el pan tostado inunda las mañanas en su pensión cada día. Ella era consciente de que al iniciar esta labor, ya no había vuelta atrás, siempre se debe terminar lo que se empieza, decía su abuelita. El trabajo se volvía cada vez más exigente, ya que el comenzaba a tomar su cabeza y apoyarla fuertemente contra su nepe, ella entendió esta sutil invitación y cedió a introducirlo lo más profundo que pudo en su garganta, a pesar de que las arcadas no se hicieron esperar, decidió que aguantaría, de esta forma la cosa se puso más harcore, los sonidos se disipaban con los diálogos de la pelicula, el momento parecía perfecto.
Para la sorpresa de ambos entraron dos hipsters, a lo que él reaccionó poniendo las mochilas de ambos sobre la cabeza de ella para disimular la acción, el golpe de luz inicial los hizo casi invisibles y los invasores se ubicaron en las butacas delanteras sin imaginar que, sin quererlo, formaban parte de una historia que involucraba traición, mentiras, celos y muerte. No mentira, es solo la historia de un mamón.
- sigue no más.-susurró él, entendiendo por el contexto que la hora del final se acercaba. Ya, respondió ella.
Entre el calor del momento, y de las mochilas que aún la cubrían ella procedió a succionar de maneras pausadas y alternando su boca y sus manos, hasta que sin decir palabra alguna y sin previo aviso, una parte de su compañero se sintió disipándose en su lengua, para posteriormente sentí la acidez de su sabor, muy parecido al metal. Para que la experiencia de esta historia existiera solo en sus corazones, procedió a tragar con su adolorida garganta y dar fin a este momento, quitándose los bolsos que la cubrían, para ver la cara de su cita, quien tenía una sonrisa cansada, un gesto de aprobación fue el indicio que los condujo a abandonar esa obra maestra del séptimo arte de Kazakstán para salir de la sala.
Mientras emprendían su huida furtiva, escucharon, entre murmullos, que uno de los hipster decía a su compañero barbón:
- Cachaste a los que estaban atrás, la mina le estaba haciendo un mamón. El otro individuo, con atónita mirada, ceñía el entrecejo para ver como se cerraba la puerta de la sala sin reconocer la cara de ninguno de los dos amantes.
Ojalá te haya quedado más claro
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