Hace 18 años, durante la campaña electoral de 2005, la opinión pública se remeció con la conformación del pacto ‘Juntos Podemos Más’; donde la entonces Concertación se alió con los comunistas para fortalecer la postulación de M. Bachelet como candidata presidencial.
En aquel tiempo, recuerdo muchas criticas y visiones antagónicas de cada sector; además de los comentarios de quienes vivimos la transición y sus coletazos. Pero lo que más quedó, fueron los rayados en las paredes, de gente anónima que reflejaba el descontento de unos y otros: ‘Jotoso, ¿Cuánto vale tu conciencia?’ / ‘Comunachos chupapicos’ / ‘PC vendidos, traidores’ y más similares.
El pacto Concertación-PC, que no sólo permitió elegir a Bachelet, introdujo a la extrema izquierda como actor político significativo. Y ellos, creyéndose importantes en ese acuerdo, terminaron metiéndosela hasta el fondo a los ingenuos. Desde ahí, la historia es conocida: El PC, infiltrado en escuelas y universidades, armó a todo el Frente Amplio como palos blancos; desde la Revolución Pingüina a fin de endulzar el cuento al populacho, quien aún considera a los comunistas como demonios y enemigos de la República (cuestión que se reflejó en el triunfo de Borić sobre Jadue en las primarias 2021 y el plebiscito constitucional de 2022)
Hoy como ayer, ¿Cuánto vale la conciencia de la supuesta ‘derecha’ que es Chile Vamos? ¿En qué momento se vendieron - y rindieron - a la extrema izquierda?. Éste es el principio del fin con consecuencias que nunca buscaron: Por huevones, serán absorbidos por la derecha más extrema y los Republicanos (la caricatura de éstos, es parte del relato rojo), constituyéndose cual alternativa para quienes desean estabilidad y resolver los verdaderos problemas de las personas (V. gr. Delincuencia, inflación, inmigración descontrolada)