Los animadores japoneses les dijeron que lo hicieran, pero ellos se negaron argumentando que no contaban con el apoyo de la gente, y que Disney se encontraba en una posición de poder respecto a ellos, por lo que poco tenían que hacer. Quizás por ello terminaron sacando pecho y diciendo que su seria era radicalmente diferente a El rey león. Nunca obtuvieron ninguna llamada de Disney ni ninguna compensación.
Quienes sí se quejaron fueron cientos de animadores profesionales, que escribieron una carta abierta al estudio pidiendo que se reconociera la influencia.
Disney siempre la negó, aunque sí hubo alguien que se salió de la línea oficial, el actor Mathew Broderick, que dobló en la original a Simba, y que en una entrevista contó que cuando le contactaron para la película pensó que era una adaptación de la serie japonesa (que llegó a EEUU poco después de estrenarse en su país), y que de hecho él decía a todo el mundo que su trabajo era poner voz a “Kimba”. Sin embargo, el director Rob Minkoff, dijo al periódico The Times en 1994 que nunca escucho hablar de Kimba durante el tiempo que él estuvo en el proyecto.
Algo parecido a lo que declaró poco despuésla guionista Linda Woolverton al San Francisco Chronicle: “Esta es la primera vez que oigo hablar de Kimba o de Tezuka”. Un posible plagio que terminó de forma amistosa debido a la admiración que el estudio japonés sentía por Disney, y que ha dado pie a una historia que siempre perseguirá a El rey león.