Akiba Rubinstein
El Gran Maestro Zenón Franco nos acerca hoy la figura de uno de los maestros más fuertes del siglo XX, el polaco Akiba Rubinstein.
Akiba Rubinstein (1880 - 1961)
por Zenón Franco
Tuve la fortuna de escribir un libro sobre él,
Rubinstein Move by Move, para la editorial Everyman, por ahora solo está en inglés, voy a reproducir parte de la introducción:
"Noté que hay muy pocos libros sobre Akiba Rubinstein, a pesar de haber sido uno de los mejores jugadores del mundo durante varios años e incluso según Chessmetrics.com entre 1908 y 1914 fue en varios momentos el mejor. Rubinstein estuvo entre los cinco mejores desde 1907 hasta 1916 y también en etapas posteriores, pero mezcladas con un bajón notable, y con problemas de salud crecientes.
Es posiblemente también el jugador más fuerte que no llegó a ser campeón del mundo, se dice que hay jugadores extraordinarios que a punto estuvieron de ser campeones o que merecieron serlo, y se cita especialmente a Paul Keres, David Bronstein y Viktor Korchnoi, eso es indiscutible. La diferencia con Rubinstein es que ellos pudieron luchar por el título gracias a que el proceso de selección del retador del campeón del mundo ya estaba organizado por la FIDE, mientras que en tiempos de Rubinstein no, él nunca tuvo chances de luchar por el título.
La contribución de Rubinstein a la literatura ajedrecística es insignificante, no escribió casi nada, y cuando lo hizo, sus comentarios fueron relativamente simples, aunque naturalmente todo lo que diga alguien tan fuerte, siempre es interesante. Yuri Razuvaev, autor de uno de los pocos libros sobre Rubinstein lo expresó así: “Akiba Rubinstein no escribió sobre sí mismo ni sobre su Credo; ha dado la oportunidad a otros de juzgar su obra creativa”.
La tarea de escribir ese libro, tras estudiar y apreciar el estilo de Rubinstein en más profundidad fue muy agradable y puedo decir que aprecio más el maravilloso juego de Rubinstein."
Akiba (Akiva, Akiwa)
Kiwelowicz Rubinstein (Stawiski, Polonia 1 de diciembre de 1880 – Antwerp, Bélgica, 15 de marzo de 1961), aprendió a jugar relativamente tarde, entre los 14 y 18 años, y antes de los 20 decidió dedicarse profesionalmente al ajedrez.
Rubinstein tuvo la suerte de mudarse a Lodz (Polonia) que era un centro ajedrecístico en ese momento.
Sus progresos fueron imparables, en San Petersburgo 1909 Rubinstein logró uno de los más grandes triunfos de su carrera, 1º/2º empatado con el campeón del mundo Emanuel Lasker, a quien venció en el encuentro particular y quedó demostrado que era un aspirante al título mundial.
1912: “El año mágico de Rubinstein”
Entre febrero y septiembre de 1912 Rubinstein disputó y ganó cuatro fuertes torneos, fue 1º en San Sebastián, en febrero - marzo de 1912, 1º en Pistyan en mayo-junio de 1912, 1º/2º con Duras en Breslavia en julio-agosto de 1912 y 1º en el Campeonato Ruso, jugado en Vilna en agosto-septiembre de 1912.
También desafió por el título mundial a Emanuel Lasker en agosto de 1912, Lasker aceptó, y hubo negociaciones, pero el match no se concretó.
No hay constancia de torneos de Rubinstein en 1913, y luego Rubinstein solo hizo el 50% de la fase preliminar de uno de los torneos más fuertes de la historia, San Petersburgo, jugado en abril-mayo de 1914 y no se clasificó a la final.
A causa de la I Guerra Mundial Rubinstein jugó pocos torneos entre 1914 y 1918, y su fuerza decayó, ya no fue un aspirante al título, pero siguió jugando con frecuencia y era un jugador fuerte.
Rubinstein tuvo su último gran éxito al jugar como primer tablero de Polonia en la Olimpiada de Hamburgo en julio de 1930, con +13 -0 =4.
En la siguiente olimpiada de Praga en julio de 1931, Rubinstein nuevamente fue el primer tablero, hizo + 3, Polonia fue medalla de plata.
Estilo de juego
Emanuel Lasker (campeón mundial 1894-1921) describió las características de Rubinstein de esta manera: “Rubinstein captó a Steinitz. El estilo de Rubinstein fue desarrollado no en contradicción al de Steinitz, sino en un apasionado deseo de adoptar adecuadamente sus enseñanzas”.
