El progre vive de slogans, no de realidades.
Hay una frase de los Underwood -los Demócratas de House of Cards- que es super extrapolable al ideario de las cúpulas progre representadas por los Kenneth Giorgio Jackson Drago:
Primer mandamiento de la cúpula progre:
"El pueblo no sabe lo que necesita. Nosotros si"
Que aplica a diario al trato con la masa progre de base facilmente evangelizable e ignorante, convenciendola de un peyorativo nihilismo culpable (soy shileno, soy una mierda porque lamentablemente alguna vez me reí con el MCC, debo expiar el pecado de ser shileno), masa que termina confundiendo su acriticidad cultural por ausencia de herramientas interpretativas -analfabestismo, bertismo, como se le quiera llamar- con falta de convicciones, y las nuevas convicciones que expian el pecado de ser chileno solo se pueden corresponder con lo programado por la cúpula progre, pues es la única manera de expiar el pecado capital de haberse reído alguna vez con el MCC. Y la cupula progre constantemente se lo hace saber.
El progre de las cúpulas solo apela a la emocionalidad visceral y banal, básica, subjetiva e incuestionable puesto que se considera a si mismo, como todo posmoderno, poseedor de la verdad absoluta -soberbia y arrogancia a la que denomina "convicción"- que con mera verborrea puede sustentar -incluso si dicha verdad se basa en el argumento más falaz, insípido y refutable-, y sabe que para el vulgo, hablar en jerga de panfleto lacaniano es tan exótico que parece salido de un ser realmente culto, y con mera reducción de esos largos panfletos sin sentido a muchos slogans, logran convencer a la gente -carente de identidad, sentido en la vida y de autocrítica por desconocimiento de herramientas lógicas para cuestionar por falta de cultura cívica y educación- que están haciendo lo moralmente correcto, que se pueden sentir parte de algo, porque son "buenos" por repetir como loro el slogan que crearon a la medida para idiotas que se quieren sentir moralmente revolucionarios pues no conocen ni se les ocurre otra manera de ser los buenos de la película.
Es imposible hacerlos entender con datos duros. Pues los datos duros derrumban su falso heroísmo, y revelan su necesidad narcisista de ser considerados políticamente correctos como mera reafirmación de un ego plagado de inseguridades por falta de educación.