Solo un zurdaca amante de los tambores, las balticas y orines podría desaprobar una actuación así.
Mi viejo siempre cuenta que en su juventud incluso los colegios y liceos salían a marchar con sus bandas y para los jóvenes y sus familias era un orgullo enorme salir a desfilar representando a su colegio, tradición que se perdió después de la vuelta a la democracia. Lo cual es una pena, ya que una banda de ese tipo ayuda a la disciplina, la concentración y de paso le da un hobby sano a los cabros.