Usando como base las enseñanzas de Steinitz, Rubinstein investigó ciertas posiciones buscando planes que contemplaran el medio juego e incluso a veces hasta los finales posibles.
Por su parte Max Euwe (campeón mundial 1935-1937) comentó: “El estilo del Gran Maestro polaco Rubinstein establece un nexo entre Steinitz y el presente. Tenía una sensibilidad espléndida para captar los requerimientos de la posición y era un jugador de ataque excepcionalmente dotado cuando la ocasión lo requería.
En todo caso, es en el campo de los finales donde muchos consideran que sus logros nunca serán igualados.
Especialmente en los finales de torre su juego era simplemente fenomenal. No obstante, su juego también tenía deficiencias, como lo mostraron sus partidas contra el gran táctico Spielmann...”.
Aquí Euwe cita uno de los defectos de Rubinstein, a veces fallaba en la táctica, pero naturalmente no era lo habitual, se dice que es a causa de haber aprendido a jugar relativamente tarde, entre los 14 y los 18 años.
Boris Gelfand destacó la gran virtud de Rubinstein, su tratamiento revolucionario del juego: “A diferencia de sus contemporáneos que basaban sus aperturas en descubrir una ingeniosa idea táctica y construir la estrategia de apertura enteramente sobre ella, Rubinstein seguía un procedimiento totalmente diferente, que fue descubierto en los años 50 y 60, un enfoque profundo. Se basa en el deseo de penetrar en los aspectos ocultos de la posición y en la “profundidad de un plan” (como dijo Nimzovich). En muchas de sus partidas uno puede describir la profunda conexión que existe entre la apertura y el final; en otras palabras, el esquema de apertura estaba destinado a ser eventualmente provechoso en el final. No estaba dispuesto a arruinar su estructura de peones en la apertura, ni siquiera con la intención de lograr ciertas ventajas obvias.
Analizando el trabajo creativo de Rubinstein uno puede descubrir que sus puntos débiles eran consecuencia de sus virtudes”, es decir que Gelfand considera que no se puede separar las inmensas virtudes de los pequeños defectos, especialmente en lo táctico, todo “viene en el precio”.
Sobre ese defecto principal, como curiosidad, citemos que existe un tema táctico en el Gambito de Dama llamado "La trampa de Rubinstein", que pierde un peón, lleva su nombre porque Rubinstein cayó en él dos veces hacia el final de su carrera, en Euwe-Rubinstein, Bad Kissingen 1928 y posteriormente Alekhine – Rubinstein, San Remo 1930.
Yuri Razuvaev definió así al estilo de Rubinstein, “A veces podía procrastinar, pero nunca apresurarse”, Gelfand destacó que eso podía convertirse en un problema ante jugadores de juego concreto como Alekhine. “El juego concreto al máximo de Alekhine, su poderosa voluntad de crear y solucionar problemas en cada jugada desconcertaba con frecuencia a Rubinstein; esto sucedió hace muchas décadas, cuando esa manera de jugar no estaba tan de moda como ahora”.
Sobre lo que no hay ninguna objeción, y Rubinstein está en la cima, es el tratamiento de los finales de torre, Savielly Tartakower lo corroboró y dijo, “Rubinstein es el final de torres en el ajedrez, tocado por los dioses hace mil años”.
Yendo a una visión más global del juego de Rubinstein, Richard Reti dio una descripción con la que los estudiosos del juego de Rubinstein se sentirán (nos sentiremos) identificados: “Cada jugada es necesaria y oportuna, en realidad no es una lucha – es un progreso sistemático en el camino a la victoria, sus partidas dan la impresión de ser una gigantesca construcción, donde no puede moverse ni una sola piedra”.
Kasparov dijo algo similar “Por la pureza y la lógica de su estilo de juego, este gran artista del ajedrez es comparado con un escultor antiguo, cuyo delicado y monumental trabajo provoca admiración...”
Yuri Razuvaev destacó que “Rubinstein tiene la habilidad especial de encontrar la casilla correcta para cada pieza”.
El pensamiento preventivo, qué pieza cambiar, cuál conservar y cómo maniobrar para mejorar la efectividad de las piezas eran un arte que Rubinstein manejaba con absoluta maestría, lo veremos repetidamente en sus partidas.
Un último testimonio sobre la importancia de Rubinstein: “No debemos olvidar a Rubinstein, un increíblemente talentoso y fantástico jugador. Es una pena que, con su inmenso conocimiento del ajedrez, no haya logrado ser campeón mundial. A veces creaba verdaderas obras de arte ajedrecísticas y estaba muy por delante de su tiempo. Para comprender esto es necesario revisar una colección de sus mejores partidas” (Vladimir Kramnik).